RAYO - REAL MADRID I ENTREVISTA AS
Alberto García: "En Vallecas no hay ídolos y eso es algo que me caló"
El exguardameta y excapitán (Barcelona, 1985) seguirá el Rayo-Madrid del sábado desde fuera, después de colgar los guantes el pasado verano. Él dejó la portería a cero en la última victoria de los franjirrojos contra los blancos (28 de abril de 2019). Sólo se midió a ellos entonces y venció.
Alberto García reside en Barcelona, pero muchas semanas pasa por Madrid para ejercer de comentarista en Movistar. Se escapa a Vallecas cuando puede, solo o con su hijo Ander. Allí es como si el tiempo se hubiese detenido, gracias al cariño de la gente. Su tripulación.
—¿Cómo recuerda aquel último triunfo contra el Real Madrid?
—Fue un año complicado. Aquel día le pudimos dar una alegría a Vallecas. Paco (Jémez) sabía cómo motivarnos. Yo venía de un momento negativo, de mucho tiempo sin minutos y lo retomé con él. Jugábamos ante un grande, pero necesitábamos ganar para seguir vivos y le competimos de tú a tú. Recuerdo el final y esa alegría compartida. El equipo no se la queda, la traslada. Va para el barrio.
—Embarba marcó y usted dejó la portería a cero...
—También Javi Guerra hizo un partido formidable. El penalti se lo hacen a él y lo marca Embarba. Fue mérito del cuerpo técnico que jugadores que no estaban teniendo mucha participación cuajaran un encuentro así. Javi Guerra, Tito y yo nos emocionamos. Sabíamos que eso igual no lo volvíamos a vivir. Así fue. Esto es lo que te llevas del fútbol...
—¿Ha cambiado mucho el Rayo?
—Hay diferencias, pero también similitudes, como el sentimiento de pertenencia y el compromiso del grupo. Iraola tiene una idea clara de juego y la transmite hasta que cala. Cuando tiene el balón es vertical, con posesiones cortas y roba rápido para volver a atacar. Futbolistas como Álvaro han dado un salto muy grande. Vallecas ha tenido suerte, se ha podido divertir con equipos atractivos.
—El Rayo está inmerso en una mala racha. ¿Le está pasando factura la Copa?
—Los equipos tienen baches y era algo previsible. Lo que no era normal eran los resultados anteriores, todo les salía de cara. Hay que dar valor a lo que están haciendo. Es mucha la carga emocional y competitiva. No se le puede poner ningún 'pero'. No olvidemos que es un recién ascendido.
—¿Se puede ganar al Real Madrid?
—Hay más posibilidades de que el Madrid se encuentre con un partido incómodo ahora que cuando nosotros le vencimos. Vallecas es diferente, se respira fútbol y sus peculiaridades le vienen muy bien al Rayo, más si cabe a éste de Iraola.
—El técnico apuesta por las rotaciones en la portería. ¿Eso puede generar inestabilidad?
—Iraola ya abogó por esto el curso pasado y no le fue mal. En la portería necesitas tener esa confianza de que tendrás un partido más a pesar de lo que hagas en éste. Eso no implica que Andoni haya sido sancionador y cuando tomaba una decisión tenía su por qué. Luca y Dimitrievski son antagónicos, muy diferentes en lo que aportan y en sus características.
—¿Qué es el Rayo para usted?
—Me ha enseñado mucho a nivel personal y profesional. Siendo capitán aprendes a gestionar cosas de las que en otros lugares estás más liberado. Allí me han visto jugar mis hijos y he tenido muy buena relación con el entorno. Cuando llegas, percibes que tienes que ser uno más de ese barco. Viví mi final en el club ideal. La última vez que fui a Vallecas me llevé a mi hijo Ander, que quería volver tras la pandemia y sentimos que seguíamos siendo parte del Rayo.
—Trejo ha tomado su relevo en la capitanía.
—Míchel le definió de una manera formidable porque es un líder silencioso. Es el capitán ideal. Este año no sólo está rindiendo dentro del campo, también fuera de él, con el desgaste que lleva y lo que absorbe. Eso no le está pasando factura. Hay que darle todo el valor del mundo porque es el compañero que cualquiera querría tener.
—Trejo lanzó un SOS en sus redes por todo lo que está pasando. ¿Cómo lo vive usted ahora?
—Un poco más tranquilo (risas). Ves cosas solucionables que se enquistan, encima no tienes a toda tu gente empujando… que es cuando Vallecas se vuelve imparable. Lo que percibí con ese mensaje es que si no nos autodestruimos, vamos a ser mucho más competitivos de cara al exterior. Es un mensaje claro, respetuoso y con la única intención de contribuir a solucionar esos problemas.
—Usted tiene un máster en gestión deportiva. ¿Cómo afectan todos estos problemas a la imagen de un club?
—Afecta y no es grato para nadie. Hemos llegado a hablar más de su problemática que de su buen hacer. El jugador no pone todo su foco en el partido porque pasan muchas cosas alrededor, algunas antes del encuentro. Ves problemas que son solucionables, que pasan por intentar conocer a tu entorno… El futbolista no percibe tanta dificultad para arreglarlos y si se hiciera ayudaría mucho. No es bueno para quienes forman parte del Rayo, ni para los de dentro ni para los de fuera. Lo que hace grande a un club es la masa social, los sentimientos… Estos diferencian el fútbol de otros sectores.
—¿Cómo es ahora su día a día?
—Me ligué a Movistar como comentarista. Estoy aprendiendo mucho. Ha sido una gran oportunidad en ese duro vacío que aparece en la retirada, cuando no sabes qué va a ser de ti. También estoy vinculado a un programa de formación para jugadores, el 'Global Players Program' que desarrolla LaLiga Business School.
—¿Da vértigo la retirada?
—Me pude hacer a la idea por la lesión. Fue lo único bueno porque no vi venir cuál sería mi último partido. Prácticamente ya no hubo ni otro entrenamiento. Se habla poco del miedo que produce, de cuándo hay que prepararse… Desde que empiezas te debes preguntar hacia dónde ir. No esperar al último día porque es tarde. Cuando eres jugador y acabas contrato sabes cómo buscar equipo, pero cuando te retiras debes empezar de cero, hacer una entrevista de trabajo… Cosas a las que no estás acostumbrado.
—¿Qué tiene el Rayo de especial?
—No hay ningún club que represente a un barrio. La afición es diferente, quiere que seas uno más. Aquí no hay ídolos, vamos todos en el mismo barco y eso me caló.
—¿Se ve allí en un futuro?
—Mi etapa concluyó y mi salida fue muy buena por todas las partes. Cuando te vinculas a un proyecto, desde la gestión u otro ángulo, buscas que se vaya en la línea de lo que tú sientes. No me lo planteé entonces, ni me lo planteo ahora. La gente de dentro, todos, me dieron mi momento. Hay quien también lo hubiera merecido como Alicia o Tito. Ahora hay que dar paso a otros...