La Octava llegó en la primera final española de la historia
La Octava llegó en la primera final española de la historia

Lorenzo Sanz y el Real Madrid (Parte 6)

La Octava llegó en la primera final española de la historia

Vicente del Bosque consiguió paliar los problemas provocados por la etapa de John Benjamin Toshack como entrenador y llevó al Real Madrid a la conquista, ante el Valencia, de la última Copa de Europa del Siglo XX

El triunfal regreso de Tokio no se vio correspondido con una mejora en el torneo liguero. El equipo jugaba en conserva y sólo reaccionaba cuando el marcador se tornaba adverso. El partido pendiente con el Spartak se saldó con un apurado dos a uno que permitía pasar a la segunda fase de la Copa de Europa como uno de los dos mejores segundos. El Manchester fue el otro clasificado como segundo de grupo y terminó siendo campeón.

Lorenzo Sanz llevaba una acomplejante cantidad de técnicos en el banquillo pese a los éxitos deportivos.

El parón invernal europeo permitió a Hiddink concentrar a sus hombres en el objetivo liguero. El día de Reyes se recuperó el partido aplazado con el Salamanca (3-1) y cuatro días después el equipo blanco se jugó en Mallorca la posibilidad de situarse en segunda posición. Se perdió el encuentro (2-1) y la sexta plaza no satisfizo a nadie. El entrenador era cuestionado desde diversos ángulos y las templadas declaraciones de Sanz ayudaron a capear provisionalmente el temporal. El presidente madridista, a pesar de los éxitos logrados bajo su mandato, llevaba sobre sus espaldas una sucesión de técnicos en el banquillo sin duda acomplejante. Dos derrotas consecutivas ante el Barça (3-0) y el Athletic (0-1) rompieron la cuerda, excesivamente tensa, y el 23 de febrero fue cesado el técnico holandés.

John Benjamin Toshack, nuevo entrenador del Real Madrid.

Dos días más tarde retornaba al club John Benjamin Toshack, que en ese momento entrenaba en Turquía al Besiktas, por lo que fue necesario pagar (en su primera llegada al club hubo que abonar 40 millones al Real en concepto de traspaso) 80 millones. Su debut frente al Betis también se selló con una derrota en el Villamarín en el descuento. Mientras tanto llegaba una dura eliminatoria con el Dinamo de Kiev. Los campeones de Europa a duras penas empataron en casa con los ucranianos (1-1) y en la devolución de visita su figura Shevchenko marcó de nuevo, esta vez por partida doble, y eliminó a los campeones.

Los últimos partidos de Liga presentaron un balance positivo y se superó en la clasificación a Mallorca, Valencia, Celta y Depor, obteniendo el subcampeonato.

En la Copa se eliminó al Villarreal en octavos de final y al Racing santanderino en cuartos, todavía con Hiddink en el banquillo (se le despidió la noche de la vuelta ante el equipo cántabro). Las semifinales tuvieron lugar en junio.

Raúl, en el banquillo del Real Madrid, desolado por la goleada recibida por el Madrid en Valencia.

Toshack tiró la Copa

Toshack despreció la Copa y el Madrid se llevó en las semifinales ante el Valencia una de las derrotas (6-0) más humillantes de su historia. El galés sacó el 9 de junio un once suplente, dejó a Raúl en el banquillo, porque tres días después jugaba contra el Atlético y pensaba que “ser cuartos en la Liga es mejor que ganar la Copa” al estar en juego la clasificación para la Copa de Europa. Así tiró el llamado torneo del K.O.

Toshack ya estaba al frente del equipo y el primer partido en Mestalla mostró todos los defectos del equipo. El galés alineó un equipo insólito, reservando a varios titulares para el inminente choque liguero con el Atlético, y regaló la eliminatoria. 6-0 fue el resultado rotundo de las huestes de Ranieri y la afición madridista se sintió profundamente abochornada. Se tenía una magnífica plantilla y se cerraba la campaña 1998-99 con el histórico triunfo de la Intercontinental y fracaso en todos los objetivos. Como escribió Shakespeare en Hamlet: algo huele a podrido en Dinamarca.

El 21 de junio de 1999, al día siguiente de finalizar la Liga, se produjo el ‘Motín de los ocho’. El domingo 20, la irrupción de Julio Senn y Francisco Javier Porquera en el despacho del director general Manuel Fernández Trigo, con la autorización del vicepresidente Onieva, en busca de determinada documentación, fue el desencadenante de lo sucedido. Esa noche, tras conocer el hecho, se reunió en un restaurante madrileño el grupo de los ocho directivos disidentes, con Pirri, López Serrano y Samper, planificando su estrategia y dando cuenta de ella, telefónicamente, a Sanz quien mostró su absoluto desacuerdo con la misma.

El G-8. De izquiera a derecha, detrás, Escudero, Bustos y Centeno. Delante: Calvillo, Méndez, Herrero, Stampa y Sequeira.

