El Real Zaragoza se hace fuerte en La Romareda
El equipo aragonés no enlazaba cuatro victorias en su estadio desde mayo de 2018. Es la tercera vez que lo consigue en estas ocho temporadas en Segunda División.
El Real Zaragoza se está haciendo fuerte en La Romareda y una prueba de ello es que ha ganado sus últimos cuatro partidos como local, además sin encajar un solo gol. A comienzos de diciembre, aún con Iván Martínez en el banquillo, se impuso al Fuenlabrada por 1-0. Justo antes del parón de Navidad, en el estreno liguero de JIM, venció al Lugo por idéntico resultado. Ya en enero, ganó al Logroñés por 2-0 y ayer viernes hizo lo propio ante la Ponferradina por 1-0.
El equipo aragonés no enlazaba cuatro victorias en su estadio desde mayo de 2018, cuando se impuso al Huesca (1-0), al Almería (2-1), al Sporting (2-1), al Albacete (4-1) y al Valladolid (3-2). Un total de cinco triunfos seguidos en casa que ya había logrado esa misma temporada 2017-18, también en la segunda vuelta: Tenerife (1-0), Córdoba (1-0), Lugo (2-0), Oviedo (2-1) y Lorca (3-1). Entre medias, la inesperada derrota frente al Sevilla Atlético por 0-1, que evitó el pleno de victorias como local en la segunda parte del campeonato.
Aquellas dos rachas y la actual han sido las tres únicas ocasiones en las que el Zaragoza ha enlazado un mínimo de cuatro triunfos en La Romareda en estas ocho temporadas en Segunda División. Sin duda, esta fortaleza en casa ha permitido a los aragoneses estar más vivos que nunca en la lucha por la permanencia y de hecho son el noveno mejor local de la categoría con 19 puntos de 36 posibles, eso sí, habiendo disputado uno o dos partidos más en su estadio que el resto.
Por tanto, el Zaragoza necesita mejorar sus números a domicilio para poder escapar definitivamente de la amenaza del descenso, ya que es el peor visitante de la categoría con un balance de nueve derrotas, un empate y una victoria, que logró en los despachos por la alineación indebida del Alcorcón. Es decir, cuatro puntos de 33 posible y ningún triunfo sobre el terreno de juego. Una losa demasiado pesada que le impide escalar posiciones y que contrasta con su buen hacer en La Romareda en los dos últimos meses de competición.