La última arenga de Salustiano
El Leganés reúne a la plantilla con los hijos de Salustiano Toribio, el hincha más longevo del Leganés (106 años) recientemente fallecido para enseñarles la esencia del club y sus orígenes.
Salustiano Toribio es celebridad en Leganés. Recientemente fallecido (nos dejó el 10 de junio) fue hasta el final de sus 106 años ejemplo de vida. También de apoyo infinito a su equipo. Salus, como le conocían sus vecinos en San Nicasio, fue uno de los fundadores del conjunto blanquiazul. Lo apoyó en las muy duras y sólo cuando llegaron las maduras, se apartó de las gradas por salud, que no por falta de ganas. Existencia en pepinero ahora transformada en una última arenga póstuma para que sus jugadores regateen la crisis que atraviesa el cuadro de Garitano. Auspiciado por el club y con el apoyo solícito del propio técnico de Bergara, este jueves sus hijos han visitado a la plantilla para recordarles qué es el Leganés y, sobre todo, qué significa ser del Leganés a través de los ojos de su padre.
Ha sido a primera hora de la mañana, antes de que comenzara una sesión de trabajo a la que alguno ha acudido con los ojos humedecidos después de saber del amor que Salus profesaba a sus colores. Las mismas lágrimas que han inundado el relato de los hijos y un nieto de este leganense ilustre.
Las palabras de unos y de otros han dibujado en la sala de prensa de la Instalación Deportiva Butarque historias inéditas. De caminatas eternas para ver a su equipo después de trabajar la huerta (Salus era horticultor) o broncas a los suyos para que acudieran al estadio a animar al equipo cuando él no podía por una salud siempre colgada de la ilusión por unos colores.
Una última visita a Butarque
“A mí el fútbol me da la vida”, dijo la última vez que supimos de él por boca (o vídeo, mejor dicho) del Leganés. Salus protagonizó la campaña por la que el club anunciaba que los carnés de socios sería para toda la vida. En aquella ocasión dijo que le gustaría pasarse por Butarque una vez más.
“Cuando salió de la residencia lo primero que nos dijo fue que le lleváramos al estadio”, confesaba su nieto. Fue la última vez que le vimos pisar un recinto que este viernes inaugurará una placa en su honor y que ya el sábado llenarán unos jugadores (sus jugadores) ahora más empapados de la realidad del Leganés.
Un fundamento del ‘Garitanismo’
No es la primera vez que el club (y Asier Garitano) toman iniciativas similares para mostrar a la plantilla la esencia de la entidad, la ciudad y sus gentes. Ya en 2018 Blanca Poza, enferma de cáncer, visitó el vestuario para contar cómo el ejemplo del ‘Pepinazo’, el triunfo del Leganés sobre el Real Madrid en Copa del Rey en el Bernabéu, la inspiró para combatir "el bicho" (Blanca dixit).
Gestos que, como la firma de autógrafos del pasado miércoles a cargo de Fede Vico y Borja Garcés, o la visita de Javi Hernández y Xavi Quintillà a los voluntarios de Protección Cívil, pretenden reconectar al Leganés con su ciudad y viceversa. Vasos comunicantes que sirven para explicar el sentimiento pepinero y sus últimos éxitos. “Saber quiénes somos y de donde venimos”, recita el ‘Garitanismo’, doctrina que termina en el césped, pero se inicia más allá de sus límites con historias como la de Salustiano Toribio, ahora convertida en una última arenga para los suyos.