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LEGANÉS

El levantamiento de Randjelovic

El máximo goleador del Leganés (cinco dianas) ha sabido gestionar su suplencia reiterada para reaccionar con un rendimiento mejorado cada vez que ha tenido minutos.

El levantamiento de Randjelovic
Juan AguadoDIARIO AS

Toca la pelota Randjelovic para encarar a su par, justo pegado a la cal, y en la Tribuna de Butarque se alza un anónimo ‘¡Vamos Lázaro! ¡Levántate y anda!’. No es que la arenga bromista sea muy original, pero para este serbio ya con nombre españolizado a ojos de la afición pepinera sirve de ejemplo de su evolución en el Leganés, donde ejerce de ‘capocannionere’ blanquiazul (o najbolje strelac, como se dice en su idioma natal) con cinco dianas que no le sirvieron durante varias jornadas para mantener la titularidad.

El (emergente) canterano Naim le adelantó por la izquierda para sorpresa del propio Randjelovic, que no terminaba de entender el motivo del relevo pese a su excelso rendimiento. Cedido por el Olympiacos (el Leganés tiene una opción de compra de 1,8 millones de euros) lejos de rendirse, Lazar decidió apretar el acelerador de su rendimiento y convencer a Nafti de que la banda diestra le pertenece. Lo ha conseguido. El costado del Lega vuelve a llevar su apellido cada vez menos impronunciable para la parroquia que lo venera en una idolatría inesperada.

Un desconocido Champions

Porque Randjelovic llegó el último minuto del mercado estival. Nadie lo conocía. Ahora todos saben quién es. Quizá sea cosa de su personalidad desenfadada, bromista y humilde. Ayuda su obsesión por aprender español (da clases desde que se mudó a Majadahonda, donde vive) y que siempre que alguien le graba suelta un ‘Aupa Lega’ que aprendió el mismo día de su presentación, cuando le preguntó a la traductora cómo se decía el grito de guerra pepinero. Ahí comenzó a blindarse un aura de tipo cercano que gusta en Leganés. Nada de sentirse estrella pese a llegar de un conjunto con el que disputó Champions el mismo verano de su arribo a Butarque. Lazar disputó con los griegos la primera fase de previa y de ahí, a Butarque.

Claro que esas virtudes de cercanía no son las que le han valido un puesto regular en el once. Ser simpático no es característica suficiente para jugar en un (teórico y potencial) candidato al ascenso. Para hacerlo tuvo primero que convencer a Garitano, al que convenció con su verticalidad y un oportuno gol ante el Amorebieta, ése que dio el primer triunfo de los dos que atesora el Leganés este curso en Butarque.

Goles… y al banquillo

Con Nafti también tuvo que sudar para convencer de que suyo debía ser el costado diestro. Lo hizo, además, con participación activa en los dos primeros triunfos del técnico al frente del equipo. Ante el Huesca y ante el Zaragoza marcó. Además, en el Alcoraz también sirvió la asistencia del 0-2. Luego llegó su tanto a Las Palmas en la mayor victoria del curso (4-1) y su participación en el penalti no pitado ante el Girona, ése que puso en pie de guerra al Leganés durante un duelo en el que, pese a la necesidad de remontada, Nafti lo sentó pronto en el banco (56’).

Resurrección txuri-urdin

La decisión inició un camino árido de ausencias llamativas. Ante Ponferradina, Málaga y Valladolid el entrenador decidió inocular a Randjelovic una triple dosis de suplencia, que no aminoró el hambre de Lazar, dispuesto a comerse el verde con cada minuto. Así, en Málaga regaló a Juan Muñoz el tanto del 0-2 cuando se la pudo haber jugado él solo y en Copa, ante la Real Sociedad, salió de inicio para también asistir al sevillano en el tanto del 1-2. Su desborde desesperó a Diego Rico y convenció a Nafti para darle de nuevo la titularidad liguera ante la Real B. Confianza que el serbio devolvió con un recital de fintas, regates, esprints y, finalmente, el gol de triunfo, una obra de arte mezcla de habilidad, velocidad y pegada.

“Mis jugadores también saben que tenemos una plantilla amplia y una mala actuación te deja fuera un mes. Todos tienen ganas de quedarse en el once. Está bien que se sientan apretados por los que están en el banquillo”, valoró Nafti la actuación de Randjelovic tras su gol y retorno al once, ése que encaja con el grito de Tribuna: ‘¡Vamos Lázaro! ¡Levántate y anda!’