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COPA DEL REY | ATHLETIC - REAL SOCIEDAD

El derbi de los alcaldes

Aburto y Goia mantienen una sana rivalidad. "Lo siento, pero la Copa se tiene que venir a Bilbao", sentencia le rojiblanco. "No terminé de ver la final del 87 por los nervios", se entristece el donostiarra.

Goia, con Aburto.

En sus manos está el gobierno de dos ciudades tan turísticas y de vanguardia como Bilbao y San Sebastián. Una se asoma a la Ría; la otra, al Cantábrico. Les une el agua y les separa la rivalidad. De cara a la final de Copa, Aburto y Goia, los dos alcaldes, barren para casa. No quieren aguantar las chanzas del vecino.

JUAN MARI ABURTO: "Lo siento, pero la Copa tiene que venir a Bilbao"

A Juan Mari Aburto (Bilbao, 60 años, cumplidos el domingo) no le deja de sonar el teléfono estos días. En plena entrevista le llama el alcalde de Zaragoza. Recibe a AS en su despacho y se atreve a dar unos toques al balón en el conocido Salón Árabe del Ayuntamiento de Bilbao, una auténtica joya arquitectónica. Asiste como primer edil al fin a una final de Copa, ya que la anterior le pilló en pleno proceso electoral, pero ha dado suerte en las dos de Supercopa que ha vivido ocupando su actual cargo: ambas cayeron del lado bilbaíno. Fue central y hasta se aficionó a entrenar. 

¿Dónde verá la final?

En casa, en familia, con una merienda-cena y una ilusión enorme porque solamente llegar a la final es eso y genera en toda la ciudad un ambiente diferente. Haré una tortilla, como esos días de partido en los que te la llevas de bocadillo; una de patata normal y otra con cebolla, muy pochadita, para diferentes gustos.

Se le hará raro no estar en el palco…

Sí, no le oculto que como alcalde era una ilusión enorme poder acudir en representación de la ciudad y poder recibirles en el Ayuntamiento si ganan la final, pero la responsabilidad y la situación de salud que estamos viviendo hace que eso sea imposible en estos momentos. No tendría sentido que la afición no pueda acudir y lo haga el alcalde. Ojalá esto pase cuanto antes y podamos ir volviendo a la normalidad.

¿Duele más el hecho de ser una final vasca y tener que vivirla en casa?

Duele mucho. A mí como alcalde y estoy convencido de que al presidente del Athletic, con el que he estado hablando de estas cosas. Le duele al equipo y, sobre todo, a la ciudad. Estamos todos necesitados de tener algunas válvulas de escape y estamos seguros de que esta sería una gozada, porque el Athletic es muy especial para nosotros. Y estoy convencido de que le duele mucho a Sevilla que no haya público, porque saben que entre guipuzcoanos y vizcaínos hubiéramos llenado los sesenta mil asientos de La Cartuja, pero es que seguro que otros veinte mil o más seguro que habríamos llenado las calles de Sevilla.

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Un año desde que empezó el confinamiento y esta pandemia que nos cambió la vida a todos. Seguro que esta Copa puede ser algo así como una vacuna, una inyección de alegría…

Sin ninguna duda. Es una vacuna social para la tocada moral colectiva lo que ha significado llegar a una nueva final y haber ganado la Supercopa. Ganar estas dos finales sería una extraordinaria vacuna para ir haciendo este tránsito por la pandemia de una manera diferente.

¡Son muchos años 37 sin una Copa!

Demasiados. Tenía mucha relación con Piru Gainza, histórico extremo izquierdo del Athletic. Cuando era niño me solía decir: 'Mira, Juan Mari, nosotros necesitamos ganar un título cada diez años. Porque es la forma en que nuestra filosofía permanezca entre los niños y las niñas. Los niños quieren ser ganadores y por eso hemos visto durante años por las ikastolas y colegios de Bilbao a chavales con la camiseta de Messi o Cristiano. Para nosotros es muy significativo. Y las finales de la época de Bielsa y las actuales van a hacer que los más pequeños vean que con la camiseta del Athletic se pueden ganar títulos. Eso es reforzar una filosofía diferente y que nos distingue del resto'.

Se ha probado ya La Gabarra en la Ría. ¿Una bilbainada?

