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Cuestión de calidad

Ni un pero se le puede poner al Barça en cuanto al desempeño de ayer en el primer tiempo del Clásico, hecho borrado por la malísima imagen del segundo. Sin cuatro titulares indiscutibles dominó el primer tramo. No concretó la superioridad porque le faltaba calidad, pero tácticamente y mentalmente era mejor. Como el fútbol es así, lo que pudo ser el 1-0 se transformó en el 0-1 tras una contra maestra blanca. Acertó el Madrid donde Raphinha erraba, en la acción definitiva. La calidad (o su ausencia) es así.

El mérito del Barça fue haber trascendido sus bajas y empezar bien contra un Madrid más necesitado en reivindicarse por el pasado reciente entre ellos y por la cercanía del título. Esto quiere decir que el sistema empieza a funcionar. Aun así, no fue suficiente. Cada partido tiene su historia propia y todo esto se olvidará ante la contundencia del resultado.

El gol en el final de la primera parte le dio alas al Madrid, que salió mejor en la segunda e inclinó el partido a su favor con espacios. Cada gol borraba una afrenta reciente, los blancos volaban una vez convencidos de que podían hacerlo. No hubo mucha más historia. El Barça, desfondado y revolcado, no podía tapar las goteras y se entregó a un intercambio de golpes perjudicial para sus intereses. Fue doloroso para el equipo culé.

El partido le recordó al Barça de dónde venía y dónde puede acabar si a la intensidad, de la que ya no se duda, pues se demuestra cotidianamente, no le suma calidad. Es un aviso para la dirección técnica y sus planes en el próximo mercado de fichajes, si es que puede hacer algo con las limitaciones económicas y de fair play. Lo que no se debe plantear es la venta de piezas esenciales, pues su ausencia se ha demostrado definitiva. Otra cosa es la duda sobre si algún delantero vale más por lo que puede dejar en caja que por lo que suele aportar. Una temporada en la que se gana la Liga no puede ser mala, pero un golpe así contra el máximo rival, dejará un sabor agrio que costará eliminar.