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¿Qué fue de De la Peña? De mito del Espanyol a decidir el futuro de Gavi

El centrocampista es ahora representante y lleva a la nueva estrella de La Masía. Fue asistente de Luis Enrique en la Roma. Su hijo juega en el filial del Nàstic.


 PUBLICADA 22/02/09 CA01 PORTADA 5COL
 PUBLICADA 23/02/09 NA MA24-25 5COL
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Es un nombre mítico: Iván de la Peña. Aquel talentoso centrocampista que pasó del Barcelona al Espanyol. Uno de los jugadores que más intensamente vivió el derbi catalán y que ahora... lo volverá a vivir. Será de otra forma, desde los despachos. A día de hoy, es agente de futbolistas y en sus manos está el nuevo y gran talento de La Masía: Gavi. Por supuesto, le gustaría para su Espanyol, pero, a un lado la rivalidad, ya hay contactos entre directiva y representante para que el debutante más joven de la historia de la Selección renueve su contrato con el Barça. Pero, ¿qué ha sido del gran De la Peña todos estos años?

Tras anunciar su retirada, formó parte del cuerpo técnico de Luis Enrique en la Roma. Fue una experiencia breve, pero intensa, en los banquillos. Si hubiera seguido en sus trece, quizás hoy en día sería parte de la Selección, que en breve disputará la final de la Nations League. Sin embargo, apostó por otro proyecto junto a su amigo y rival durante muchos años Carles Puyol y el abogado Ramón Sostres. Puyol ya no forma parte de la empresa.

Entre sus clientes se encuentran Aleñà, Bojan... Y dos talentos emergentes que darán mucho que hablar: Eric García y Gavi. En su día, se especuló con la posibilidad de que también llevaran a Luis Enrique, pero no es uno de sus representados. Pese a que aparentemente no llevan en la agencia a demasiados futbolistas, lo cierto es que su juventud y su valor de mercado les ha llenado de trabajo en los últimos meses. Sin ir más lejos, el fichaje del central por el Barcelona, tras salir del Manchester City y las negociaciones que se avecinan entre el canterano y el club para amarrar al gran talento español.

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José Manuel VidalEFE

Agente y maestro

Iván de la Peña es ahora representante, pero, en su día, fue uno de los futbolistas más reconocibles de la Primera División. Por ello, es inevitable que en su despacho deje el deporte a un lado. Él negocia, pero también es mentor. Así lo confirmó el propio Eric García en una entrevista en AS. El central, que disputó los Juegos Olímpicos con España, está en fase de crecimiento y aún necesita pulir algunos aspectos de su juego. Quién mejor para servirle que el 'pequeño Buda', pese a que jugase en otra posición.

"Sigo analizando los partidos con Iván de la Peña. Comentamos lo que opina de ciertas jugadas, porque desde la televisión se ve diferente a lo que ves en el campo. Analizamos algunas jugadas y nos centramos en las vigilancias y en todo en general, porque a los dos nos gusta mirar al detalle", explica el nuevo jugador del Barcelona en AS.

Iván de la Peña 2.0

Son bien diferentes, pero ya hay otro Iván de la Peña llamando a la puerta. Es su hijo, que se llama igual que él. Juega en la Pobla de Mafumet, equipo que tiene un acuerdo de filialidad con el Nàstic. Tiene 20 años y, desde luego, su objetivo es dar el salto al primer equipo. Es central, aunque también puede jugar de mediocentro.

El pasado mes de julio, el estadio Johan Cruyff albergó el duelo de pretemporada entre el Barcelona y el Nàstic. Koeman alineó una mayoría de canteranos, aunque también jugaron Piqué, Dest, Sergi Roberto o Riqui Puig. Enfrente, el Nàstic pagó cara la expulsión de Quintanilla en el minuto 38 y cedió por cuatro goles a cero.

¿Qué tiene que ver con De la Peña? Por su margen de mejora y la trascendencia del partido, el técnico incluyó al hijo del mítico futbolista en la convocatoria y le dio minutos en la segunda mitad. En ella, llegaron los cuatro tantos del Barcelona, con el Nàstic ya desgastado por la roja y el momento de la temporada. Salió con el número 31, fue aplaudido por el público y se marchó satisfecho. Aún no es su turno de jugar con los mayores y continuará, por el momento, en el B.

