LEGANÉS

Leganés o cuando encajar es rutina

Los pepineros encadenan cinco duelos seguidos recibiendo al menos un gol. Es la segunda peor racha del campeonato. Vuelco en la tendencia tras jugar blindado hace unas jornadas.

PACO PAREDESDIARIO AS

El Leganés suma ya cinco partidos consecutivos encajando al menos un gol, en lo que se ha convertido la segunda peor racha del campeonato encajando goles de esta forma encadenada desde que comenzó el curso. Lejos está aún (a tres partidos, por ser exactos) la peor racha del campeonato, cuando el Leganés engarzó ocho jornadas seguidas (desde la 7 hasta la 14 ambas inclusive) recibiendo al menos un gol por encuentro. Aquel mal momento se llevó por delante a Asier Garitano.

En la vigente racha, el Leganés ha recibido nueve goles en esos cinco partidos, a una media de 1,8 goles por encuentro, con una victoria, dos empates y dos derrotas. En la que se llevó por delante a Garitano, la de ocho duelos seguidos encajando, se recibieron 13 goles, a una media de 1,625 goles por partido, con una victoria, tres empates y cuatro derrotas. La gran diferencia entre un momento y otro, en lo estadístico, la marcan los goles a favor: siete ahora (a una media de 1,4 por partido), frente a los nueve de entonces (media de 1,125).

Nueve porterías a cero

Visto desde la otra perspectiva, la de no encajar, el Leganés sólo se ha quedado este curso con su meta a cero en nueve de los 35 encuentros disputados y el máximo de porterías a cero que ha logrado concatenar han sido dos choques. Algo que ha conseguido tres veces, todas en la era Nafti.

Esta ensalada de números viene a significar que, uno de los grandes problemas del Leganés en el mal de altura que le sacude en los momentos importantes, cuando ha tratado de asaltar la zona alta de la tabla, es la facilidad que tienen los blanquiazules para recibir goles. Encajando tantos goles de forma consecutiva es complicado, por no decir casi imposible, soñar con estar arriba. Más si el ataque tampoco contribuye, salvo en contadas excepciones (remontada ante el Fuenlabrada después de un 0-2), a compensar esa merma.

Cambio de tendencia

Y eso que en la racha de ocho partidos consecutivos que el Leganés enganchó sin perder, desde la jornada 25 hasta la 32, ambas inclusive, el equipo se mostró más contundente atrás de lo que era costumbre, con sólo cinco tantos encajados en ese periplo (media de 0,625) y en algunos casos ante rivales con pegada, como el Tenerife (0-0) o el Girona (1-1). Sin embargo, mermada por las bajas y agotada por la imposibilidad de rotar, la defensa pepinera empezó a mostrar debilidades hasta convertir ciertos escenarios de desconcentración, en una preocupante rutina.

“Era un día para no despistarse… y en un desajuste en un centro lateral nos ha costado el único gol en el único tiro a puerta del rival”, se quejaba Nafti tras la derrota en Oviedo. Una semana antes, pese a la remontada ante el Fuenlabrada, también se quejaba de haber recibido “algunos goles que…” afirmaba sin completar la frase, casi aguantándose las reflexiones. “Es curioso porque hemos empezado a ser más intensos y más agresivos a raíz del 2-1. Me habría gustado ver esa intensidad y esa agresividad que nos caracteriza con el 0-1”, ya se quejó en su momento en Las Palmas.

Un rosario de apuntes sobre problemas defensivos que dejan entrever que esa falta de solidez cuando el campeonato más empinado se ha puesto es uno de los motivos por los que el Leganés no ha logrado engancharse a la zona de privilegio, exigencia exógena que, tras el meritorio salto en la clasificación para casi salvar la categoría, era el siguiente escalón al que aspiraba el club.

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