RAYO VALLECANO - VALENCIA I ENTREVISTA AS
Catena: "Trasladamos al campo la filosofía del club y del barrio"
Es el 'kaiser' de la zaga rayista. Un fijo para Iraola. Con su 1,94 domina las alturas y así, volando, hizo de cabeza en Los Cármenes su segundo gol del curso. Ambos, idénticos, de estrategia.
Alejandro Catena (Móstoles, Madrid, 1994) llama la atención sobre el verde. No sólo por su altura, también por su templanza y sus galones. Debutó en Primera con Paco y un Rayo desahuciado -el 12 de mayo de 2019- y ahora se ha consolidado en la élite con Iraola y un equipo que rozó el cielo y empieza a ver el infierno por el retrovisor. Pero al central no le asusta la mala racha porque reconoce al conjunto que cautivó en la primera vuelta y sabe que la permanencia llegará más pronto que tarde. Cuando piensa en ella, lo hace también en la grada. La misma que le acogió cuando tenía 14 años y visitaba con los colegas. La misma en la que siguen aquellos amigos de entonces y su familia. Ellos son su ancla a la realidad. Le recuerdan quién es, de dónde viene y lo que ha costado llegar. No le inquieta el futuro, más allá de ver a la Franja en Primera otro año más. La receta para conseguirlo es la unidad, especialmente la de un vestuario que debate de todo y bromea con todo. La complicidad es una de sus armas, como lo son el trabajo y la humildad. Valores que Catena comparte con el Rayo, el barrio y su gente.
—¿Cómo están tras el polémico empate de Granada?
—Fastidiados por el resultado, por cómo fue la segunda mitad, por quedarnos con uno menos, algo que condicionó mucho el partido... Aunque las sensaciones fueron buenas. Cuando estuvimos en igualdad numérica salimos reforzados con lo que hicimos.
—Con el arbitraje habrán pasado por diferentes fases, del cabreo a la resignación...
—No queda otra que aceptarlo. El mosqueo se te tiene que pasar incluso durante el partido porque te condiciona aún más y es peor. Trabajamos bien en la primera parte y en la segunda, supimos sufrir. Entramos bien al encuentro, presionamos arriba, ganamos duelos, generamos ocasiones, aprovechamos el balón parado... Es lo que tenemos que repetir contra el Valencia. Hay que prepararse bien para las disputas y las segundas jugadas.
—Y volvieron los goles...
—Nos estaban faltando, sí, sobre todo si lo comparamos con la primera vuelta. Ahora vendrán todos los que no habíamos hecho últimamente. Nos alegramos mucho por Sergi Guardiola. Se lo merece. Los de arriba tienen más el foco, son a quienes cuestionan si no marcan, aunque trabajen muy bien…
—Viendo el calendario, ¿se puede?
—¡Claro! Hay pocos partidos en los que no hayamos competido bien o en los que no hayamos estado cerca de sacar algo. Eso nos hace tirar para adelante. Estamos convencidos de que nos salvaremos, ojalá más pronto que tarde.
—¿Se imaginaban que al final tocaría sufrir un poco?
—No podía salirnos todo tan redondo como al principio... Imaginábamos que llegarían malos momentos, pero no una racha tan larga de no ganar. Dentro de eso, no estamos tan mal. No damos la sensación de ser un equipo muerto, que no sabe lo que hace, que no tiene argumentos…
—Hablando de sufrir... ¿a qué rival le ha costado más frenar?
—Los rivales, en general, son muy buenos en Primera. Quien más me ha impresionado ha sido Benzema.
—Usted es un fijo para Iraola y marcó en Los Cármenes...
—Estoy contento por la confianza del cuerpo técnico y los compañeros. Esto genera también un sentimiento de responsabilidad. ¿El gol? Es el fruto de ensayar el balón parado, la recompensa al trabajo de todos.
—¿De dónde viene eso de 'Catenbauer'?
—¡Del Móstoles! No sé si fue la afición o algún compañero, pero entre unos y otros me lo empezaron a decir de buen rollo y, a día de hoy, me lo siguen llamando (risas). Me hace gracia y me transmite cariño. Me traslada a la etapa del Móstoles, que era jugar con amigos.
—¿Qué queda de ese chaval?
—Todo. He madurado, pero soy el mismo. Este tiempo me ha servido para mejorar, aunque sigo haciendo las mismas cosas, pensando igual... Lo del Reus me hizo aprender y valorar las cosas realmente importantes.
—¿Qué forja más el carácter: los campos de tierra o escenarios como el Bernabéu o el Metropolitano?
—Ambos. Quizá donde realmente se ve quién o cómo eres es en los grandes escenarios, pero para llegar ahí y desenvolverte bien es importante que te haya costado y sepas que el camino no es fácil.
—Usted, Óscar Valentín… encarnan el perfil de 'obreros' del fútbol.
— Aquí quedamos varios, sí. Es bueno que haya jugadores que vengamos de abajo y también la diversidad… Algunos han tenido otros caminos, que no son como el tuyo, pero han podido resultar igual de difíciles o más. Es complicado llegar.
—¿Y qué le hace no despegar los pies del suelo?
—Es sencillo. Miro a la grada y veo animándome a la gente que lo hacía cuando jugaba en campos que no conoce casi nadie. Los mismos amigos, mi familia, mi novia... Eso es importante y me hace seguir. Sé que vaya donde vaya, estarán. Aunque esos estadios ya no sean el Bernabéu.
—Iba a Vallecas con 14 años, ¿cómo lo vive ahora desde el césped?
—Es especial sentirlo desde la otra parte. Venía y me gustaba el ambiente. Ver a esa gente, como era yo hace unos años, que se entrega al equipo, disfruta y te agradece el esfuerzo... ¡Es brutal!
—¿Qué tiene el Rayo de diferente?
—El factor humano. Se demuestra no sólo en lo cerca que está la hinchada del equipo, también dentro del propio vestuario. Hemos plasmado esa filosofía del club, del barrio y de la gente en el día a día y la mostramos en el campo. La afición lo percibe. Lo ve reflejado en nosotros.
—Termina contrato en 2023, ¿se ve en el Rayo en el futuro?
—Estoy contento, pero no pienso mucho en el futuro, ni miro más allá de esta temporada. Salvarnos es lo único que tengo en mente.
—Estudió Economía en inglés. Son unos cuántos los que tienen carrera, máster...
—Hay mucha gente con inquietudes aquí, independientemente de que tenga estudios. En el vestuario hablamos de todo, damos nuestra opinión y terminamos buscando quién tiene la razón. Está guay. Hay algún 'todólogo'... (risas).
—Sí, sí. Menos mal que está internet para desmontarle muchos argumentos (risas).