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RAYO - REAL MADRID I ENTREVISTA AS

Óscar Trejo: "Benzema es el alma del Madrid y huele el peligro"

EI Chocota (Santiago del Estero, Argentina, 1988) es el capitán del Rayo y el extranjero que más veces ha vestido la Franja, 215, en sus dos etapas. La brújula dentro y fuera del campo.

Trejo posa para AS con una de las porterías.
CHEMA DIAZDIARIO AS

Trejo llega a su cita con AS luciendo una enorme sonrisa. No es para menos, apenas unas horas antes se había convertido en padre de nuevo. La noticia de la llegada de Leo coincidió con la celebración del último ascenso, del que el argentino fue protagonista, cerrando la remontada. Esa que sueña con repetir el próximo jueves en Copa. Así se cerraría el círculo. Sólo nombrarle lo que supondría esa final para el barrio le provoca un suspiro, pero antes el Rayo recibe al Real Madrid. El equipo vallecano no atraviesa su mejor momento, aunque su mirada invita al optimismo. Hay hambre y confianza en el vestuario. No se arrugan con la visita del líder. Es más, el capitán se atreve a aventurar un gol de Falcao a los blancos y fantasea con otro suyo, pero lo que realmente le llena de esperanza es que se tiendan puentes entre la directiva. Para 'el Chocota' el brazalete es una responsabilidad y la Franja, un sentimiento que también inculcará al recién llegado Leo.

—Enhorabuena por el nacimiento de su cuarto hijo, Leo...

—Gracias. Estamos muy felices. Me enteré del embarazo justo antes de hablar en el Ayuntamiento tras el ascenso. Imagínate la emoción porque lo estábamos buscando desde hacía tiempo. Al otro día, viajamos a Argentina y allá nadie lo esperaba. Ha sido el broche de oro a un año increíble.

—Quizá venga con un triunfo bajo el brazo para romper la racha.

—Ojalá. Dentro de lo malo tenemos 31 puntos, hay que seguir mirando adelante y no quitar el foco de lo que decíamos a principio de campeonato. Cuando la gente miraba más arriba nosotros éramos precavidos.

—¿Qué les está pasando?

—Hubo parones por las selecciones y, además, no estamos acostumbrados a jugar cada tres días. La gente pensaba en Champions y Europa League y ahora, por el cúmulo de partidos en los que no hemos ganado, piensa que hemos tocado techo. Al contrario. Nosotros seguimos tranquilos, hay un ambiente increíble y tratamos de convertir esta dificultad en algo positivo.

—La salvación parece encarrilada...

—Tengo amigos en varios equipos y me dicen: ‘Ojalá estuviéramos en vuestra posición’. La última vez en Primera no tuvimos esa suerte de estar a mitad de tabla. Debemos ser conscientes de lo que cuesta salir de ahí cuando estás abajo. Ahora mismo están a tiro la parte alta y la baja, así que hay que manejarlo con tranquilidad.

—¿Es el líder el mejor rival para buscar un punto de inflexión?

—Sí. Es un placer jugar en nuestra cancha, con nuestra gente. Te da un punto añadido. Sientes a la hinchada en cada pelota, te refuerza en lo bueno y te alerta en lo malo, dándote pistas de cómo va el partido. Se agradece y pedimos por favor, de parte de todos, que el club le dé facilidades. Nos vamos a vaciar y tenemos nuestras armas. Conocemos nuestra cancha mejor...

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—¿Cómo se puede ganar al Madrid?

—Hay que ser nosotros mismos, plantear un duelo incómodo, meter intensidad y estar en un bloque bajo para contrarrestarle y poder atacar.

—¿Se siente un cosquilleo cuando juega ante un grande?

—Sí, hay un plus de motivación porque si tu familia desde Argentina, Uruguay o Chile te ve en cualquier partido, imagínate contra el Madrid o el Barça. Preparan el día para juntarse. Es lindo. El deporte te hace llegar a tantos lados, a tantas personas… Es algo especial de lo que debemos ser conscientes. Somos unos privilegiados.

—¿Es Benzema el mayor peligro de los de Ancelotti?

—Destaca en todas las facetas, aunque piensen que no defiende. Siempre huele por dónde puede venir el peligro y se ubica bien. Cuando sale de la presión y se para en una posición dices: 'Uf, ¿qué hace ahí?'. A los cinco minutos, le llega la pelota y te da un pase de gol o te crea una ocasión de la nada. Es el alma del equipo. Gira todo en torno a él.

