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VALENCIA

Doce años con el esqueleto del nuevo (viejo) estadio del Valencia

En el mundo se han construido más de un centenar de estadios desde que el Valencia paralizó su obra el 25 de febrero de 2009. Al Atlético, la mudanza al Wanda, le reporta 60 millones.

Panorámica del esqueleto de hormigón del futuro estadio del Valencia, cuyas obras llevan paralizadas desde 2009.
Alberto IranzoDIARIO AS

El Valencia lleva 12 años dándole vueltas a cómo reanudar las obras de su nuevo (viejo) estadio. El 25 de febrero de 2009 Vicente Soriano no tuvo otra que dar la orden de paralizar la construcción. El club era incapaz de cumplir con los pagos pendientes con FCC y Bertolín. 12 años en los que ninguna de las gestiones al frente del club (Manuel Llorente, Amadeo Salvo y Meriton Holdgins) ha encontrado una solución válida para que el Valencia finalice el recinto, cuya primera piedra se puso en 2007 y donde la entonces alcaldesa Rita Barberá quería que se celebrase la final de la Champions League de 2011.

En estos 12 años, en los que el esqueleto del nuevo (viejo) estadio preside una de las principales arterias de entrada a la ciudad, en el mundo se han inaugurado más de cien estadios de fútbol, entre otros el del Tottenham, Juventus, Rapid de Viena, Magunzia, Cornellà, Besiktas o Atlético de Madrid. El traslado desde el Vicente Calderón al Wanda Metropolitano le supuso hasta la pandemia al club rojiblanco un incremento por temporada del 38% en sus ingresos por venta de abonos, palcos vips y explotación del recinto para eventos, además de los 10 millones de euros anuales que paga Wanda por el naming del estadio. Ese porcentaje se traduce en unos 60 millones de euros más de ingresos al año (tres cuartas parte de lo que por ejemplo ingresa el Valencia en derechos de televisión: 82 millones).

El Valencia, en la etapa de Juan Soler, ideó un plan estratégico tan simple como finalmente devastador. Digamos que el club actuaba de promotor y sin financiación externa en la construcción del nuevo estadio. Así, durante los primeros meses de construcción, de las arcas del club salían cada mes millones de euros destinados a la obra. El concepto clave era la parcela del actual Mestalla, con cuya venta se pagaría la obra. Pero al Valencia le cambió el paso la crisis económica de 2008, Vicente Soriano se quedó sin dinero para tan siquiera pagar a los futbolistas y el esqueleto de hormigón de la Avenida de las Cortes Valencianas se transformó en un monumento a la “burbuja inmobiliaria”.

Desde entonces la construcción del nuevo estadio está paralizada a la espera de un comprador para la parcela de Mestalla. Dos son los proyectos que más cerca han estado a ojos de los dirigentes blanquinegros de activar las grúas: Valencia Dinamiza y el proyecto NewCoval, gestado en la etapa de Manuel Llorente con los entonces directivos de Bankia, y el de ADU Mediterráneo, una cooperativa de viviendas con la que negociaron Anil Murthy y Mateu Alemany, pero que tampoco ha cristalizado, aunque no está descartada al cien por cien.

Durante los últimos 12 años, el Valencia le ha dado varias vueltas a su faraónico proyecto inicial (siempre con miras a reducir su coste final y a convertir el recinto en funcional para las necesidades reales del club) y las instituciones han contribuido en forma de Actuaciones Territoriales Estratégicas a tratar de que una de las entradas a la ciudad no esté presidida por una mole de hormigón que evoca al Coliseo de Roma y a los días de vino y rosas. Pero la ATE de Mestalla lleva implícita unos hitos y unos plazos que el Valencia no va a cumplir. En mayo de 2021 debería estar acabado el estadio para iniciar así el derrumbe de Mestalla y comenzar en 2023 y finalizar en 2025 la construcción del proyecto que reemplazará al estadio che.

Anil Murthy regresará este domingo de Singapur y en su agenda tiene prevista una reunión con el President de la Generalitat Ximo Puig. En ella, el presidente del Valencia, que hoy jueves se verá con Peter Lim, espera conseguir la prórroga de la ATE y con ello salvar los 40.000 metros cuadrados de suelo terciario incluidos en el plan del solar de Mestalla. De no ser así, en caso de no conseguir la prórroga y por lo tanto perder tal cuantía de metros, el valor de la parcela de su actual estadio se reduciría entre 15 y 25 millones (reducción que todo sea dicho el Valencia ya incluyó en su última cuenta de resultados y presupuesto).

400 millones ingresados por traspasos de futbolistas

Layhoon Chan y Anil Murthy, los dos presidentes que ha tenido el Valencia desde que es propiedad de Meriton Holdings, siempre han mostrado públicamente su intención y voluntad de reanudar las obras del nuevo estadio y hacer la mudanza de Mestalla. Pero en seis años, pese a que el club ha recaudado 400 millones en traspasos de futbolistas, el concepto básico de negocio o la fórmula para hacerlo no ha cambiado con respecto a la primogénita idea de Juan Soler, es decir, primero vender Mestalla, después reanudar las obras.

Es más, el club, Meriton, ha hecho cálculos de lo que costaría derruir el nuevo estadio (unos 30 millones) y así quedarse para siempre en Mestalla (un estadio que cumplirá en 2023 cien años de existencia). Pero tal posibilidad se da de bruces con la realidad: en los juzgados de Valencia hay sentencia firme y sin que opción a recurso que obliga al derrumbe de una de las gradas del actual Mestalla, una sentencia que aún no se ha dado orden de ejecutar es porque se está siendo condescendiente con la entidad privada más relevante de la Comunitat Valenciana y porque cuando se supo el veredicto del juez, la mudanza era algo que se daba por seguro.

Escepticismo político

Ahora, desde el club, se difunde la idea de que el propietario avalaría o concedería un préstamo para reanudar la obra mientras llega ese comprador para la parcela, aunque las instituciones son escépticas hasta comprobar que las palabras se traducen en hechos. “Estoy como Santo Tomás, cuando vera actuaciones estaré encantado”, dijo recientemente el alcalde Joan Ribó. Mientras, la vicealcaldesa Sandra Gómez, según informa eldiario.es, mantiene su voluntad de rechazar cualquier prórroga de la ATE y anular el plan del nuevo estadio si el Valencia no pide licencia de obras antes de mayo.