Lugo calibra la herida del Girona
Ambos conjuntos llegan empatados a puntos en la clasificación, pero con distintos objetivos. Los locales, con nueve bajas.
Disfruta la ciudad de Lugo de las fiestas en honor a San Froilán, su patrón, y los albivermellos quieren trasladar la alegría de la celebración al Anxo Carro. Lo ideal sería hacerlo ganando al Girona, candidato a todo que llega en horas bajas y empatado en la clasificación con el CD Lugo (sigue el partido en directo en AS.com). Ocho puntos por barba que se traducen de forma bien distinta en cada vestuario. Si los locales los acompañan de buenas sensaciones, los visitantes los miran con disgusto. Es entendible si comparamos objetivos, pero los méritos de ambos los han emparejado. Ganar para el Lugo significaría un espaldarazo a un buen trabajo que no se acaba de ver recompensado, perder para los visitantes haría saltar todas las alarmas.
No debería tener Albés muchos problemas a la hora de confeccionar su once, y no por claridad en el mismo sino más bien por ausencia de alternativas. Los ocho lesionados dejan al míster albivermello, que se sentará sancionado en la grada, con tan poco margen de maniobra que solo las molestias de Manu Barreiro abrirían un hueco al único cambio que se espera, el de Carrillo en punta de ataque. Lo que si es espera es la participación de algún canterano en la convocatoria.
Tras caer ante el Almería y regresar a los puestos de descenso, el Girona es consciente que debe dar un paso al frente si no quiere verse instalado en el nerviosismo y ver todavía a más distancia a los rivales de la zona alta de la tabla. Michel sabe que cada vez tiene menor margen de maniobra y únicamente las victorias alejan a los fantasmas. En Lugo podría apostar, por fin, por alinear de inicio a Borja García, Samu Saiz y a Stuani. Si están al nivel forman uno de los mejores tridentes de la categoría y se quiere explotar. Con Juncà y Calavera de baja, Jairo y Arnau estarán en los laterales y el objetivo de Michel es seguir siendo fiel a su idea futbolística: dominar la posesión y ser un equipo vertical arriba. La teoría está clara. Toca llevarlo a la práctica.