Un cisma provocado por la reventa de entradas

La dimisión del grupo de los ocho directivos que pidieron el cese de Onieva se precipitó tras una investigación iniciada por éste y su equipo de colaboradores sobre una presunta reventa de entradas controlada por Manuel Fernández Trigo, gerente del club. Dicha información, ofrecida por El Larguero de la Cadena Ser, apuntaba que esa era una práctica llevada a cabo durante veinte años. El G-8 consideró inadmisible que “se irrumpiera en el terreno de otros directivos y cargos del club”.

El lunes 21 celebran "junta directiva" los ocho disidentes en las oficinas del club a las siete de la tarde. A las once de la noche el vicepresidente primero Juan Manuel Herrero manifiesta en rueda de prensa que su grupo, formado por ocho directivos (Stampa, Méndez, Calvillo, Escudero, Gómez Sequeira, Fernández Centeno y Bustos), había solicitado a Lorenzo Sanz el cese de Onieva o la convocatoria de elecciones con carácter inmediato. Herrero acusaba a Onieva de invadir el terreno de otros directivos y cargos del club y reprobaba la gestión económica y administrativa de Onieva.

La nueva directiva. Detrás, Ussía, Crespo, Barrado y Rodrigo. Delante, Valderrama, Onieva, Sanz, Revenga y Alonso.

Sanz sofocó el cisma con cuatro nombramientos

Lorenzo Sanz no accedió a las peticiones del grupo liderado por Juan Manuel Herrero, apoyó a Juan Onieva y nombró a cuatro directivos: Jaime Ussía, Leandro Crespo, José Ignacio Rodrigo y Juan Antonio Barrado. El presidente del Real Madrid negó la validez de la junta convocada por el G-8 y para ello contó con un dictamen del Bufete Garrigues & Andersen que aclaraba que sólo el presidente puede convocar juntas y que tiene la potestad de reponer las vacantes de directivos.

El día 22 reaccionaba el presidente con el nombramiento de cuatro nuevos directivos: Jaime Ussía, Ignacio Rodrigo, Juan Antonio Barrado y Leandro Crespo. Según Sanz: “Se está dañando la imagen del Real Madrid, pero esta restructuración de la junta directiva ya estaba pensada. No ha sido de la noche a la mañana y la masa social nos estaba reclamando lo que hemos hecho hoy”. Sanz reclamaba la dimisión de los ocho disidentes, dimisión que sí presentaba el asesor jurídico Juan Antonio Samper, implicado en el tema, y relegaba a Fernández Trigo a misiones relacionadas con el próximo centenario de la sociedad. Poco más tarde abandonaría el club tras negociar unas ventajosas condiciones económicas de por vida: 50 millones de pesetas anuales y con carácter vitalicio.

El día 23 dimitían los ocho directivos recordándole a Sanz su obligación de abrir el proceso electoral. Un día más tarde se inhiben del caso la Dirección General de Deportes de la Comunidad de Madrid y el Consejo Superior de Deportes por lo que los disidentes deciden ir a los tribunales de justicia. Pasarán dos años y los tribunales dictaminarán sentencia a favor de Sanz.

En el plano deportivo, durante la pausa estival Toshack y Sanz pusieron en marcha el llamado Plan Renove.

Nicolas Anelka fue presentado como jugador del Real Madrid el 5 de agosto de 1999 tras costar 5.540 millones de pesetas.

Desde el primer momento de su llegada a Madrid, Anelka demostró una cierta inestabilidad psíquica

El galés recomendó los fichajes de Baljic y Geremi a los que conocía de su estancia en Turquía. Además se consiguió el concurso del central brasileño Julio César, del céltico Míchel Salgado (pago de la cláusula de 2.000 millones), del españolista, ex romano, Iván Helguera, del argentino Bizzarri y del inglés McManaman. Ascendieron del filial el joven guardameta Iker Casillas, el lateral Dorado y el delantero Meca. Pero el gran fichaje del verano fue el fenómeno francés Nicolas Anelka, que militaba en el Arsenal londinense. Jugador joven, con enorme proyección de futuro y dotado de cualidades técnicas y físicas para ser uno de los grandes futbolistas de la emergente generación, desde el primer momento de su llegada a Madrid demostró una cierta inestabilidad psíquica. Aterrizó en Barajas la noche del 4 de agosto en medio de enorme expectación. Los 5.540 millones del coste de su fichaje se definieron como la locura más grande en la historia del Real Madrid… pero una locura encantadora. Su contrato contemplaba una duración de siete años.

Toshack y Suker durante un entrenamiento.

Suker acusó a J.B.

Suker salió por la puerta de atrás del Madrid. Al croata, que rindió poco en los últimos tiempos, le enfadó que Toshack le ofreciera irse al Oporto. El goleador insinuó que J.B. tenía algún interés económico en esa oferta. El Madrid expedientó a Suker y al final rescindió el contrato. Davor pagó 300 millones por su libertad.

Las bajas fueron de primera magnitud: Mijatovic, Suker y Panucci, además de las de Contreras, Fernando Sanz, Jaime, Rojas, Tena y Tote, cedido al Benfica.

La pretemporada fue buena en resultados con la excepción del partido contra el Celta (0-3) en el Trofeo Xacobeo. El XXI Trofeo Bernabéu se quedó en Madrid al derrotar al Milan por 4-2 en un bonito choque.

