Al-Khelaïfi y el Barcelona, una historia de amor y tensión
El presidente del PSG es un confeso admirador del conjunto azulgrana, pero los diferentes capítulos entre clubes (Verrati, Neymar, Messi...) han agriado la relación.
"Deja a Messi, ladrón", le espetaba la afición del Barcelona a Nasser Al-Khelaïfi a su llegada al hotel de concentración del PSG. El continuo enredo del conjunto parisino con la estrella argentina no gusta en Can Barça y las diversas declaraciones llegadas desde Francia han tensado una cuerda que está próxima a romperse. Si los intentos blaugrana por pescar en el Parque de los Príncipes han sido una especie de quiero y no puedo (Verrati, Marquinhos o Thiago Silva fueron objetivos en el pasado), desde el otro lado ha sido lo todo lo contrario, quiero porque puedo, véase Neymar. Sin embargo, no siempre fue así...
Nasser Al-Khelaïfi aterrizó en París como un confeso admirador del Barcelona, como relató en su día un colaborador del qatarí a 'L'Équipe': "No le gusta que la gente hable de él, pero lo único que puedo decirte es que ama al Barça". Y es que, como el propio Nasser reconoció al citado diario cuando apenas llevaba un curso al frente de la nave, su intención era crear una identidad para el equipo, "a la imagen del Barça". "En todo el mundo admiramos el juego del Barcelona, esperemos que algún día digamos lo mismo del PSG", decía.
Inicios amables
En un principio, el nexo de unión comenzó en 2012, cuando llegaron Maxwell y Motta. El primero, directamente desde el Camp Nou y el segundo desde el Inter, pero habiendo bebido de las enseñanzas de La Masía. En 'L'Equipe' señalan la especial querencia del máximo dirigente por la pareja de exbarcelonistas, con quienes hablaba a menudo de su exequipo. En 2013 llegó el primer reto, pues ambos conjuntos se cruzaron en la Champions. El Barça saldría triunfador, pero Al-Khelaïfi no está molesto y vuelve a adular la robustez de la entidad rival: "El Barça no se construye en tres años".
Primeros desencuentros
Pero a partir de 2013 comienzan las tiranteces. El PSG ya comienza vestirse como los grandes equipos de Europa y sus jugadores comienzan a llamar la atención. Si tiempo atrás no había músculo económico y/o deportivo para retener a sus estrellas, la inversión qatarí cambió la película por completo. Así, rechazan los acercamientos de Barça a Thiago Silva, Marquinhos y Verratti. Entre finales de 2013 y 2014 tantearon a los dos primeros, insistiendo en 2016 por el segundo. En tanto que en 2017 dijeron 'no' a una oferta de 100 millones por el internacional italiano, todo ello recordado por 'L'Équipe'. "Nunca podría vender a Marco porque le considero el campeón sobre el que construir un gran PSG y, si lo vendo, me juego mi puesto. En Doha nunca me perdonarían", fueron las palabras que le dijo Al-Khelaïfi a Donato Di Campli, agente del centrocampista en ese momento, y que este compartió en el 'Corriere dello Sport'.
Neymar y Messi, las tijeras que cortan la cuerda
En 2012, el presidente parisino dijo que su sueño era "encontrar al nuevo Messi" y así llegamos a 2017, cuando lo encontró. Después de uno de los mayores culebrones de los últimos años, Neymar acabaría dejando el Barça convertido en el jugador más caro de la historia, pago de los 222 millones de euros de la cláusula mediante, rompiendo definitivamente el puente amistoso creado a base de admiración en los comienzos de este PSG respaldado por Qatar Investment Authority (QIA).
Y si ya encontró a su Messi particular, ahora quiere hacerse con el verdadero. Neymar y Di María, con sus declaraciones, han activado las bombas de más megatones, pero Nasser aportó su granito de arena dos meses atrás. Al ser preguntado por el posible fichaje de argentino, afirmó no poder "hablar de eso", entre risas. La pregunta la regateó, pero no la negó. Ahora, con el contrato de Leo llegando a su fin y el compendio de acercamiento al '10' del Barça desde París, la afición azulgrana la ha tomado con él. Si Neymar tensionó la cuerda, el 'caso Messi' ha terminado cortándola.