Historia del Atlético: San Isidro y aquella Liga ganada en el Bernabéu
El 15 de mayo de 1977, el equipo rojiblanco consiguió su octavo título liguero en la casa del Real Madrid, con Luis Aragonés en el banquillo y Rubén Cano, Pereira, Capón, Leivinha, Ayala...
Para la gente del Atlético, la fiesta de San Isidro de 1977 fue muy especial. El equipo rojiblanco, en el día del patrón de Madrid, visitó el Bernabéu y sumó el punto necesario para proclamarse campeón de Liga (1-1) a falta de una jornada. El octavo título de la entidad, cuatro años después del anterior, tuvo la firma de Luis Aragonés como entrenador y de una plantilla de muy alto nivel, en un año con ciertas adversidades que no lo pusieron fácil.
Pacheco; Marcelino, Benegas, Pereira, Capón; Robi, Alberto, Leal; Ayala, Rubén Cano y Bermejo formaron la alineación para aquel derbi. Reina y Leivinha se lo perdieron por lesión. Enfrente, un Real Madrid que apuraba sus opciones para ir a la UEFA, además de las ganas de revancha desde el partido de la primera vuelta, un 4-0 al volver de las Navidades. Las tablas sirvieron a los de Luis nada más.
El partido no fue especialmente vistoso y sí bastante duro, así lo cuentan las crónicas. En la primera mitad fue superior el Atleti, que se topó con Miguel Ángel hasta que, a los 41 minutos, Rubén Cano aprovechó un rechace del portero para marcar a puerta vacía. El ariete, que ya le había marcado otros dos tantos al Madrid en casa, acabó su primera temporada como rojiblanco con 20 goles en Liga.
Tras el descanso, el Madrid trató de rebelarse y en el 70’ Roberto empató aprovechando un fallo defensivo para poner algo de tensión. Los miles de colchoneros en el Bernabéu empezaron a temer que, tras no sentenciar en el primer triunfo, el partido se les escapara. Pero no. Pitó el árbitro, Carreira Abad, y los jugadores rojiblancos se unieron para abrazarse. El Atleti, campeón de Liga.
La lucha por el título no fue un paseo para el equipo, que se movió casi a tirones sin poder contar con Gárate y con Leivinha de baja durante cuatro meses por una lesión de rodilla. Entre octubre y noviembre enlazó cinco triunfos que le pusieron primero, pero luego vinieron otros cinco partidos sin ganar y llegaron los nervios. Luis Aragonés presentó su dimisión y, tras muchas conversaciones en un día tenso, Vicente Calderón no se la aceptó. Tras ese episodio, los resultados mejoraron (4-0 al Madrid, 2-3 al Valencia, 5-1 a la Real, al Elche y al Racing, 0-1 al Athletic, 1-1 en el Camp Nou...) y el alirón llegó con una semana de antelación. En la jornada final se celebró la fiesta en el Calderón, con extraordinaria ovación a Gárate.
Adiós a Gárate
Fue esa la última temporada del delantero, en la que sólo pudo jugar unos minutos ante el Barça. Gárate es uno de los futbolistas más queridos de la historia del Atlético y una desafortunadísima acción lo apartó del fútbol prematuramente. En 1976, en un partido contra el Elche, recibió una entrada de Indio que le ocasionó una herida en la rodilla. No pareció gran cosa, y pudo terminar la temporada con goles importantes, como el que dio la Copa del 76, y más o menos dolores.
Pero en verano se complicó. Los dolores crecían y, tras examinarle, resultó ser culpa de un hongo, cuyo origen estaba en aquella herida. El primer tratamiento pareció funcionar y Gárate pudo reaparecer en aquel Atleti-Barça, pero la cosa fue a peor. Se llegó a temer por su pierna e incluso por su vida. El segundo tratamiento sí dio resultado, pero Gárate no podría jugar más al fútbol. Al final de esa 76-77 fue homenajeado y tuvo, además, el honor de recoger el trofeo de campeones de Liga.