¿Qué fue de... Adebayor? ‘Manolito’ tiene su propia ONG
Oficialmente se retiró en marzo de 2023, tras no jugar desde marzo de 2020. Su vida tiene desde un intento de suicidio hasta una pelea con Kolo Touré. Ahora lidera una ONG.
Hubo un hombre que, durante seis meses, destronó al bipartidismo Benzema-Higuaín. En Togo se le llamaba Emmanuel y en Madrid, Manolito. Un gigante de 1,92 metros que dejó huella en Londres, Mánchester, Madrid, Kayseri y hasta Asunción. Y en casa, pues llegó a acusar a su madre, con la que no tiene buen trato, de hacer brujería para arruinarle la carrera. Porque Adebayor -he aquí su nombre artístico- es una de esas personas que está tardando en publicar su autobiografía. Y es que su vida es una historia como pocas, y aquí va un pequeño resumen: desde su amago de suicidio en Metz hasta su ONG para la ‘independencia’ de África, pasando por una carrera futbolística de 11 equipos. En marzo de 2023 se retiró, tras pasarse tres años sin jugar.
Amago de suicidio
Con apenas 16 años llegó a Europa para jugar en las categorías inferiores del Metz. Luciendo esa camiseta creció y se hizo adulto, una etapa que él mismo describe como un infierno, con un relato que hiela la sangre, pues llegó a planear su suicidio: "Todo lo que quería hacer era ayudar a mi familia, que era pobre, pero me presionaron mucho (su propia familia). No podía soportarlo. En Metz me pagaban unas 3.000 libras al mes y mi familia me pidió una casa que costaba medio millón. Además, el club estaba cansado de mí por mi comportamiento. Una noche me senté en mi cama y pensé: '¿Qué estoy haciendo aquí?, nadie está contento conmigo, así que, ¿para que seguir viviendo?".
Bajó a una farmacia cercana para comprar pastillas y provocarse una sobredosis. "Había una farmacia debajo de mi apartamento. Pedí bastantes paquetes de pastillas. Tantos, que no querían vendérmelos, pero les dije que era para una obra benéfica en Togo. Lo preparé todo. Estaba listo pero... Llamé a mi mejor amigo a media noche. Y me tranquilizó. Me dijo que tenía cosas por las que vivir. 'Tienes el potencial para cambiar África'. En ese momento consiguió quitarme la idea", confesó en una entrevista con el Daily Mail. Esa llamada y esas palabras de su amigo le frenaron.
Y siguió jugando al fútbol. Lo fichó el Mónaco y de ahí, salió al Arsenal, equipo de toda su carrera con el que más partidos ha disputado (142) y más goles ha marcado (62). Su siguiente destino, a cambio de 29 millones -mucho dinero para la época-, fue el Manchester City, donde salió de manera abrupta al Real Madrid: los ingleses ficharon a Dzeko con una inversión mayor (35 millones) y le dieron salida... ¡Tras una pelea con Kolo Touré! Llegaron a las manos y los citizens, cansados del 'conflictivo' Emmanuel, sondearon el mercado en busca de un traspaso.
Aparece el Madrid
A los blancos se les acababa de lesionar Higuaín con notable gravedad (espalda, varios meses de baja) y vieron en Adebayor una oportunidad. Pero había un problema: el togolés cobraba en torno a siete millones por temporada, un salario inasumible si había que sumarle un precio de traspaso. Es ahí donde Florentino, tras negociar, llegó a un acuerdo con el City: no pagarían nada por el préstamo, cesión gratis, pero a cambio el Madrid sí pagaría su ficha íntegra (unos tres millones, al llegar en enero). Aceptó el City, que tenía serias urgencias no sólo por darle 'boleto', sino por aligerar su masa salarial, pues estaba amenazado por la UEFA al acumular deudas.
Así llegó Adebayor al Madrid el 24 de enero de 2011, con una opción de compra de 14 millones que no se ejecutaría. Aunque su rendimiento fue tan sorprendente (8 goles, uno cada 139'), que muchos llegaron a pedirlo. Mourinho lo llegó a elegir por delante de Benzema en partidos importantísimos, como la final de Copa ante el Barcelona en Mestalla o la eliminatoria de Champions contra el Tottenham. Manolito, como se le apodó rápidamente, se volvió un ídolo en esos meses, un futbolista que lejos de esa papeleta de conflictivo descubrió en sí 'otro Manolito', un jugador simpático y alegre. Ajeno a los problemas.
Escala en Londres, rumbo a Turquía
Pero estos florecieron cuando finalizó su préstamo. El City volvió a abrirle la puerta de salida y lo cedió al Tottenham, que tras tenerlo cedido una temporada, decidió ficharlo en propiedad por otro curso, a cambio de 6 millones. Así acabó su vínculo con el Manchester City y tras ese breve contrato, también con los Spurs (su argumento para justificar su bajo rendimiento fue que su madre le había hecho brujería). No le renovaron y quedó libre. Pero no tuvo que mudarse de Londres, pues apareció para ficharlo el humilde Crystal Palace: defendió sus colores la temporada 2015-16, en la que ganó el título el legendario Leicester de Ranieri.
A partir de entonces, se acabó su carrera en una liga grande. Hizo las maletas y firmó por el Estambul Basaksehir, donde fue recibido en el aeropuerto como una absoluta estrella. Y su rendimiento no fue en absoluto malo: disputó 76 partidos y marcó 28 goles. De ahí, a otro equipo de Turquía, el Kayserispor, con el que sí firmó un rendimiento paupérrimo: estuvo sólo cuatro meses, pues rescindió su contrato en diciembre tras haber jugado sólo ocho partidos. Se fue a Paraguay, al Olimpia, donde sólo le dio tiempo a jugar cuatro partidos (y ver una roja), pues llegó el Covid, se pararon las ligas...
Una (no) retirada
Y Adebayor se ‘retiró’. Tras la cuarentena, no ha vuelto a jugar al fútbol. Y tres años después, este marzo, colgó las botas. Antes, llegó junio, finalizó su contrato con Olimpia y no se supo nada más. Por Asunción se cuenta que la cultura paraguaya le marcó tanto, que les visita a menudo y se le ve paseando por las calles con suma naturalidad y; atención, siempre con un tereré en la mano, una bebida hecha con hojas de yerba mate, agua con mucho hielo y pohá ñaná. Quienes han tratado con él aseguran que se volvió adicto, en el buen sentido de la palabra, a ese brebaje.
¿Qué hace ahora Adebayor?
Manolito fundó SEA, su propia ONG, que realiza una labor extensísima por todo el continente africano. De hecho, la principal misión de SEA es apoyar la agricultura para que África no tenga que depender nunca más de otros continentes. En ese sentido, Adebayor es una persona muy activa en redes sociales para mostrar todos los avances que está consiguiendo. Por ejemplo, colabora con Jeuf Zone Farm, otra ONG centrada en la alimentación, con la que ha compartido en alguna ocasión alimentos que él mismo ha cultivado en una granja que ha instalado en su propia casa.
La actividad de su Fundación no acaba en absoluto ahí. También apoya a la escolarización de menores y mayores de edad (“la educación es el arma más peligrosa para cambiar el mundo”, escribió) y la lucha por los derechos humanos en su país, reuniéndose hace poco con la UNPD. “Tienes el potencial para cambiar África”, le dijo su amigo aquella noche en Metz. Y eso es lo que está intentando, ahora, hacer con SEA. Cambiar África.