La Roma

Tiene apariencia de entrenador y su visión de juego bien podría valerle para perpetuarse en los banquillos. Y no será por no intentarlo. En verano de 2011, De la Peña decidió retirarse del fútbol profesional y su amigo Luis Enrique pasaba del Barça B a la Roma. Le llamó para ser su asistente y no hubo dudas: se subió al barco. No fue solo un capricho ni entró en juego la amistad. Además de sus conocimientos futbolísticos, 'Lo Pelat' había jugado en la Lazio y conocía bien los entresijos del fútbol italiano. No prosperó aquella aventura y en 2013 acabó fundando la agencia que sigue llevando a día de hoy.

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REUTERS

Un genio incomprendido

Cómo no iba a seguir ligado al fútbol De la Peña, con todo lo que le dio y todo lo que él mostró al aficionado. Era un futbolista diferente, con una visión de juego privilegiada y una técnica digna de grabación. En aquel entonces, en vídeo o posteriormente en DVD. Ahora, en Youtube. Era un futbolista arquitecto, de los que ya no abundan. Él no era de los de pase atrás o en paralelo al compañero liberado. Siempre buscaba las líneas, filtrar a los espacios o los envíos precisos al pie. Las pérdidas de balón eran inevitables, consecuencia de las brillantes asistencias que regaló.

Y así lo acusó a veces. Nació de la cantera del Barcelona (choca, sí, pero luego se asentó en el Espanyol). Era un talento destacado en la generación llamada a heredar al Dream Team. Con él estaban Celades o Quique Álvarez. Cruyff le daría la oportunidad y posteriormente también Bobby Robson. Era un fenómeno y en las titularidades logradas lo mostró. Él era así, una tumba abierta, un mago, de último pase, gol, elaboración...

Con Van Gaal empezaron los problemas. Ya no era el fijo en el once, ahora tenía que pelear cada oportunidad. Antes, Cruyff ya había puesto en duda su habilidad, por no ser hábil con la pierna izquierda. Clemente tampoco contó con él para la selección. A Robson también le entraban las dudas. Un futbolista más de aficionados que de entrenadores. Ponerle tenía un riesgo, para su propio equipo y también para el rival. Solía compensarlo con su magia. Es más, en la redacción se comenta que nunca nadie le dio mejores pases a Ronaldo Nazario.

Una lesión muscular le alejó definitivamente del Barça. Llegó a la Lazio y después al Marsella. No le fue bien y volvió a su casa. De un talento sin igual a un juguete roto. De la Peña se había estancado y no había encontrado sitio ni en el Camp Nou ni en sus aventuras en el extranjero. Pero llegó el Espanyol. Y de ahí a ser leyenda. 'Lo Pelat' encontró su sitio.

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GUSTAU NACARINOREUTERS

¿Qué tiene el Espanyol?

Iván de la Peña era un artista, que hasta ahora no había tenido buenos pinceles, ni se le había encerrado en su ático para que diera rienda suelta a su imaginación. Y el Espanyol se lo dio. Para él el balón, el riesgo. No fue fácil. Acostumbrado a estar con los mejores, el centrocampista llegó a un equipo al que le tocaba sufrir. En su primera temporada, peleó por no descender. Después, la época dorada perica vio la luz.

Raúl Tamudo y De la Peña. Qué dos, a los que hay que sumar olvidados como Ferrán Corominas 'Coro' o Luis García. Clasificación para la Europa League (en aquel entonces UEFA) y título en aquella final de la Copa del Rey ante el Real Zaragoza. El título convirtió al Espanyol en un puntero, un equipo respetado por todos y liderado por ese Buda, con el espectáculo por bandera.

Tanto es así que llegaron a la final de la Copa del Rey ante el Sevilla, que se resolvió en la tanda de penaltis. La presión pudo con los periquitos, que erraron tres y se despidieron de su sueño imposible. Si les sirve como referencia temporal, fue en 2007. El mismo año en el que Raúl Tamudo protagonizó uno de los audios más reconocibles de la historia reciente de la radio, marcando aquel mítico gol que fue el empate ante el Barcelona y que le acabó dando posteriormente al Real Madrid de Ruud van Nistelrooy y Fabio Capello.

La edad, en especial el físico, le jugaron una mala pasada. Aún le dio tiempo para firmar una campaña memorable: la 2007-08, donde jugó prácticamente el mejor año de su carrera deportiva. Después, las continuas lesiones musculares fueron secando su brocha. Y así colgó las botas un mago, en 2011, para un apretón de manos con el actual seleccionador. Diez años después de decir adiós a su gran pasión, maneja el futuro de los jóvenes que le ven como un referente. Gavi es uno de ellos.