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ATLÉTICO

Mal en casa, mal fuera

El Atlético viaja a Sevilla el sábado con la necesidad de ganar en Liga para no descolgarse. Ha perdido ya tres partidos. La pasada temporada, sólo fueron cuatro.

Actualizado a
Tristeza de João Félix tras el gol de Asensio en el derbi ante el Madrid.
JESUS ALVAREZ ORIHUELADIARIO AS

Cuando faltan sólo tres partidos para que la primera vuelta de LaLiga finalice, el espejo no miente ante el Atlético: su paso ya no es el mismo, el del campeón de la temporada pasada. Si entonces, en la 2020-21 perdió en total sólo cuatro partidos, con una primera vuelta de récord, 50 puntos de 57 posibles, en ésta ya ha hincado la rodilla en tres. El Madrid otea a todos los demás desde arriba y muy lejos, 42 puntos. Ocho más que el Sevilla, 2º, trece que los rojiblancos (con un partido menos). El sábado, precisamente, el Atlético viaja al Pizjuán para medirse a los de Lopetegui en un duelo que es de esos que pueden llamarse 'finales', son rivales directos. El Cholo lleva tres años sin poner su bandera allí, tres años sin victoria (dos empates y una derrota, la temporada pasada).

Si en el Metropolitano no terminan de hacer el fortín habitual los rojiblancos, fuera las estadísticas tampoco sonríen. Mal en un sitio, mal en el otro. Mal para hacer realidad eso que se buscaba en septiembre, con la incorporación de Griezmann a una plantilla ya campeona, revalidad el título, mirar más alto en Europa. Las piezas no terminan de encajarle al Cholo que se destapa los pies partido a partido. La solidez de antaño ya no define, son viejas fotos de Godín en el Museo. Condicionan las bajas, Giménez perseguido por los habituales fantasmas, las lesiones musculares, que no le permiten esa regularidad que le daría al equipo eso que tanto necesita, la solidez. Savic, lo mismo, entre la sanción UEFA de cuatro partidos y las lesiones no ha podido clavar aún sus pies en el área para no dejar presentarse ante Oblak a nadie, como hizo la temporada pasada. Trippier no puede combinar con Llorente y hacer de la derecha un cuchillo porque lo mismo, enfermería (aunque ya se entrena con el grupo y el domingo entró en la lista para el derbi, pero su lesión pende mucho de los contactos bruscos y en los partidos los hay, hasta que no esté al cien de verdad no podrá regresar). Vrsaljko es un héroe tras el partido de Oporto con la cara rota, aún no se sabe cuándo volverá. Llorente ocupa el lateral reconvertido. Kondogbia, lo mismo. Pero el fútbol no espera a nadie, ni a nada, y sigue pasando. Los partidos, los duelos. Y la derrota en el derbi es la segunda que el Atlético suma esta temporada fuera de casa.

La realidad de los números

La primera fue ante el Alavés (1-0), después de que los rojiblancos hubieran ganado en sus tres primeras salidas (Vigo, Cornellá y Getafe). Empató en el Ciutat, cómo no, campo maldito, y en Mestalla, en un descuento que dejó heridas, tras recibir dos goles de Hugo Duro que empataban en el añadido. En Cádiz ganó, en el Bernabéu, perdió. Dos derrotas, dos empates y cuatro victorias. Y un dato llamativo que habla de todo lo anterior: no ha habido un partido de esos ocho en el que Oblak no haya tenido que recoger el balón de su red. En todos encajó, la solidez perdida es su guante yendo una y otra vez al fondo de su portería

Y en casa no es muy distinto. La solidez esfumada. El aire de fortín que, desde su estreno, tenía en Metropolitano. Siete partidos y sólo tres victorias (Elche, Betis y Osasuna). Contundente, además, sólo ante los andaluces, ahora por encima de los rojiblancos en la tabla, revelaciones de LaLiga. Desde la segunda cita en casa, los empates se atragantaron (tres seguidos, ante Villareal, Athletic y Real). Se perdió ante el Mallorca. Un duelo ante un equipo que llegaba tras siete partidos sin conocer la victoria y que sembró de dudas los ánimos, del equipo y la grada, antes del trascendental duelo en Oporto (que el Atleti, por cierto, ganó, su historia en la Champions sigue). Quince partidos en total que, entre victorias (7), empates (5) y derrotas (3), cuentan una historia similar: el Atleti debe ganar en el Pizjuán si no quiere perder comba en LaLiga, en ese nuevo reto que es el de siempre: amarrar los puestos Champions.