Los goles en el Ruta de la Plata los canta el speaker más joven de España

Tomás Álvarez Crespo es todo un veterano en su puesto a pesar de tener apenas 18 años. Su voz es de sobra reconocible: es la que suena por la megafonía del Ruta de la Plata desde que tenía apenas 12 años, una edad temprana que no evitó que "el presidente de entonces, Segismundo Ferrero", le propusiera coger el micrófono un día que el titular "no podía". "Era su amigo... y así estoy desde entonces", recuerda él mismo.

Pronto le cogió "la medida, aunque al principio estaba con los nervios de cómo va a salir". Y lo sigue disfrutando, claro: "Si no me gustara, no lo haría. Después de tantos partidos ya lo voy haciendo con más soltura y mejor". Y es que, como buen animador, sabe darle el énfasis necesario en cada momento; a la hora de dar a conocer al público las alineaciones, y sobre todo, cuando le toca cantar los goles del Zamora CF. "Especialmente si es un gol importante. Se ponen más ganas que si es un gol intrascendente", apostilla.

Si hay algo que Tomás lamenta es no haber podido celebrar en el Ruta los dos últimos ascensos. El primero, a Segunda B, fue en Palencia debido a la condensación del playoff provocada por la pandemia. El segundo, a Primera RFEF, se materializó a domicilio. No pudo vivirlos con el micro en la mano, como sí vivió un encuentro que recuerda con especial cariño, "el día de la victoria en Copa del Rey frente al Sporting de Gijón", en el que todo el estadio vibró con él.

Tras varias temporadas de éxitos, hasta el pasado fin de semana, el Zamora llevaba cuatro derrotas consecutivas en casa, en un aciago inicio de temporada que lo mantiene en puestos de descenso. "Este año las cosas no van muy bien, pero estoy seguro de que la dinámica cambiará, de que volverán las victorias y seguiremos en la categoría", indica el speaker, cuyo optimismo no fue desmentido por los jugadores: este pasado domingo, ante el Calahorra (1-0), lograron el primer triunfo como locales en la presente campaña.

Como los de antes, Tomás lo vivió en la misma cabina de siempre, a la que entró con su silla de ruedas hace seis años con la misma ilusión que hoy mantiene. "Si un día me dicen que tengo que dejar el puesto, lo haré, pero si no, mientras el cuerpo aguante, yo sigo encantado de estar aquí domingo tras domingo", corrobora con una sonrisa, la de aquel niño que vivió las duras épocas de Tercera y que con el paso del tiempo ha visto crecer a su Zamora, con el que espera seguir disfrutando de la Primera Federación.