El espíritu del fútbol todavía sobrevive en Chernóbil
La explosión del reactor 4 también acabó con la trayectoria del Stroitel Prypiat FC, impulsado por las autoridades como símbolo de prosperidad.
A la 1:23 del 26 de abril de 1986, una rutinaria prueba de seguridad provocó la explosión del reactor 4 de Chernóbil, la que debía convertirse en la mayor planta nuclear del mundo (había proyectados 12 reactores). El fuego liberó una radiactividad 400 veces mayor que con la bomba de Hiroshima. La nube tóxica se extendió a 13 países de Europa. La explosión hizo inhabitable para el ser humano un radio de 30 kilómetros que aún hoy es una restringida Zona de Exclusión.
A solo 12 kilómetros de la central nuclear se encuentra Prypiat, o lo que queda de ella. Fundada en 1970 para acoger a los trabajadores de la planta, Prypiat crecía vibrante como una ciudad modelo construida al abrigo de la energía nuclear, símbolo de la prosperidad pretendida para el país por la Unión Soviética. Tenía 50.000 habitantes. "El 15% eran niños y la media de edad de solo 26 años", explica Max, nuestro guía.
Pocos asentamientos gozaban en la URSS de los equipamientos de Prypiat. Sus habitantes podían comprar coches sin guardar meses de espera. Había escuelas, hospitales, un Palacio de la Cultura, hotel, cine, teatro, piscinas de natación cubiertas… "En la época se la conocía como Soviet las Vegas", ironiza Max. En las azoteas de muchos de los edificios ennegrecidos por la radiación y el tiempo, aún sobreviven grandes letreros luminosos, muchos mera propaganda soviética, otros, anuncio de comercios, cines o teatros… "Era el único sitio de la URSS en el que la ciudad se iluminaba así, símbolo de la opulencia energética que generaba la central". Prypiat también tenía, por supuesto, un emergente equipo de fútbol, el Stroitel Prypiat FC, que estaba destinado a instalarse en la élite y que apenas ha trascendido a la historia, sepultado por la magnitud de la tragedia.
Ucrania ha convertido la zona de exclusión de Chernóbil en un extravagante reclamo turístico. Cientos de visitantes deambulan los fines de semana, en grandes o pequeños grupos, por las zonas de un territorio fantasma que es todavía extremadamente inseguro. El medidor Geiger se dispara descontrolado varias veces durante nuestra visita, pero al final de la jornada, otro medidor que portamos, este de la acumulación de radiación, determina que hemos estado menos expuestos que en un vuelo comercial de cuatro horas…
El Stroitel FC no pudo estrenar su nuevo y flamante estadio solo por cuatro días. Hoy solo es posible intuir su presencia por lo que queda de la grada principal. En el Avanhard, que significa vanguardia, ahora crecen imponentes árboles, futbolistas de madera, donde debía estar el terreno de juego, y las gradas están cediendo. El recinto estaba ideado para ser el espaldarazo definitivo del FC Stroitel. Cabían 5.000 espectadores y parte de su grada estaba cubierta. Se construyó una zona cerrada para periodistas y dignatarios, torretas de luz para poder jugar de noche, y el campo estaba rodeado por una pista de atletismo de asfalto. Debía ser inaugurado en una fecha simbólica, el 1 de mayo, Día del Trabajador, de ese fatídico 1986. El Partido Comunista tenía preparada una gran celebración. Nunca se jugó un partido de fútbol allí, como nunca dio una vuelta completa la noria del Parque de Atracciones que se construyó a espaldas de este ambicioso complejo deportivo, ahora terrorífica imagen icónica de la Zona de Exclusión. "El día de la evacuación, sin embargo (en 1.200 autobuses) las autoridades ordenaron que girara para dar apariencia de normalidad", advierte Max. "Les dijeron que volverían a casa en tres días. Nunca sucedió".
Prypiat y su campo de fútbol forman estos días parte del mismo desierto urbano. Una mirada a cualquier rincón de sus calles vacías transporta inevitablemente a los días de la tragedia. Carritos de bebé oxidados, esqueletos de coches desordenados en las calles a las que gana terreno la naturaleza, televisores antiguos amontonados en sus vitrinas de exposición… Una inquietante sensación de abandono precipitado lo impregna todo. Prypiat es una de áreas más contaminadas de la Zona de Exclusión. Está terminantemente prohibido tocar nada, mucho menos coger objetos. Un resbalón, incluso, puede resultar un grave problema, tal es el volumen de partículas radiactivas que impregna todas las superficies.
En las horas siguientes a la explosión del reactor 4 el gobierno seguía ocultando el desastre. El Stroitel Prypiat se disponía a jugar un partido amistoso ante el Mashinostroitel, de la localidad cercana de Borodyanka, para preparar la final de la Copa regional que le daba acceso al profesionalismo. El encuentro casi llega a disputarse. El relato en primera persona de Valentin Litvin, entonces capitán del Stroitel, publicado en la página de Facebook Discover Chernóbil, reconstruye aquellas horas. "Eran las 9 de la mañana, aún no había tráfico. Pero me encontré con muchos policías. Les pregunté. Ni siquiera ellos sabían por qué estaban allí. Cuando llegué vi que había un montón de gente paseando con niños, irían al fútbol. Era una mañana normal aunque el ejército estaba rociando las calles (con desinfectante). Luego, Anyukhina, el segundo entrenador, dijo que en el estadio había aterrizado un helicóptero, que no se jugaría el partido…". Dos horas después comenzó la evacuación. Avanhard también se convirtió en un helipuerto improvisado.
El FC Stroitel fue fundado a mediados de los 70 como un elemento más de aceleración de la prosperidad pretendida para la región de Chernóbil. Vasili Trofimovich Kizima, jefe de construcción de la planta nuclear y de la ciudad, fue el promotor del proyecto: "Tenemos miles de personas trabajando en cuatro turnos, nadie se va a relajar más que yendo a ver el fútbol y bebiendo una botella de cerveza". A partir de entonces el equipo, para el que se traían específicamente jugadores a sueldo de la planta nuclear pero sin trabajar en ella, fue creciendo al ritmo que se construían uno a uno los diferentes reactores.
Cuando sobrevino el accidente, impulsado también por la contratación del técnico Anatholyi Shepel, que había sido jugador de éxito de Dinamo de Kiev, Dinamo de Moscú e internacional con la URSS, el FC Stroitel estaba a solo un paso de la élite y el flamante recinto de Avanhard, en el que no se llegó a jugar partido alguno, era la guinda del proyecto. "Ese nuevo estadio es tan importante para la ciudad como la construcción del nuevo reactor", llegó a decir Vasili Kizima, ingeniero del Partido Comunista. Pero no se llegó a inaugurar… tampoco ha trascendido estadística alguna de cuál fue el destino de aquellas 50.000 personas para las que se fabricó otra ciudad de la nada, Slavutich, a 45 kilómetros de Prypiat.
El FC Stroitel continuó jugando partidos y desapareció en un año. Fue algo casi surrealista. La mayoría de sus jugadores participaron en las labores de construcción de un sarcófago que envolviera el reactor. Algunas veces iban directos a jugar desde esa actividad que les condenaba, sin saberlo, a la muerte. Fue levantado por 100.000 personas en 6 meses. Ellos salvaron el mundo. Y su espíritu, como el del equipo de fútbol de Prypiat, sigue vivo en Chernóbil.