Empezamos con el Athletic, el Museo Marítimo, el Puerto y la propia Diputación a realizar un convenio para la reparación de La Gabarra antes de la final prevista para el año pasado. Se ha hecho un proceso de reparación y ahora coincidía con fechas para hacer las pruebas de flotabilidad. Unidas las dos cosas, esos ensayos y las finales, parecía una bilbainada, pero en Bilbao somos muy respetuosos con el adversario. Va a ser una final del fútbol vasco. Los derbis son intensos y emocionantes. El sentimiento del fútbol vasco va a estar muy presente en esta final histórica, que no se ha producido nunca. Ambas aficiones y ambos equipos esperamos con una ilusión enorme y no me queda más que decir que lo siento, pero la Copa tiene que venir a Bilbao.

¿Ve a su equipo favorito, por lo tanto?

No me importa quién es favorito. En términos de favoritos esta final la veo más igualada y la del día 17 el favorito es el Barcelona. Pero el Athletic nos ha demostrado que es capaz de todo y en estos momentos estamos con una fuerza anímica que nos lleva en volandas y los partidos no duran 90 minutos sino algo más y en esos instantes somos capaces de hacer mucho daño al rival.

¡La raza bilbaína! Pases de eliminatorias con mucha agonía…

Siempre hemos visto que la ciudad ha resurgido de sus cenizas, le hemos dado la vuelta a la situación con esa fuerza que tenemos y el Athletic es reflejo de ella. Basamos nuestro juego y nuestra historia en dos características: mucha fuerza e intensidad por un lado y velocidad por otro.

¿Se lanza piques con Eneko Goia, su homólogo donostiarra?

Los dos somos muy aficionados y hemos visto muchos partidos juntos a lo largo de estos años tanto en Anoeta como en San Mamés. Cada uno defiende lo suyo, no puede ser de otra manera.

Aburto, en el Salón Árabe del Ayuntamiento de Bilbao
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Aburto, en el Salón Árabe del Ayuntamiento de BilbaoAIOL

La celebración de la Supercopa en la intimidad fue muy emotiva.

Recuerdo mucho la de 2015, con Ernesto Valverde y Carlos Gurpegui viniendo con el trofeo a las escalinatas del Ayuntamiento, con toda la explanada repleta de gente. Y esta de 2021 ha sido diferente porque se hizo en la intimidad, con los cinco capitanes, con Marcelino, al que conocí ese día, y el presidente. Fue un acto cargado de simbolismo, pero repleto de sentido por lo que representa para el Athletic ganar un título.

Marcelino hasta se soltó en euskera, ya parece un bilbaíno más.

Una de nuestras características es que recibimos a la gente con los brazos abiertos y, sobre todo, que quien nos conoce siempre tiene la sensación de: cómo no he podido vivir yo esto antes. Pasó con Caparrós, que terminó siendo Jokin, con Bielsa… y va a pasar con Marcelino. Me acuerdo con Kendall, que vino a entrenar al Athletic del Everton y cuando dejó Bilbao, una vez al mes seguía viniendo a Sondika a cenar todos los meses a un txoko. Eso solo puede ocurrir aquí.

Con lo que representa para la ciudad San Mamés… verlo vacío durante un año será especialmente doloroso para el alcalde.

Es muy duro. Siempre digo que el ejemplo más notorio de que habremos superado la pandemia será cuando San Mamés se vuelva a llenar, cuando regresemos a esas gradas a animar a nuestro equipo. Duele ver que desde el punto de vista social todo lo que representa el Athletic no puede tener esa expresividad que a nosotros nos gusta. Somos un equipo muy imbricado con su pueblo, tal y como dice el himno.

Por cierto, ¡está molesto con el tema de la Eurocopa!

No, estoy muy molesto porque no se puede jugar con el trabajo de una institución como la nuestra. Bilbao en su día optó por la Eurocopa, se decidió por parte de la UEFA que esta ciudad fuera sede y llevamos seis años trabajando en diversos equipos que tienen que ver con la seguridad, la movilidad, comunicación y muchas cosas. Hay muchas personas de este Ayuntamiento dedicadas en esa tarea y se está gastando mucho dinero para tener un evento que lo contemplamos en términos económicos fundamentalmente por lo que aporta a la ciudad y por la imagen que se va a proyectar de Bilbao hacia el mundo, de tal manera que haya mucha gente que cuando vea los partidos pueda decir: yo a esta ciudad tengo que ir. Por eso que se cuestione esa circunstancia y se hable de no sé qué problemas políticos, es un sinsentido y uno sospecha de que hay alguien, no sé quién, que quiere poner palos en las ruedas y nosotros tenemos la intención de seguir trabajando para que la Eurocopa sea un evento en Bilbao.

Y ha logrado traerse el Tour a Bilbao. ¡La Grand Départ!

