Keidi Bare, la pared maestra
Aunque el jugador declaró recientemente no sentirse "importante", el albanés se ha ganado un sitio en el equipo y su aportación mejora al Espanyol.
El fichaje de Keidi Bare se desarrolló por capítulos, como una serie de Netflix cuyo desenlace estaba cantado desde un comienzo pese a los giros de guion. El Espanyol ya había puesto sus ojos en el albanés antes incluso de que finalizara la temporada en Primera. Hasta algunas fuentes apuntaron que podría existir un compromiso escrito entre todas las partes: el mediocentro recalaría en un mejor club, el Málaga obtendría un ingreso y el Espanyol, reforzarse con una pieza que le faltaba en su año en Segunda. Al final, la operación se cerró en dos millones.
Han transcurrido cuatro meses de aquel desenlace y Keidi Bare, tras un inicio falto de ritmo y con lesiones, se ha convertido en la pared maestra del equipo de Vicente Moreno, un complemento ideal debido a su recorrido, lo que provoca que los laterales puedan ser extremos y el equipo no se resienta defensivamente. Partido a partido, el ex del Málaga ha ido encajando, mejorando sus prestaciones, y ahora parece que será el mediocentro posicional titular hasta que finalice el campeonato, por delante de Pol Lozano, Fran Mérida y un David López asentado atrás.
En Girona, incluso, pudo golear en un centro de Raúl de Tomás que remató a bocajarro y desbarató el meta Juan Carlos. Una muestra más de su capacidad para abarcar varias zonas del campo, como se puede comprobar en el gráfico que ilustra esta información ante el Castellón. El albanés, con un alto porcentaje de acierto en el pase, ocupa prácticamente todas las zonas centrales del mediocampo.
Uno de los aspectos del juego que ha corregido el centrocampista es la efectividad en el pase. Ante el Logroñés, por ejemplo, Bare perdió 17 balones, por solamente ocho en Girona o tres ante el Castellón. Más arropado, el albanés también ha mejorado su índice de tarjetas sin perder agresividad, pues solamente ha visto dos en los partidos que acumula (en total 11, siete de titular). A sus 23 años, el Espanyol ha podido ganar un jugador de futuro, el único de los fichajes de verano que está teniendo continuidad salvo Miguelón, que llegó cedido. En caso de lograr el ascenso, solamente quedará desvelar la incógnita de su rendimiento en Primera, una categoría con menos espacios y donde más se penalizan los errores.