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RACING

De La Maruca a El Sardinero, la bonita historia de Mantilla y Mario García

El padre de Mantilla entrenó a ambos en atletismo y el padre de Mario regaló a Álvaro sus primeras botas de fútbol. Hoy entrenan juntos en el Racing

Mario García y Álvaro Mantilla, del Racing, en La Albericia.
Nacho Cubero

Álvaro tiene tres años más que Mario y en, cierta medida, le va marcando el camino. A Álvaro, camargués de Maliaño, le salieron los dientes en las pistas de atletismo de La Maruca, en Muriedas. Allí jugaba todas las tardes, tras el colegio, viendo como su padre, Fernando Mantilla, entrenaba a los atletas del Juan de Herrera y allí, como parecía lógico, comenzó a correr. Poco después, al magnífico estadio camargués llegó un pequeño santanderino, de Peñacastillo, al que Javier García, su padre, le llevó de la mano hasta Fernando Mantilla, que se encargó de guiar los primeros pasos en el deporte del pequeño Mario. A pesar de la diferencia de edad de los chavales, ambas familias hicieron una gran amistad hasta el punto de que cuando Álvaro quiso cambiar el atletismo por el fútbol fue Javier García, el padre de Mario, el que le regaló sus primeras botas de fútbol de tacos. Poco tiempo después, una tragedia sacudió a ambas familias: Fernando Mantilla falleció sobre el mismo tartán de La Maruca tras sufrir un infarto mientras entrenaba a sus chavales del Juan de Herrera.

El durísimo golpe no pudo con el amor al deporte que Fernando había inoculado de manera incurable a ambos chavales. Álvaro, ya futbolista, fue fichado por el Bansander, a donde le siguió al poco tiempo Mario, que hizo la mutación de las botas de clavos a las de tacos poco después que su amigo. La foto que acompaña estas líneas es de una fiesta fin de temporada de los bancarios, cuando uno destacaba en el equipo infantil y otro en el alevín. Más tarde su camino se separó momentáneamente: Álvaro se fue al Racing y Mario fichó por el Perines para proseguir su carrera futbolística. El verano pasado, sin embargo, Gonzalo Colsa se ocupó de volverles a juntar en el mismo club al fichar a Mario tras un brillantísimo último año de juvenil en el Perines.

Mario García y Álvaro Mantilla, en su etapa en el Bansander.
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Mario y Mantilla coincidieron en el Juan de Herrera de Maliaño, primero, en el Bansander, después, y ahora en el Racing.Familia Mantilla

La magnífica temporada que está firmando Mario a las órdenes de Ezequiel Loza en el Rayo Cantabria como lateral izquierdo no ha pasado desapercibida para Mikel Martija, que le tiene mucha fe, y que se ha encargado de poner en aviso a José Alberto, que rápidamente ha decidido verle de cerca en el primer equipo. Debutó a sus órdenes en la sesión a puerta abierta del último día del año en El Sardinero y esta semana sigue el de Peñacastillo trabajando con el primer equipo. Como su amigo Álvaro, Mario es muy poderoso físicamente y en su caso, además, es zurdo, se despliega muy bien en ataque y tiene un golpeo brutal con su pierna izquierda.

Entre los más de un millar de racinguistas que se acercaron el último día del año a los Campos de Sport estaba, como no podía ser de otra manera, Javier, el padre de Mario. Nervioso, quedó con un amigo de los tiempos del Juan de Herrera, Luzbel Fernández, buen racinguista también, para ver juntos el partidillo. La mañana resultó magnífica para todo el racinguismo y, muy especialmente, para la familia Mantilla y la familia García. Al final, tras la sesión de autógrafos, Álvaro Mantilla y Mario García posaron para la posteridad en el exterior de El Sardinero con Javier y con Luzbel. En la foto no sale Fernando Mantilla, pero seguro que también estaba allí.

Mantilla y Mario, del Racing, con el padre de este último y con un amigo de la familia.
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Mantilla y Mario tras el partidillo en El Sardinero del 31 de diciembre. A la izquierda, Javier, padre de Mario, y en el centro, Luzbel, amigo de ambos.Familia Mantilla