De niños a hombres

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EI 6 de mayo del 2001, un jovencísimo Fernando Torres comenzaba a escribir su nombre con oro y brillantes en el fútbol español. El delantero conseguía el único gol en la final de la Eurocopa Sub-16, otorgando el título a la Selección en su primera gran gesta que precedería a la mejor etapa de la historia de nuestro fútbol y la de un niño que se convertiría en leyenda en el Atlético. Por aquel entonces, ninguno de sus jugadores que saltarán hoy al césped del Centre Sportif de Colovray habían nacido. Ahora los niños son ellos.

Y ya han conseguido lo que nunca nadie había hecho antes en el Atlético: plantarse en la final four de la Youth League. Lo han logrado a base de saber sufrir, no rendirse y apretar los dientes siempre que la eliminación les pisaba los talones. En la fase de grupos, remontando desde la última plaza tras sumar un punto en los dos primeros partidos. Tres victorias en los cuatro últimos partidos para jugarse el pase a octavos en Split ante una masa croata enfebrecida y con una tanda de penaltis agónica... donde el equipo rojiblanco volvió a demostrar la valía de su gran generación.

El Real Madrid en Valdebebas sería el siguiente reto, un triunfo por 2-3 que llenó de orgullo a la afición y encumbró a Pablo Barrios como proyecto de jugón. Signal Iduna Park, 20.000 aficionados alemanes y un penalti en contra nada más comenzar tampoco achicaron a un Atlético que con Iturbe como salvador acabó certificando su primera clasificación entre los cuatro mejores de Europa en la categoría juvenil. Ahora, no estará Currás, autor del gol en Dortmund y que se pierde el duelo por acumulación de amarillas, pero sí Javi Serrano. El pivote viajó junto a Carlos Martín tras ser titular contra el Granada y pese a llegar con fatiga muscular no quiere perderse el duelo.

Enfrente el reto es mayúsculo. El físico y fútbol de un Salzburgo que llega como gran candidato al título tras haber dejado al PSG en la cuneta en cuartos. Sin embargo, el Sevilla demostró en grupos que no es un equipo invencible y la ilusión es un motor que mueve al bloque colchonero. Los de Torres y Ortega tienen la palabra equipo por encima de todo. Un porterazo, la línea de tres centrales inexpugnable, dos carrileros de máximo recorrido, trabajo, juego y talento en el medio y la habilidad de Salim y el trabajo y mordiente de Carlos Martín para tratar de hacer daño a los austriacos. Unos juveniles que llevan grabado a fuego ese Nunca dejes de creer tan atlético.