El eclipse de Rodrygo
Puede ser el sacrificado para la final copera porque su situación se ha vuelto insostenible: sólo un gol en sus últimos veinte partidos.

Peleó en el campo y fuera de él para ser considerado uno de los Cuatro Fantásticos de pleno derecho. Pero el tramo decisivo de la temporada le está dejando sin la capa porque parece que se le han agotado los superpoderes. Desde febrero, Rodrygo ha vuelto al terreno de los mortales. Sólo un gol en los últimos veinte partidos con el Real Madrid (fue el 1-0 en el euroderbi del Bernabéu) y mirado cada día más de reojo por el Bernabéu. Para la final de Copa y con Ancelotti mandando batseñales de que quiere mutar de nuevo al 4-4-2 que le pide el cuerpo, Rodry está en la cuerda floja.

Es un futbolista que gusta mucho en el club y al propio Carletto, fiel defensor del 11 madridista, pero la temporada está en un punto que no admite licencias para reenganchar futbolistas. Es que Rodrygo ha pasado a no ser una amenaza directa para la portería rival. En 105 minutos contra la Real en el 4-4 de la vuelta de semis de Copa... cero tiros a puerta... como fueron también cero en la eliminatoria contra el Arsenal... cero en el Etihad... cero contra Rayo, Betis, Girona y Espanyol... Demasiadas noches en la que si el juego fuera Hundir la Flota sería agua y más agua. Sin tocados ni hundidos.
Un problema en un equipo que en este periodo de más de dos meses y medio de bajón de Rodrygo sigue sufriendo para guardar su propio arco. Desde febrero el promedio es de 1,3 goles encajados y sólo se quedó la portería madridista inmaculada en cuatro ocasiones. Con ese panorama, los de arriba están casi obligados por decreto a producir como mínimo sus números habituales.
A Rodrygo le está costando. La campaña pasada, una diana cada 212 minutos; en esta ha pasado a cantar gol cada 235′. Pero lo peor para él: los ha comprimido. Metió cuatro goles en Champions en una misma semana (22 de enero, doblete al Salzburgo; 29 de enero, otros dos al Brest) y sólo uno más en los diez partidos restantes. En Liga se salió con tres tantos entre las jornadas 17 y 20 y desde entonces, nada. Ciclotímico es un adjetivo que suele casar mal con el Madrid. Y Rodry se juega mucho de aquí al final.
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