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FINAL COPA DEL REY | BETIS - VALENCIA

Serra: "El Betis es el equipo que mejor juega al fútbol en España"

A la tercera fue la vencida. Tras perder sendas finales con Mallorca (1991) y Betis (1997), en 2005 llevó al club verdiblanco a ganar su último título. Su carrera como entrenador se vio prolongada en la gestión como accionista mayoritario (Mallorca) y vicepresidente deportivo (Betis).

Lorenzo Serra Ferrer, junto a un aficionado del Betis.
Toni RodriguezDIARIO AS

Retirado, pero no jubilado, Lorenzo Serra Ferrer (La Puebla, 1953) se niega categóricamente a alejarse de la pasión de su vida y desde la barrera observa la actualidad futbolística con el ojo crítico que le concede la experiencia. La final de Copa de su Betis es una buena coartada para esta conversación.

—El fútbol ya es pasado para usted…

—No. Nunca lo será. El fútbol es mi vida, mi ilusión, mi pasión, me gusta, me entretiene, pero evidentemente ahora mi prioridad es la familia, estar con los amigos a los que, durante tantos años, precisamente por mi profesión, he visto menos. Atrás ha quedado mi etapa de entrenador, de director deportivo, de gestor… Eso está aparcado. Uno tiene que saber retirarse a tiempo.

—¿Quedó muy quemado después de su última experiencia en el Betis?

—No. Precisamente la experiencia es la que en esos momentos complicados te permite poner pausa, mirar hacia delante y contestar a tu conciencia. La perspectiva del tiempo te permite saber si te has equivocado, reflexionar, pero no, no me fui quemado.

—La última final de Copa que ganó el Betis fue con un tal Lorenzo Serra Ferrer en el banquillo…

—Y además de ganar la Copa, quedamos cuartos en la Liga, lo que nos clasificaba para jugar la Champions por primera vez en la historia del Betis. Recuerdo que en las semifinales tuvimos que superar al Athletic con dos empates a cero y finalmente nos clasificamos en los penaltis. Para mí, ese triunfo fue especial. Venía de participar en dos finales, la primera con el Mallorca contra el Atlético y la segunda con el Betis contra el Barcelona y había perdido las dos en sendas prórrogas.

—Ya comenzaba a pensar que era gafe…

—Tanto como eso, no, pero sí tenía esas espinas clavadas. En la final del 97, ganábamos 2-1 al Barça en el minuto 88. De la segunda final con el Betis siempre tengo presente la multitud, el beticismo echado a la calle durante el trayecto del hotel al Vicente Calderón. Había vivido cosas parecidas, pero ninguna como esa. Nunca había visto tanta ansiedad, tanta pasión, tanta ilusión. Fue una responsabilidad, una presión añadida a la propia de jugar la final.

—¿Y del partido qué recuerda?

—Sabíamos perfectamente el rival que teníamos enfrente, sus cualidades. Osasuna era un equipo fuerte, rocoso, práctico, directo. Todas las jugadas eran disputas. En el juego aéreo nos buscaban la espalda. No fue tan vistoso como la final del 97. Tuvimos que arropar el talento que teníamos con Joaquín, Marcos Assunçao, Oliveira, Edú… con una defensa fuerte, compenetrada. Nos adelantamos, pero no nos dio ni tiempo a poner la pausa necesaria que provocara ansiedad en el adversario. Nos empataron rápido y fue volver a empezar. Nos salieron bien los cambios y con el segundo gol ya no había tiempo para mucho más.

—¿Esta final le recuerda un poco a aquella contra Osasuna? Un equipo, el Betis, que quiere el balón, ser protagonista contra otro, el Valencia, más físico, que busca más el juego directo, menos elaborado…

—A priori, el Betis, como justifica la clasificación en la Liga, ha demostrado qué fútbol propone y ha sido superior, pero en una final todo es diferente. Lo que sí se tiene que tener claro es que, si has llegado hasta ahí con un estilo de juego, con unos criterios, tienes que mantenerlos y defenderlos. No abuso de mi pasión bética si digo que hoy el Betis está por delante, pero no me fiaría porque el Valencia tiene un entrenador muy competitivo, que sabe a qué juega, lo que le gusta y los jugadores seguro que lo aceptan. El Betis tiene futbolistas que desequilibran a través del talento y estos futbolistas en estos partidos en los que te acosan, te presionan, no te dejan pensar, son los que terminan marcando las diferencias. Para mí, Sergio Canales es don Sergio. Hay que reconocer la manera tan espectacular que ha tenido de crecer como lo ha hecho. Lo veíamos todos desde pequeñito, pero entre las lesiones y la falta de paciencia no pudo dar antes lo que está dando ahora.

—Este Betis de Pellegrini comulga con casi todos los conceptos futbolísticos que siempre ha defendido usted…

—El Betis es el equipo que mejor ha jugado al fútbol en lo que va de temporada, y si no es el mejor, es el segundo mejor. Ha sido brillante en todos los frentes, incluida la Europa League, en la que fue eliminado en el minuto 121. En la Liga es brillante, en la Copa es brillante. Teniendo en cuenta que los otros equipos punteros, por sus posibilidades económicas, pueden tener más talento en sus plantillas, la realidad es que el Betis ha dado brillantez a sus victorias con un juego bien coordinado, cohesionado, bien intencionado, con creatividad en el centro del campo, mirando la portería contraria de frente y con definición arriba.

—¿Y cuál es el otro equipo que compite con el Betis en ese honorífico título de jugar bien al fútbol?

—Varios. En el arranque de la temporada, la Real Sociedad fue un equipo brillante con su juego de conjunto y también a nivel individual. En la primera vuelta, el Rayo tubo unas pinceladas muy buenas, dignas de tener en cuenta y que hablan bien del entrenador. Por último, la incorporación de Xavi ha dado al Barcelona otra vez este sello del fútbol de toque, no solamente pausado, sino más vertical…

—Se olvida del Real Madrid…

—No, iba con él ahora. No me puedo olvidar de un equipo que va primero y tiene un centro del campo que es puro equilibrio y es una máquina de creación fantástica… pero el que más regular ha sido de todos es el Betis, el que más ha prolongado en el tiempo su apuesta de buen juego.

—Después de la batalla Guardiola-Simeone, vuelve a estar de plena actualidad la guerra de estilos. Un defensor como usted del juego combinativo, de ataque continuo, ¿cómo contempla ahora, como simple aficionado, las otras apuestas que proponen no dejar jugar al contrario, un juego más destructivo?

—Como entrenador, lo entiendes y lo aceptas. Cada uno elige las formas para llegar al objetivo que quiere conseguir. Quizás ahora, que lo veo en plan más tranquilo, lo aguanto menos que antes, pero también lo entiendo. Cada uno tiene sus circunstancias y no es fácil opinar desde fuera del vestuario. No me atrevo a decir esto es bueno o esto es malo. Tengo mis ideas de toda la vida. No hay una mejor receta para ganar. Hay muchas escuelas, culturas diferentes, que han ayudado a ver etapas grandiosas a lo largo de la historia del fútbol y hay que tener en cuenta siempre las limitaciones que pueden tener algunos equipos. Las características de los jugadores marcan mucho. El artista es el futbolista y creo que a veces para algún futbolista es un castigo hacerle imposiciones… Si no tiene esa virtud, a lo mejor tiene otras. Obligarle a una cosa sí o sí, me parece exagerado. Dejémoslo ahí…