RACING

Pablo Torre: las cosas no pasan por casualidad

La gran promesa racinguista se queda cada día tras el entrenamiento a mejorar su golpeo. El domingo, en los saques de esquina, se empezó a notar el progreso

Santander
Nacho CuberoDiario AS

Si hubo algo positivo para el Racing en el partido que jugó el pasado domingo frente al Sanse fue las numerosas ocasiones de gol que generó a partir de un saque de esquina. Casi en cada ocasión en la que los de Romo sacaron un córner estuvieron más cerca del gol que en ningún momento del partido. Sin duda, disponer de una batería de rematadores como Pol Moreno, Satrústegui, Mantilla, Borja Domínguez, Soko y Cedric entrando a por todas es un activo fundamental, pero si hubo algo que cambió respecto a los partidos anteriores fue el golpeo que en cada acción hizo Pablo Torre. Más violento, menos elevado, con una caída abrupta en mitad del área chica, cada centro era más difícil de defender que el anterior para el Sanse.

Aunque a lo largo de la temporada el de Soto de la Marina ya había firmado dos asistencias a balón parado, ambas a Soko, una de falta frente al Dux y otra desde la esquina en Almendralejo, en ninguno de los partidos anteriores el gesto técnico había sido tan agresivo ni tan potente. ¿Le ha llenado de moral el golazo de falta que le marcó al Rayo Majadahonda o hay otra razón?

Nacho CuberoAS

Puestos a buscar una explicación a esa evidente progresión (en un futbolista que mejora semana a semana en casi cualquier faceta ofensiva del juego), hay que meter en la ecuación una práctica que Pablo viene llevando a cabo después de cada entrenamiento desde que el equipo regresó de las vacaciones de Navidad: cuando acaba la sesión colectiva, él se está quedando a practicar el golpeo una y otra vez durante un cuarto de hora, aproximadamente.

A veces solo, con un saco de balones que él mismo recoge una y otra vez, a veces con la ayuda y el consejo de David Paredes, el segundo entrenador de Guillermo Fernández Romo, o, como hoy, con Paredes como asistente y los dos porteros, Lucas Díaz y Germán, para hacerle oposición y obligarle a ser más preciso. Y lo importante no es el número de goles que mete, obviamente, sino la manera en la que el 10 verdiblanco va puliendo su técnica de golpeo. Aunque busca esa caída brusca del vuelo del esférico similar a la que se consigue con una 'folha seca', Pablo no chuta con el exterior sino, parece, con el empeine interior. Y la progresión es evidente.

Ya dijo Marcos Jiménez, entrenador del Sanse, que el Racing es uno de los mejores equipos de la categoría a balón parado. ¿Qué puede fallar si sigue sacando así las estrategias Pablo y entra con la fe que lo hizo el domingo la división aerotransportada? Pues el domingo faltó suerte y sobraron los reflejos de Bañuz, el portero del Sanse, en un par de acciones milagrosas.

Pablo Torre: las cosas no pasan por casualidad

Nadie puede discutir los reflejos de Bañuz. Al fondo mira Pablo Torre el resultado de su saque de esquina.

Foto:Nacho CuberoAS

El cabezazo fue de Borja Domínguez y el paradón, como no, de Bañuz. Este córner lo sacó Bustos.

Foto:Nacho CuberoAS

Bañuz sacó en la raya de gol un remate de Satrústegui tras saque de esquina.

Foto:Nacho CuberoAS

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