Sadiq manda en Almería

El fútbol, con Umar Sadiq, es mucho más fácil. A él se aferra el Almería para mantener vivo una temporada más el sueño del ascenso y él fue quien desencalló el partido ante un Málaga que fue mejor por momentos pero que no supo sacar partido a jugar toda la segunda parte contra diez. El ‘9’ rojiblanco recuperó el traje de héroe que tantas veces ha lucido desde que aterrizó en el Mediterráneo para liquidar al Málaga y despejar muchas de las dudas que el Almería se trajo del duelo ante el Amorebieta.

El Málaga tuvo el partido donde quiso hasta que, paradójicamente, más de cara se le puso todo. Un error de bulto de Martos nada más volver del vestuario le dejó vendido ante Brandon, que le sacó la segunda amarilla. Hasta entonces mandaba el Málaga, que apenas concedía atrás y que había dispuesto del balón y de las mejores ocasiones del envite. Pero lejos de arrugar al Almería, la inferioridad numérica le espoleó. Incomprensiblemente, el Málaga desapareció del partido y los de Rubi decidieron el choque en dos zarpazos de Sadiq y Chumi.

El nigeriano impuso su ley, sacó a relucir su extenso catálogo de delantero y firmó un cabezazo de manual para adelantar a los rojiblancos en el 51’. Juande perdió claramente el duelo aéreo y pidió una falta que el árbitro no concedió. Parte del mérito también fue de Akieme, que puso un centro perfecto y reclamó su trocito de protagonismo en el gol que empezó a inclinar la balanza a favor de los locales. Turki Al Sheikh cerró el grifo este verano. Por primera vez no hubo dispendios en el mercado, pero mantener a Sadiq vale por un buen puñado de fichajes. El espigado ariete rojiblanco es absolutamente diferencial en la categoría. Si mantiene su nivel, el Almería será, un año más, firme candidato a todo.

Sadiq allanó el camino al Almería y Chumi dio la puntilla al Málaga siete minutos después del 1-0. Dani Barrio midió mal su salida en un balón parado lateral y el balón le quedó franco a Samu. Su poco ortodoxo y discutible remate lo convirtió el zaguero indálico, sobre la línea, en el 2-0.

José Alberto no daba crédito en el banquillo. En el primer tiempo su equipo había tirado por el sumidero dos ocasiones muy claras de Paulino, que evidenció que su talento radica en sus pies y no en los remates de cabeza, y un lanzamiento de falta de Cufré que se estrelló en la cruceta. Sin embargo, el Málaga fue incapaz de imponerse cuando el rival se quedó con diez a los pocos segundos de iniciarse la segunda parte.

Rubi y el Almería leyeron mucho mejor lo que demandaba el partido tras la roja a Martos. A pesar del doble varapalo, el Málaga tiró de orgullo y, como en Ibiza, acumuló varias ocasiones cuando se vio con todo perdido. Roberto, Jozabed y Víctor Gómez rondaron el gol, pero Fernando no estaba dispuesto a dejar escapar la oportunidad que le brindó Rubi. La titularidad de Makaridze está más que nunca en entredicho.

Agarrado a su portero soportó el Almería el arreón final del Málaga y se fue a la cama en posición de ascenso directo. Los blanquiazules, en cambio, arrojaron por la borda una oportunidad de oro para presentar sus credenciales, empezar a infundir respeto entre los gallos de Segunda y alimentar la notable ilusión que el proyecto ha despertado entre el malaguismo.