Boca y Galatasaray amargan el inicio de Florentino Pérez
Un serial que repasa a las grandes sorpresas de la historia del fútbol, desde el Nottingham Forest campeón de Europa al Leicester que conquistó la Premier.
Si de algo puede presumir Florentino Pérez es de ser el presidente con mejor palmarés del Real Madrid tras Santiago Bernabéu: en sus dos etapas al frente del club blanco ha ganado cuatro Ligas, cinco Champions, dos Copas del Rey, una Intercontinental, cuatro Mundiales de Clubes, cuatro Supercopas de Europa y otras cuatro Supercopas de España. Y aunque su primera temporada como presidente del Madrid (2000-2001) fue un verdadero éxito, con el fichaje galáctico de Figo y la conquista de la Liga, Florentino conoció el sabor amargo de la derrota nada más llegar en sus dos primeras finales como mandatario del club blanco, en la Supercopa de Europa ante el Galatasaray y en la Intercontinental ante Boca Juniors.
El Real Madrid venía de ganar la Octava en París ante el Valencia (3-0) con un equipo que terminó quinto en LaLiga y que encontró en el interino Vicente del Bosque, que había sustituido a Toshack a mediados de la 99/00, un hombre cabal capaz de saber lidiar con un vestuario plagado de egos, como históricamente ha sido el blanco, y convertirlo en un equipo campeón. El entonces presidente Lorenzo Sanz, abrumado por sus recientes triunfos (dos Champions en tres años) convocó elecciones bajo el aval de sus éxitos deportivos, que le hicieron pensar que era invencible, y se llevó un revés. Florentino le ganó en las urnas con la promesa a los socios de que ficharía al barcelonista Luis Figo, considerado entonces el mejor jugador del mundo, por 60 millones de euros. Florentino tenía atado contractualmente al portugués, que llegó a un acuerdo con el candidato con la idea de presionar al Barça para mejorar su salario dando por hecho que Sanz ganaría las elecciones. Pero Florentino se salió con la suya.
Además de al portugués, Pérez fichó aquel año a César para la portería, a Munitis y Solari para reforzar el ataque y a Flavio Conçeicao, Celades y Makelele para suplir la baja de Fernando Redondo, uno de los hombres más cercanos a Lorenzo Sanz dentro del vestuario blanco. Redondo había sido el director de juego del Madrid en las seis temporadas anteriores, en las que el Madrid ganó dos Champions, dos Ligas y una Intercontinental y en las que el argentino llevó en solitario la batuta del medio del campo madridista, y su baja se hizo notar en los primeros partidos de la nueva etapa florentinista. De hecho, el primer encuentro oficial de Florentino como dirigente del Real Madrid fue la final de la Supercopa de Europa que enfrentaba a los blancos con el campeón de la UEFA, el Galatasaray, y resultó ser su primer gran varapalo como presidente.
Mircea Lucescu había recogido las riendas del Galatasaray tras la marcha Fatih Terim, que ese mismo verano fichó por el Milán nada más ganar la UEFA. El traspaso de poderes entre dos de los mejores técnicos de la historia de Europa del Este no pudo empezar mejor. En la primera Supercopa que enfrentaba al campeón de la Champions con el de la UEFA (antes iba el campeón de la Recopa) los turcos, liderados por Jardel y Hagi, vencieron al Madrid en la prórroga (2-1) con un gol de oro del delantero brasileño, que ya había hecho el anterior tanto de su equipo (Raúl hizo el gol del Madrid) y que dejó a Florentino sin su primer título y la que hubiera sido la primera Supercopa de Europa en las vitrinas blancas.
Pocos meses después fue Boca Juniors en la Copa Intercontinental quien postergaría el primer éxito de Florentino. Carlos Bianchi dirigía al equipo de Buenos Aires, que venía de ganar la Libertadores en el inicio de una de las mejores etapas de su historia (los argentinos lograrían tres Libertadores en cuatro años), con dos jugadores que destacaban por encima del resto: Martín Palermo y Juan Román Riquelme. Boca venció (2-1) pero el resultado fue corto después de ver lo que sucedió en el césped. Los argentinos bailaron al Madrid con un Riquelme espectacular y Palermo hizo los dos tantos porteños al poco de iniciarse el partido. El gol de Roberto Carlos sólo sirvió para maquillar el marcador.
A pesar de estos dos duros golpes, el Madrid fue un auténtico martillo pilón en la Liga. Makelele se hizo con el puesto en el centro del campo, Figo tardó muy poco en adaptarse al equipo y Raúl, que terminó pichichi, lideró un equipo que ganó con solvencia la competición doméstica. Al año siguiente llegaría la Novena y dos temporadas después Florentino se quitó la espina de sus primeros meses como presidente con la conquista de la Supercopa ante el Feyenoord (3-1) y la Intercontinental ante el Olimpia de Paraguay (2-1).