El Mallorca-Espanyol arbitral es de los bermellones por goleada

Se disputa el domingo uno de los grandes partidos de la temporada en Segunda División, el Mallorca-Espanyol, entre el líder y el segundo clasificado, ambos recién descendidos y que han intercambiado sus posiciones a lo largo de estas 24 jornadas. Pero también se libra otra batalla, la de las susceptibilidades, que tiene las decisiones disciplinarias en el punto de mira. Esa otra clasificación, la arbitral, solo tiene un color, el bermellón, que se asemeja precisamente al rojo que hace en ese aspecto líderes destacadísimos a los de Luis García Plaza.

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Y eso que, a priori, los datos no invitarían a pensar en esa clara ventaja. El Mallorca es el cuarto equipo que más faltas comete en Segunda, 391, mientras que el Espanyol es vigesimosegundo y colista en esa tabla, con solo 297 infracciones. En cuanto a faltas recibidas, el balance es casi idéntico, 314 y 318, respectivamente. Pero ello no se traduce en los capítulos que más pueden influir a la hora de decantar un resultado por argumentos extradeportivos.

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Lo primero que les diferencia son los penaltis, que es de +5 para los insulares (seis a favor, uno en contra) y de un discreto +1 para los pericos (cuatro ejecutados, tres penalizados). Pero eso es solo la punta del iceberg. El abismo entre Mallorca y Espanyol se sitúa en las expulsiones.

Hasta diez de los adversarios de los bermellones han sido apartados antes de tiempo de sus partidos, empezando curiosamente por Marc Roca en la segunda jornada y acabando por Nicolás Gorosito el pasado fin de semana en el Carlos Belmonte, tan rigurosa que el Albacete está yendo hasta el final, Apelación, para que se lo retiren. Por el contrario, solo han sufrido los de García Plaza tres expulsiones en contra (dos de ellas, en el mismo partido). Entre sumas (239’ a favor) y restas (74’ en contra), han pasado 165 minutos en superioridad.

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¿Y el Espanyol? Si bien sí había sufrido expulsiones en sus carnes desde la mencionada de Roca, y siguiendo por Miguelón Llambrich en Leganés y Lluís López en Las Palmas, ambas con amarillas hasta cierto punto rigurosas, a favor no había experimentado ninguna hasta el pasado lunes en el Anxo Carro, ante el Lugo, cuando Marcelo Djaló vio su segunda amarilla en el minuto 83' de partido. Así las cosas, su balance es negativo: 93 minutos con uno menos y solo siete con superioridad numérica. Es decir, un -86'.

En resumen, este otro Mallorca-Espanyol arbitral se salda con 251 minutos más jugando contra diez en el caso de los bermellones, el cuarto equipo que más faltas comete en Segunda, respecto a un Espanyol que, con todos estos datos sobre la mesa, llega receloso a Son Moix, con la esperanza de que el partido de la disciplina, del árbitro y del VAR no influya en el resultado deportivo.