COPA (SEMIFINALES, VUELTA) | VALENCIA-ATHLETIC
"El mejor partido de la historia de Mestalla"
Valencia y Athletic libraron en la vuelta de unas semifinales de Copa de 1950 el que para muchos fue el partido de sus vidas. Ganó el Valencia (6-3) pero pasó el Athletic.
De pocos partidos celebrados hace más de 70 años se ha escrito tanto. Los que lo vivieron lo recuerdan como "el partido más emocionante" de sus vidas. Para el mítico periodista e historiador valenciano, Jaime Hernández Perpiñá, fallecido en 2018, "el mejor partido de la historia de Mestalla". Como el que se disputará mañana, fue un Valencia-Athletic, vuelta de semifinales de Copa, y en Mestalla. Hasta ahí las semejanzas. Todo lo que pasó quedó en la historia y en la memoria de los 25.000 que lo vieron en directo.
Corría el mes de mayo de 1950 y las semifinales de Copa debían jugarse de manera express, en sólo tres días, dada la cercanía del Mundial de Brasil. De hecho, la Selección ya estaba concentrada a falta de los jugadores que estaban jugando estas semifinales (Eizaguirre, Asensi, Igoa y Puchades, por el Valencia; y Nando, Gaínza, Panizo y Zarra, por el Athletic). En el partido de ida, en San Mamés, el conjunto local arrasó el Valencia (5-1). El tanto de Puchades le dio al Valencia, actual campeón al derrotar un año antes precisamente al Athletic (Atlético de Bilbao en la época) en la final, las ganas necesarias para intentar una remontada histórica: "Ya en el vestuario de San Mamés los jugadores creían que era posible darle la vuelta a la eliminatoria en Mestalla", comenta José Ricardo March, escritor e historiador valencianista.
Para el partido de vuelta, Mestalla se llenó, en una tarde seca y calurosa (el partido se jugó en miércoles) de finales de mayo. El Athletic detuvo los arreones iniciales del Valencia, pero un tiro raso de Puchades abrió la lata. Igoa marcó el segundo enseguida, y Amadeo, al filo del descanso, puso el 3-0 que volvió loca a la grada de Mestalla. Otro más y la eliminatoria se iría a la prórroga. Sin embargo, Zarra, tras el paso de los vestuarios, firmó un doblete que casi dejaba a los valencianistas sin opciones.
Quedaban 20 minutos y había ya pocas fuerzas pero Puchades aún no estaba dispuesto a pensar en el Mundial. Se echó el equipo a la espalda, como acostumbraba, y el Valencia marcó dos goles más, en tres minutos, por medio de Amadeo y Gago. La grada no podía más. Cuentan las crónicas que hubo que atender a varias personas que se desmayaron en la grada del calor y la emoción. En el 89', llegó el éxtasis colectivo. Igoa marcó el 6-2 que culminaba la remontada y llevaba la eliminatoria a la próroga. "Perpiñá siempre comentaba que Mestalla fue una casa de locos aquel día", rememorá March.
Acabó el tiempo reglamentario con 7-7 en el global y los capitanes decidieron reducir la prórroga, dado el cansancio y la inminente celebración del Mundial, a 10 minutos por cada tiempo. El marcador no se movió y entonces se decidió que el primero que marcara, en una tercera prórroga, se llevaría la eliminatoria. Si anochecía se lanzaría una moneda al aire para dilucidar el finalista. No había tiempo material para jugar un partido de desempate, como solía hacerse en la época. Fue el partido precursor de lo que años más tarde se llamaría 'El Gol de Oro'. Gaínza, pasadas las dos horas de juego, deshizo la igualada y desató la incredulidad en la grada que no daba crédito a que el partido acabara así. De hecho, muchos jugadores ni se habían enterado que ese era el pacto. El Athletic jugó y ganó esa final al Valladolid pero Mestalla vio el mejor partido de su historia.