Gori, de canijo a perfeccionista
El mediocentro, que están teniendo minutos con el Espanyol en Marbella, llegó de infantiles y ha ido progresando en lo físico con el paso de los años.
Gregorio Gracia Sánchez (2002), más conocido como Gori, nació en Arenys de Munt el 15 de mayo, justo el mismo día en el que se presentaba Maxi Rodríguez con el diez a la espalda como el flamente fichaje del nuevo Espanyol y Juande Ramos se posicionaba como el líder del nuevo proyecto. Pasaron 13 años, un pedazo pasional de la historia perica, hasta que este canijo centrocampista que despuntaba en la Damm acabó vistiendo la blanquiazul.
Gori llegó para el Infantil A. Era un jugador menudo, de gran técnica y capacidad asociativa, que prefería jugar en la base del mediocampo que en la cúspide, como lo está colocando Vicente Moreno en los minutos que está jugando de pretemporada. Ante el Cádiz, por ejemplo, se enfrentó a una situación de gol delante de la portería y no supo resolver. Lo suyo es más recibir entre líneas y construir el juego.
Durante estos años, y después de vivir en la residencia Túrbula (ahora vive con sus padres en un piso en Barcelona), fue ganando cuerpo y fuerza, imprescindible para adaptarse al fútbol de elite. "Es muy perfeccionista en todo, dentro y fuera del campo. Un chico muy estudioso", explican desde la Ciudad Deportiva, donde lo conocen al dedillo.
Aún en edad juvenil, está llamado a jugar con el filial este curso después de esta primera toma de contacto con el primer equipo. El curso pasado participó en 22 partidos ya con el Juvenil A de División de Honor, donde anotó un tanto. "Tiene cosas de Pol Lozano, pero incluso puede meterse en zonas interiores, aunque haya muchos rivales, y sacar el balón de esas zonas. Tiene calidad y se asocia", explica uno de los técnicos de su etapa formativa.
Entre enero y febrero, Gori jugó cuatro partidos con la selección Sub-18, con otros talentos españoles de su edad. Recientemente se le renovó el contrato dos años más, por lo que finaliza en 2022.