Deco contra Deco
La advertencia sobre la autocomplacencia remite directamente al Barça de Rijkaard, a cuyo ascenso colaboró el brasileño..., pero al que también ayudó a caer.


Es imposible que, en muchos de sus comportamientos y declaraciones, el Deco director deportivo no se proyecte en el Barça de Rijkaard. El pasado martes, lo volvió a hacer. En la entrevista concedida a Catalunya Ràdio, dejó la segunda frase lapidaria del Barça 2025-26. De los productores de “los egos matan el éxito” de Flick, llegó la advertencia de “si los jugadores creen que la calidad está por delante del trabajo, tenemos un problema”.
Igual que Deco ha querido dibujar su Barça a imagen y semejanza de aquel del que formó parte, con un entrenador sin experiencia en el entorno azulgrana, y una plantilla configurada con una mezcla de jugadores con hambre y expertos con liderazgo, establece paralelismos en el éxito y en las dudas. Y ya se sabe que uno de los grandes pecados capitales que liquidaron al Barça de Rijkaard fue la autocomplacencia. Después de aterrizar en el Barça en el verano de 2004, Deco fue una pieza clave en el título de Liga del curso 2004-05; y del histórico doblete de la 2005-06, con la segunda Champions de la historia. Deco, sin embargo, también fue uno de los grandes señalados junto a Ronaldinho por la caída de rendimiento de un equipo que, de ganar todo, pasó a estrellarse con caídas inesperadas como la final de Supercopa contra el Sevilla, o la final del Mundial de Clubes ante el Internacional de Porto Alegre. Dos años después de no ganar nada (2007 y 2008), y con la estocada final del pasillo en el Bernabéu, Laporta le dio las llaves del equipo a Guardiola. La primera decisión fue contundente. Ronaldinho y Deco, a los que se consideraba malas influencias para Messi, fueron traspasados.
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Aquel Barça del ‘jogo bonito’, del que se tapó todo lo posible hasta que la realidad deportiva precipitó los acontecimientos, fue muy censurado por su pérdida de valores y su inclinación a la buena vida. Con la eliminación ante el Manchester United en las semifinales de la Champions de 2008, explotó todo. Deco tiene aquella lección presente. Y en su advertencia al vestuario puede pesar mucho el subconsciente de lo que pudo ser y no fue con aquel equipo que apenas duró dos años. Como muestra, este botón: “A Lamine hay que tratarle como un profesional, tiene que hacer lo que le toca hacer, como los demás. Y luego, la edad es la edad. Yo tengo 48 años, no 18”. Por experiencia propia, Deco es consciente de que tiene que estar muy atento a los movimientos del vestuario, especialmente después de una temporada de éxito. Habla por experiencia propia porque lo sintió en sus carnes. Tal vez habla contra sus propios fantasmas.
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