Hemos estado trabajando las tres instituciones, Gobierno, Diputación y Ayuntamiento por esa circunstancia. En 2016 en una llegada a Bilbao de la Vuelta, empezamos a hablar, era el reto definitivo. Prudhomme nos expresó que están a favor de aterrizar aquí. Si el Tour quería venir y le queríamos traer... esas voluntades se tenían que fusionar en el tiempo. La pandemia nos ha retrasado un año, pero lo tendremos aquí en 2023. Es una noticia ilusionante. Económicamente nos va a suponer un gran impacto favorable. 

A ver si llega a esa salida Euskaltel o se llama MásMóvil...

Ojalá pueda llegar al Tour el Euskaltel. Estará en la Vuelta y la Itzulia, deseo fervientemente que pueda arrancar el Tour en 2023, Querrá decir que la salud del equipo es buena y ha ido escalando posiciones.

ENEKO GOIA: "No terminé de ver la final del 87 por los nervios"

EI alcalde San Sebastián, Eneko Goia (San Sebastián, 49 años), del PNV como su rival del sábado, Aburto, vive los días previos a la final de Sevilla "con nervios". Tantos, que no sabe si podrá ver el partido entero o tendrá que dejarlo a un lado, como en la última Copa que ganó la Real Sociedad en 1987.

 ¿Nervios?

No voy a negar que algo de nervios tengo, y muchas ganas porque nos ha costado mucho llegar a estar final, con la pandemia por medio. Y emoción, porque siento mucho los colores y verles jugar esta final para mí es un orgullo.

¿Dónde estaba en la última final de la Real, en 1987?

En casa. Lo recuerdo bien. Lo pasé fatal, como muchos. Fui incapaz de ver el partido hasta el final, porque no soportaba los penaltis, me subía por las paredes. Y me marché, supe que Arconada había parado el penalti decisivo por los gritos que se oían por el patio de casa.

¿Entonces cómo vivirá la final de La Cartuja?

La voy a vivir con intensidad y nervios. E igual hago lo mismo y me tengo que retirar porque no puedo aguantar. Pero intentaré ver todo el partido.

¿Ha habido piques con el alcalde de Bilbao?

No. No los hemos hecho y no creo que los hagamos en exceso. Con otros alcaldes sí que discuto mucho, pero con el de Bilbao siempre me he sentido muy bien tratado cuando he ido a un derbi a San Mamés. Es superrespetuoso y la verdad es que da poco pie a que pueda haber piques, aunque algunos otros nos busquen la boca.

¿Cómo le sentó que se intentará meter solo público sevillano en la final cuando usted ha renunciado a viajar a la final?

Me enfadé bastante. Pero no por declinar viajar, eso es algo personal y es indiferente, sino porque está siendo complicado hacer ver a la gente que hay limitaciones que debemos cumplir. Y algunas son duras. Y de repente se permite una final con 20.000 espectadores, y a mí se me ponía en una tesitura complicada. Hubiera sido un error porque lanzábamos un mensaje erróneo a la ciudadanía. Era incoherente.

¿Es optimista?

Lo soy por naturaleza. Después del 1-6 tenemos cierto susto, pero creo que no debemos perder la perspectiva y salir con moral de victoria. Es verdad que si se llega a celebrar en su momento, en 2020, la Real parecía imparable y ahora tiene un comportamiento más desigual, pero desde luego se van a dejar la piel, estoy seguro, y nos darán esa alegría.

Goia, dando toques a un balón en el Consistorio donostiarra.
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Goia, dando toques a un balón en el Consistorio donostiarra.AMAIA ZABALODIARIO AS

¿Qué supondría ganar la Copa 34 años después para San Sebastián?

Un chute de alegría en un contexto en el que no hay muchos motivos para la alegría. Siempre digo que la Real encarna un orgullo de pertenencia que es independiente de las opiniones políticas o de otras cosas, y es lo que nos une. Y el poder celebrar, aunque sea de una forma responsable, una victoria de la Real te da un chute que es importante en este momento.

Hay que recordar que hay que ser prudentes en caso de ser campeones. Digo con las posibles celebraciones...

Así es. Llevamos más de un año en esta situación y hemos aprendido bastante. Pero hay fechas y eventos que cuesta no celebrar como antes, como el Día de San Sebastián, por ejemplo. Pero es lo que tocará si ganamos y lo que tenemos que hacer por responsabilidad. Hay muchas maneras de demostrar el orgullo de ser de la Real y estoy convencido de que lo haremos.

¿Se atreve con un resultado?

Pues me gusta decir que vamos a ganar 1-2. Pero mientras ganemos cualquier resultado es bueno (risas).