Soko impide que el Racing se meta en un lío
El camerunés asustó primero y sentenció con los dos goles después, a un Dux que fue mejor durante todo el primer tiempo y perdonó claras ocasiones.
Es un lugar común el entorno racinguista decir que Patrick Soko tiene unas grandes condiciones, velocidad, potencia, remate de cabeza..., pero que es una pena que no sepa jugar al fútbol. Es mentira. Esta noche ha vuelto a quedar claro en El Sardinero, en donde ha sido el único que ha metido miedo al rival, primero, y anotó los dos goles después. En realidad, se puede decir que el camerunés fue el único que claramente fue mejor que los jugadores del Dux. Va siendo hora de que el resto del Racing empiece a darse cuenta que tiene que pensar en como sacar más partido a esa perla que se trajo Pedrín Menéndez, al césar lo que es del césar, de la Segunda mejicana.
Si la parroquia ya había llegado a El Sardinero con la mosca detrás de la oreja tras la derrota de Barreiro, los primeros minutos no hicieron más que alimentar el mosqueo. No solo el Racing no la olía, sino que a los diez minutos los de Alfredo Santa Elena ya habían tenido tres ocasiones, dos de Barral, una clamorosa, solo delante del portero, que acabó mandando a la tribuna. Y no solo eran las ocasiones, era también el fútbol. El Dux intentaba siempre, y a menudo conseguía, salir combinando desde atrás mientras que los cántabros eran una colección de almas en pena. Ni proponían ni robaban. Enfrente, solo Soko, capaz de asustar incluso a 50 metros de la portería. A la media hora, justo tras otra ocasión tremenda de Álvaro para los madrileños, llegaron los primeros pitos desde la grada.
Y lo que son las cosas, justo tras escuchar la música de viento, el Racing empezó a rehacerse. Un tiró cruzado de Bustos, una combinación de este con Pablo Torre y, de nuevo, acciones individuales de Soko. El partido se igualó. Por abajo, posiblemente, porque el Dux perdió chispa y el batiburrillo que había montado en el centro del campo, con cinco jugadores entrando y saliendo constantemente, más que sorprender, como al principio, empezó a molestarse. En cualquier caso, que el Racing se encontrara con un gol en la última jugada del primer tiempo fue una absoluta injusticia. No merecía irse al vestuario ganando. El centro de Pablo Torre y el cabezazo de Soko, amigos y residentes en Soto de la Marina, fueron impecables, eso hay que concederlo.
El mazazo del gol hizo mucho daño a los madrileños. Salieron del vestuario con ganas y todavía con el balón, pero mucho más espesos y ya el Racing no sufría para mantenerse por delante en el marcador. Y se conformaba, la verdad, esperando que una contra le acabara dando la puntilla al partido, como acabó sucediendo en una acción meritoria de Isma López, que porfió para evitar que un balón se escapara por la línea de fondo, conectó con Cedric y este asistió a Soko. Romo ya había metido cambios para intentar tener más control del juego y los Tienza, Sergio Marcos e Isma López se lo dieron. Los dos últimos participaron en la jugada del segundo gol. Teniendo en cuenta lo que había sucedido tras los cambios en Vigo, sin duda fue un paso adelante.
Guillermo Fernández Romo, que es de los que tiene muy claro que el resultado hay que amarrarlo como sea, acabó con doble lateral en las dos bandas: Satrústegui e Isma López por la izquierda, Unai Medina y Jorrín por la derecha. La entrada por Soko del canterano, defensa central o lateral a lo largo de su carrera, resultó sorprendente para la mayoría de los expectadores, estando Camus y Salas en el banquillo, pero la realidad es que Romo viene probando en esa posición a Jorrín en los entrenamientos desde hace tres semanas. Gustará o no, pero estaba en el guión. Por lo menos en el de Romo.