Un espía en el Sevilla para el último niño-prodigio alemán

Cuatro semanas después de sustituir a Mark van Bommel, Florian Kohfeldt (Siegen, Alemania Federal, 1982) aterriza en Sevilla al frente del Wolfsburgo. Otro niño prodigio (Nagelsmann, Marsch, Jaissle) de los banquillos alemanes, o al menos proyecto de, que ha comenzado con el pie derecho su segunda gran aventura en la elite: tres victorias y un empate, el domingo en Bielefeld tras ir perdiendo 2-0, en sus primeros cuatro encuentros con Los Lobos.

Pocos esperaban que el equipo de la Wolkswagen contratara a Kohfeldt, o al menos que lo hiciera tan poco tiempo después de desplomarse con el Werder Bremen hacia la Segunda División la pasada temporada. Más de 40 años, desde 1980, hacía que el histórico club verdiblanco no bajaba de categoría. Técnico del primer filial del Werder durante apenas una campaña, Florian fue nombrado como interino del primer equipo tras el despido de Alexander Nouri, a finales de octubre de 2017. Galardonado por la DFB con el Premio al mejor Entrenador de Fútbol Alemán de 2018, Kohfeldt firmaba un contrato de larga duración que duró más de tres años en los que tuvo bajo su mando a un futbolista que este martes será su rival, Ludwig Augustinsson.

El lateral sueco ya formaba parte de la plantilla del Werder Bremen cuando el ahora entrenador del Wolfsburgo fue ascendido, y vivió junto a él la dureza de varias temporadas en las que se flirteó demasiado con el descenso hasta consumarlo antes de marcharse al Sevilla. Augustinsson conoce por tanto perfectamente a Kohfeldt, sus trucos, su estrategia y también la preferencia por un sistema de tres centrales en el que el escandinavo actuó la mayoría de las veces como carrilero zurdo, con mucha más libertad atacante (y también más espacios atrás) de la que dispone en la línea de cuatro defensas que casi siempre coloca Julen Lopetegui.

Como en cualquier otra larga relación jugador-entrenador, no faltan los momentos tiernos y también algo más polémicos entre Augustinsson y Kohfeldt, al que entre otras cualidades se atribuye una gran capacidad de comunicación con sus futbolistas. Entre los guiños cariñosos, el que Florian dedicó a Ludwig por el insomnio de su primera paternidad, en marzo de este año, y en medio de los malos resultados: "Seguro que tener una hija le hará mejor futbolista", dijo del lateral sueco, de 27 años.