Un Leganés con mal de altura
Los pepineros volvieron a fallar ante un rival de la zona alta. En los momentos clave para acercarse al playoff, el equipo ha caído. La promoción es ya objetivo casi imposible.
El Leganés sufre de un mal de altura que, ante el Oviedo, lejos de disiparse, se consolidó. Y en el peor momento de la temporada. El partido ante los carballones iba camino de ser el duelo del año. Un triunfo en el Tartiere habría dejado al Leganés a tres puntos del Oviedo y recortado en uno hasta los cinco la distancia con los playoff, que en ese caso, habría ocupado Las Palmas. Pero nada de eso sucedió. El Leganés cayó y el Oviedo (al igual que la zona de privilegio) se marchó hasta los nueve puntos. Oportunidad perdida. Otra vez más.
La foto fija de hace unas jornadas, tras perder precisamente en Las Palmas, revelaba que el Leganés no había conseguido ganar en toda la temporada a ninguno de los equipos de la zona media alta de la tabla (del 12º al 1er clasificado), ni en la era Garitano, ni en la era Nafti. Tomando como referencia la llegada del entrenador franco-tunecino a Butarque, los datos decían que, ante esos conjuntos, se habían cosechado sólo 9 de 33 puntos posibles frente a los 23 de 27 puntos posibles ante equipos de la zona media-baja de la tabla (del 13º al 22º clasificado).
De aquello han pasado ya dos jornadas y las cifras han variado hasta agigantar el fenómeno a 9 de 36 puntos posibles ante los primeros clasificados y 27 de 30 puntos posibles ante los equipos de la zona baja. Cierto es que, capricho de los cambios de la clasificación, ahora entre los primeros se han colado alguno de los clubes que ocupaban la zona media-baja de la tabla cuando se hizo esa foto post goleada en Gran Canaria. Huesca o Zaragoza por ejemplo.
Pinchazos en momentos clave
Sea como fuere, puntos arriba, puntos abajo, la estadística sirve para deslizar un pálpito futbolístico que señala que, en los momentos clave de la temporada para lo bueno, para buscar el playoff, el Leganés se hunde. Cada partido, claro, ha contado con sus circunstancias. Polémicas en Girona (3-0). En ocasiones no hubo ni opción a réplica, como pasó ante Valladolid (1-0). Otras, se cayó con estrépito, como sucedió en Burgos (4-0). Algo parecido, guardando las distancias, pasó ante Las Palmas (4-2). En Oviedo se cayó con buena imagen, pero sin tino. Partidos puntuales en los que siempre faltó algo. Las cinco derrotas desde que se produjo el relevo de banquillo han sido ante equipos de la zona alta de la tabla.
Cierto es que en las otras finales, las de la salvación (no se olvide, primer objetivo de Nafti apenas llegó a Butarque) el equipo ha rendido de 10, con resultados excelentes que le han eyectado del pozo. Pero ya está. Nada más. Nada menos.
De ahí que el Leganés nunca haya estado, ya con el curso avanzado, a menos de los seis puntos de distancia con la zona de privilegio que tenía el domingo pasado antes de visitar el Tartiere. Bipolaridad que le ha dado para conseguir el complejo objetivo de vivir tranquilo, pero no para asaltar la zona alta de la tabla, verdadero objetivo del club pepinero en el arranque de curso.
Con todo, faltan aún siete jornadas por disputarse en las que el club, la plantilla y el cuerpo técnico esperan dar una versión positiva que permita estar lo más alto en la clasificación, aunque el objetivo del play off se da ya casi por descartado, no sólo por la matemática de una distancia grande (nueve puntos) sino porque entre esas posiciones de privilegio y el Lega median también nueve equipos. Las cábalas para repetir promoción de ascenso son complejísimas.