—¿Y qué les pasa a los delanteros del Rayo? ¿Por qué está costando tanto marcar?

—Son un reflejo del equipo, que quiere pero los resultados no llegan. Los castigados son los porteros y los delanteros. Tenemos que ser autocríticos y analizar cómo les ponemos la pelota, las ocasiones creadas... Todos los entrenamientos reforzamos ese tema.

—Hábleme de Falcao

—Él sabe que es súper importante para nosotros. Es el emblema del equipo. Está bien, confiado, seguro… Yo creo que este sábado va a cortar la sequía y el primer gol va a meterlo él.

—Usted también sabe de goles importantes, que han dado ascensos y una semifinal de Copa.

—No soy de marcar mucho, siempre me río de eso. Es lindo ayudar al equipo y son momentos inolvidables, ligados a mi sentimiento por este club. Ya si meto un gol al Madrid me muero… (risas).

—¿Se puede remontar al Betis en la vuelta?

—Sabemos la dificultad que tiene, pero contamos con la ventaja de que ya no nos sirve nada más que ganar. No tenemos miedo a nada. Y ese atrevimiento nos viene bien...

—Está en un gran estado de forma, ¿alberga alguna esperanza de ir con Argentina?

—Soy consciente de la dificultad porque todos los jugadores que van están en el top tres de equipos importantes de Europa o Centroamérica. Con que mi nombre esté ahí, en el aire, estoy satisfecho. Si llegara a pasar serviría de ejemplo para muchos chavales que piensan: 'Uf, va a ser imposible por jugar en un equipo humilde'. A veces los objetivos tardan en llegar, pero nunca hay que bajar los brazos.

—¿Se ve retirándose en el Rayo?

—Yo sí, pero no depende de mí, así que… Aquí me siento como en casa. Nunca dudé en volver cuando tuve otras cosas mejores. No miro al futuro, sino al presente porque eso supone un desgaste grande.

—¿Su última publicación en redes ha propiciado avances para solventar los problemas denunciados?

—Sí. Pueden existir las ganas de que cambien las cosas, pero deben ir acompañadas de acciones y hechos para que la gente empiece a creer que esto puede dar un giro. El mensaje fue meditado porque este club tiene un potencial tremendo. No sólo el primer equipo. No hay que descuidar ningún área. Creo que las cosas van a cambiar. Los capitanes y todo el plantel tenemos esa esperanza y estamos haciendo fuerza para que esa unión entre la gente y nosotros la acompañe la directiva. Tengo fe en que pueda pasar.

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—Transmite esperanza...

—Peleamos por el beneficio del Rayo, al que siempre ponemos por delante. Nosotros estamos de paso, pero aquí hay gente que vale mucho y que ha estado muchos años trabajando. Tenemos que valorarla y hacerla saber que también es importante en este club.

—¿Abruman tantos problemas?

—Lo bueno sería que el club se ocupase de todas las áreas. Sabemos los altibajos que pasan aquí y debemos saber convivir con ellos. Esperamos que esa acción llegue y la gente anime, disfrute… porque es un año muy lindo. No había visto uno como éste. Ojalá tenga un cierre lindo en todos los sentidos.

—Míchel le definió como un líder silencioso, ¿lo es?

—Sí, ahora al ser capitán salgo a hablar más. No me gusta mucho, no va en mi personalidad. Sólo doy el paso cuando siento que debo hacerlo. No por ganar puntos con nadie, sino porque me siento bien aquí. Lo bueno lo disfruto y lo malo, lo sufro.

—¿Qué es el Rayo para usted?

—Mucho. Llegar y saludar al de seguridad, al jardinero… Es especial porque en otros clubes se pierde eso, el día a día, la humanidad y la normalidad. Lo lindo es sentir el cariño de la gente. Cuando estás en la cancha piensas: ‘Mira cómo gritan, hay que ir a muerte a esta pelota’. Cuando estás cansado, te da fuerza y muchas veces ganas gracias a eso.

—Hábleme de su proyecto en el Quijorna, equipo de Segunda Regional.

—Hemos entrado varios compañeros y amigos (hay jugadores del Getafe también) en la directiva del club este año. Le damos importancia a la formación y queremos implementar la metodología de que lo emocional y lo deportivo deben ir ligados. En el fútbol es difícil llegar y eso no significa que si no sirves para eso no sirves para nada. Se trabaja la frustración porque todos sabemos hacer algo. Sólo hay que buscar lo que nos llena.