El comité de expertos es un comité de intrusos
Todo el mundo está en su derecho de luchar por la institución a la que representa, pero no nos tratéis como idiotas. Nunca aceptaríais la independencia arbitral...
Con la edad, uno se vuelve nostálgico. Muchas veces nos aferramos a nuestros recuerdos creyendo que todo tiempo pasado fue mejor. Dicho esto, no veáis en este artículo un ataque hacia nadie; simplemente quiero constatar cómo me siento ahora con la deriva que el colectivo arbitral ha tomado o le han hecho tomar. Me da mucha pena por todas esas generaciones arbitrales que lucharon para ganarse el respeto y situar al árbitro como una figura profesional.
Me da pena que, por dinero, la actual plantilla arbitral haya vendido el trabajo que con tanto esfuerzo hicieron muchos árbitros en el pasado. Después de tanto ataque premeditado hacia la dirigencia pasada, era el momento de dejar de mirarse el ombligo, poner pie en pared y hacer frente a todos los arribistas que solo buscan controlar el arbitraje. No os equivoquéis; si pudiesen, de los primeros que prescindirían sería de vosotros.
Las palabras bonitas son solo eso. Hablan de independencia y os meten, para controlar designaciones, ascensos y descensos, a un comité de ‘expertos’, cuando lo mejor sería llamarlo comité de intrusos. Un experto, según la RAE, es una persona que tiene grandes conocimientos o está especializada en una materia. En esencia, un experto es alguien que domina un área específica y puede ser consultado por sus conocimientos y habilidades. Y sin tener nada contra esta comisión, ya que en lo que controlan son excelentes, no podemos llamar experto y dar poder de decisión, vía asesoría, a gente que de arbitraje no tiene ni idea. Si el simple hecho de ver partidos ya te da el título de experto arbitral, yo puedo tener el de entrenador experto. Y mi opinión sobre tácticas de juego, alineaciones y demás conceptos del juego no vale ni para discutir en redes sociales. Que frase tan acertada esa de zapatero a tus zapatos.
La disciplina no solo se impone, sino que se autoimpone. El respeto no solo se debe, se tiene. Si quieres que te respeten, respeta. Ni la Liga, ni la Federación han mostrado respeto y pagan con dinero ajeno la dignidad de un colectivo. El control del arbitraje siempre ha sido un sueño para la Liga y ahora, con un presidente de la RFEF timorato, estamos viendo su desembarco. Y, ojo, que no es ninguna crítica, que cada organismo tiene que luchar por lo que cree más justo, pero en esta reestructuración nos encontramos con una RFEF débil y muy permeable a presiones exteriores. Si un club pide la cabeza de la antigua cúpula del CTA, el débil presidente Louzán se la ofrece en bandeja de plata. Si la LFP, en su ansia de querer controlar todo, necesita hacerlo también con el arbitraje, se le van cediendo parcelas y cuotas de poder antes inimaginables.
Estas cesiones se van plasmando en querer suprimir la única figura federativa en un partido, la del delegado arbitral, o en controlar y usar los datos de los árbitros a través de una empresa de la Liga, que será la que tenga de su mano la IA. Es decir, nadie quiere arreglar el arbitraje. Todos quieren controlarlo. Y además, tienes que escuchar que quieren un arbitraje más independiente. Todo el mundo está en su derecho de luchar por la institución a la que representa, pero no nos tratéis como idiotas. Nunca aceptaríais la independencia arbitral.
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