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ESPANYOL

El enigmático caso de Pipa

Decisivo con la Sub-21, al forzar un penalti, ningún técnico confió en él en el Espanyol y todo apunta a una venta en los próximos días.

Gonzalo Ávila, Pipa.
Eidan Rubio

A falta de siete minutos para el 90’, y con una Selección española Sub-21 atascada ante Macedonia, a Pipa, lateral derecho, le devolvieron una pared dentro del área, controló y le tiró un caño a un defensor rival, que le obstruyó. El colegio señaló penalti. El de Esparreguera se comportó como el mejor extremo, pura creatividad, en una situación límite, tanto futbolística como emocional, jugándose España la clasificación para la Eurocopa de la categoría.

“Talento y nivel técnico sin ordenar”, define un ojeador de un potente club europeo al perico, con un pie y medio fuera del Espanyol después de que en sus tres años en el primer equipo nadie haya apostado por él. Internacional Sub-21, con apariciones ofensivas destacables, su caso es cuanto menos enigmático.

Después de una sólida etapa en la cantera, en la que fue subiendo peldaños de forma paulatina, sin ascensos prematuros, Pipa llegó al filial y encontró estabilidad con David Gallego en el lateral derecho. Los técnicos destacaban su buena proyección ofensiva pero también sus déficits en defensa, aunque siempre fue titular. El jugador, además, apenas ha sufrido lesiones en sus últimos años.

Con Rubi, Pipa apenas contó en su primer año en la elite. De hecho, no jugó en cinco meses. Se fue cedido al Nàstic, de Segunda A, que ese año descendió, y jugó 17 partidos de titular en una vuelta, actuando más adelantado, de carrilero, una posición que se adapta mejor a sus características. Regresó pero tampoco David Gallego, al año siguiente, contó apenas con él.

Solamente lo utilizó en el 3-0 ante el Luzern en Cornellà-El Prat, partido en el que Pipa completó una buena actuación; y en el 1-1 en Vigo, donde en 27 minutos tuvo un mano a mano ante el portero que no pudo aprovechar. Un jugador con facilidad en el uno contra uno pero que actúa de defensa. Ante el Ferencvaros, con Pablo Machín (2-2), el futbolista dio dos asistencias en otra exhibición de centros y regates en la banda. Rufete, incluso, le dio minutos en los últimos partidos de Liga, por lo que acabó el curso jugando hasta 14 encuentros oficiales.

Ningún entrenador, ni Rubi, Gallego, Machín y Abelardo le dio confianza. Solo Rufete, ya con un Espanyol descendido o sentenciado, confió en el de Esparreguera, pero ahora junto a Vicente Moreno prefieren otros jugadores para esa demarcación. Un caso enigmático el de Pipa, cuyos ‘highlights’ deslumbran a cualquiera.