El Madrid cambia de manos
Lunin regresa al lugar del crimen un año después. Desde el desastre de Alcoy no ha vuelto a jugar un partido oficial. Le acompañarán los demás semiolvidados.
Un año después, el Madrid y Andriy Lunin vuelven al lugar del crimen, Alcoy, punto negro en la historia del club. Lunin llegó al Madrid en el verano de 2018 por recomendación de Juni Calafat, que esa misma temporada había cerrado el fichaje de Vinicius. Su incorporación coincidió con la de Courtois en una plantilla en la que ya estaban Keylor Navas y Casilla, más Luca Zidane. Con la puerta del primer equipo cerrada, el club entendió que necesitaba jugar para convertirse en una alternativa de futuro.
La cosa salió mal. Fue cedido al Leganés y solo jugó siete partidos, aunque en la primavera de ese año se proclamó campeón mundial juvenil y Guante de Oro con Ucrania. Haaland fue el máximo goleador del torneo y el mallorquinista Kang-in Lee, el mejor jugador. Al año siguiente probó en el Valladolid, donde tampoco supieron verle. En el mercado invernal viajó con su padre a Oviedo para hacer un tercer intento. Esta vez quería cerciorarse de que no sería un préstamo en balde. Jugó 20 partidos y regresó al Madrid. Como la crisis del coronavirus desaconsejaba gastar dinero en un segundo portero, Areola volvió al PSG y Lunin se quedó en la plantilla blanca. Era una opción barata y ecológica, porque no enturbiaba el medio ambiente. El club entendía que las tensiones vividas en el lustro precedente entre porteros de primer nivel (Casillas-Keylor y Keylor-Courtois) no favorecían al equipo.
Lunin no tuvo más oportunidad que el partido de Copa ante el Alcoyano, con derrota sonrojante del equipo, en enero del año pasado. Desde entonces sólo jugó dos amistosos de verano: en Glasgow, con derrota del Madrid ante el Rangers (2-1), y ante el Milan (0-0). Y tampoco en su selección le han dado oportunidades. Hoy repite en el mismo escenario con ánimo de redención.
Isco, Marcelo, Vallejo...
El ucraniano es aún una incógnita. Oleg Smaliychuk, su descubridor y agente, aseguró en su día que sería “un portero grande, de época”, pero le costó colocarle. El Levante no le quiso ni para su filial antes de que el Madrid acabara pagando 8,5 millones por él. Comenzó en el fútbol sala, como delantero, y muy pronto fue reconvertido: “Lo mío no era correr. Prefiero hacer mil ejercicios de cinco segundos que 30 minutos de trote”. En su entorno aseguran que es un obseso del trabajo. Y en Oviedo dan fe de ello: La Nueva España publicó que saltaba de la valla de las instalaciones de El Requexón para entrenarse en los días libres.
A Lunin, ejemplo extremo de futbolista perdido en el fondo del armario, le acompañarán hoy otros semiolvidados. Isco, que desde septiembre sólo ha jugado 16 minutos; Marcelo, una gloria del club que solo lleva seis partidos; Vallejo, central inexistente (10 minutos en toda la temporada); Mariano, tercer nueve en un equipo que únicamente utiliza uno; Ceballos, baja por lesión desde los Juegos... También es día para primeras alternativas como Valverde o Camavinga. Incluso para Hazard, que no llegó para partidos así hace dos años y medio. Vuelve a librarse Bale, por unas presuntas molestias musculares que no figuran por escrito. Ni está lesionado ni está bien, dijo Ancelotti. En ese limbo lleva años. Desde agosto no ha vuelto a jugar en el Madrid. El técnico también ha exonerado a los más castigados por la fatiga: Courtois, Mendy, Modric, Benzema y Vinicius. Este último dio negativo en el último test y estará ante el Valencia. Y siguen fuera de sus planes los canteranos favoritos de Zidane: Miguel Gutiérrez y Blanco.
Los diez héroes
De quienes eliminaron al Madrid el curso pasado, en noche heroica, quedan en el Alcoyano diez futbolistas. Uno de ellos, Juli, de 40 años, con 22 de carrera, dos ascensos a Primera (Rayo y Alavés)… y ningún partido en la máxima categoría. El verano pasado se rebajó el sueldo para seguir jugando en el equipo de su pueblo, en el que se inició. También sigue ahí Vicente Parras, el técnico que tomó el club en 2019 y lo llevó a Segunda B. Nunca ha salido de la Comunidad Valenciana para trabajar.
El Alcoyano logró meterse en la Primera RFEF la pasada temporada y comparte grupo con el Castilla, al que se enfrentará en dos semanas y con el que está empatado a puntos en mitad de la tabla. Viene de tres derrotas seguidas en Liga, pero de la Copa ya echó al Badajoz, que en verano estuvo a un paso de volver a Segunda, y al Levante (en los penaltis). Han llegado once jugadores nuevos, que le han dado un aire diferente a un equipo que esta vez contará con el respaldo del público en las gradas. El año pasado el partido se jugó a puerta cerrada porque en aquel momento Alcoy presentaba la tasa de contagios más alta de España. El club, para sacarle rendimiento económico a una cita histórica, vendió entradas virtuales a 10 euros. Hoy el apoyo será presencial. Más de 4.700 espectadores lo pondrán todo de su parte para que el Madrid tropiece dos veces en la misma piedra. Avisado llega.