Suárez y el Milan, el rival contra el que "despertó" en Champions
El uruguayo cumplió seis años sin lograr un gol como visitante en la Liga de Campeones que rompió en San Siro... con su primer gol en Europa con el Atleti.
Una de las cosas por las que más ganas tenía el hincha rojiblanco por regresar al Wanda Metropolitano era, además de por abrazar un poco más la vieja normalidad, por poder demostrarle el cariño a Luis Suárez que se llevaba un año guardando. El año de pandemia, el año lejos, el año en que 21 goles del uruguayo sirvieron para que el Atlético volviera a ganar LaLiga. Luis Suárez, uno de los mejores delanteros de la historia reciente, con la rojiblanca, y el aficionado lejos. En el primer partido en casa de esta 2021-22, ante el Elche, la ovación que la afición le brindó al asomar por el campo es de las sonoras, de las que hacen historia. Muchas ganas. Y muchas cosas las que, en apenas unos meses, había logrado ya Luis Suárez con la camiseta del Atlético. La primera, esa, el título, LaLIga. La segunda, ser cuarto en el pichichi con esos 21 goles fundamentales. Pero quedaba aún una tercera, algo que Luis Suárez la temporada pasada aún no había logrado: volver a marcar fuera de casa en la Champions.
Hacía seis años que el uruguayo luchaba contra esa losa. La de no encontrar los caminos al gol lejos de su casa. El 16 de septiembre de 2015 había llegado su último gol. El que le marcó a la Roma vistiendo la camiseta del Barça. Y, después, nada. Intentos e intentos pero sólo agua, 'nothing' (marcó en el 2-8 del Bayern al Barça en Lisboa de 2020 pero no cuenta porque ese partido se disputó en campo neutral por la pandemia). Ni si quiera el viaje al Atlético eso lo cambió. Hasta el Milan, hasta San Sir, 2.204 días más tarde.
Porque en la 2ª jornada de esta Champions, cuando el Atlético más lo necesitaba ante el Milan apareció El Pistolero para darle tranquilidad y tres puntos fundamentales con un gol 26 partidos después del último. Porque asomaba el final, el Atlético empataba 1-1 pero aún quedaba rematar la remontada, ponerse por delante, abrazar la tranquilidad en un grupo de Champions, este B, lleno grandes de Europa (Liverpool, Oporto, el propio Milan). Y en el minuto 96, cuando Suárez se acomodó el balón bajo el brazo, San Siro empezó a oler la sangre. El penalti cometido sobre Lemar le tendría a él como lanzador. Los futbolistas del Milan comenzaron a pisotear el punto de penalti "para sacar un punto de ventaja", como reconocería después el propio futbolista en una entrevista en TVE, pero el uruguayo ni se inmutó. Lanzó a lo panenka para abrochar la remontada, el 1-2. No fue el lanzamiento más ortodoxo del mundo. Ni el más bello ni el más fuerte. Pero sí entró. Para que Suárez rompiera esa maldición que le perseguía. Este miércoles volverán a encontrarse.