Toshack en el momento de salir del Bernabéu con el cese en el bolsillo.

Las declaraciones y cese de J.B.

Antes de su cese, Toshack tensó la cuerda con críticas a sus jugadores que no gustaron en la directiva. “Cada vez que llega un balón al área cierro los ojos”, dijo sobre Bizzarri. AS recogió otro día un nuevo desafío: “Si me pagan me voy”. Más tarde en otro diario decía: “Es más fácil ver un cerdo volando por el Bernabéu, que yo rectifique”. Fue destituido el 17 de noviembre.

El 17 de noviembre, el Madrid despidió a Toshack por unas declaraciones.

La Liga representó para Toshack un reto que el galés no pudo superar. Anelka no respondió a las expectativas que había despertado. No encajaba en el equipo y no marcaba goles. La lesión de Illgner motivó las dudas sobre si era Bizzarri o Casillas el más adecuado para defender la portería. Ambos comenzaron sus actuaciones cometiendo fallos lo que restó confianza al equipo y el 17 de noviembre, exactamente el mismo día pero con nueve años de por medio, Toshack fue destituido como entrenador y relevado por Vicente del Bosque. Desde finales de octubre directivos, jugadores y aficionados estaban en contra del galés. Una racha de ocho partidos consecutivos sin ganar había acabado con la paciencia de todos. Se hablaba de posibles sustitutos como Antic, Passarella y Valdano. Había síntomas de indisciplina. Anelka creaba mil y un problemas que no encontraban solución. El Real Madrid ocupaba el octavo puesto en la clasificación a siete puntos del Rayo Vallecano, después de haber estado a diez de la cabeza y a tres de puestos de descenso. No se vio volar ningún cerdo sobre el Bernabéu ni Toshack rectificó ninguna de sus intempestivas declaraciones (“Si me pagan me voy”). Le pagaron y se fue. Lo tuvo todo para triunfar salvo una cosa: ganas de trabajar.

Miñano, Amieiro, Del Bosque, Grande y Jiménez, el día de su primer entrenamiento.

El nuevo estilo de Del Bosque

Vicente del Bosque sucedió a Toshack e impuso un nuevo estilo en la dirección del primer equipo. De entrada, el técnico salmantino impuso unos criterios más serios y se rodeó de un cualificado equipo de profesionales. Así, con él llegaron Javier Miñano como encargado de la preparación física, Manuel Amieiro, como entrenador de porteros, José Antonio Grande, como segundo, y Paco Jiménez, como informador sobre los equipos rivales. Con Toshack no existía este organigrama.

Sin embargo, en la Copa de Europa se superó con comodidad la primera fase, encabezando el grupo E, compuesto con el Oporto, Olympiakos y Molde.

Vicente Del Bosque, hombre de la casa desde sus tiempos de jugador juvenil, supo restablecer, poco a poco, la confianza de la plantilla.

La segunda fase comportaba mayores dificultades, pero antes del parón invernal se ganaron los dos choques, al Dinamo en Kiev y al Rosenborg en el Bernabéu.

En la Liga no se levantaba cabeza y cuatro resultados adversos, en especial la derrota ante el Zaragoza (1-5), desataron el nerviosismo en las gradas. Incluso, Sanz quiso dar un golpe de timón y le ofreció a Jorge Valdano el cargo de director general con plenos poderes deportivos. Las fiestas navideñas, con la sorpresa de la venta de Seedorf al Inter, sirvieron para acudir a Brasil a participar en el primer Mundial de Clubes, rebautizado por algunos peyorativamente como Mundialito. Hubo que aplazar dos jornadas de Liga y ello provocó que Joan Gaspart desatara sus fobias antimadridistas.

FUTBOL 99/00

FUTBOL 99/00 Nikolas Anelka celebra su gol al Corinthians con la cabeza tapada con la camiseta.

El Mundial de Anelka

El Mundial de clubes disputado en enero de 2000 en Brasil significó el primer gran momento de Anelka con el Madrid. El francés hizo un gran partido contra el Corinthians, ante el que hizo dos goles que pudieron ser tres si no falla un penalti cometido sobre él. Después se lesionó un menisco contra el Raja.

Se realizó una pobre actuación, a pesar de derrotar en la primera fase a Al Nassr egipcio y al Raja de Casablanca y obtener un empate con el local Corinthians. La diferencia de goles adjudicó una segunda plaza en el grupo A y el derecho a disputar el tercer puesto al Necaxa mexicano. Este partido finalizó en empate y los aztecas vencieron en los penaltis. Pareció que se recuperaba a Anelka pero una lesión grave contra los marroquíes, ante los que el equipo dio una imagen de indolencia y Roberto Carlos y Guti se autoexpulsaron, le puso fuera de combate por algún tiempo.

Del Bosque resolvió las dudas en la portería otorgando su confianza al jovencísimo Casillas y el equipo fue mejorando en resultados y rendimiento.

Del Bosque resolvió las dudas en la portería otorgando su confianza al jovencísimo Casillas y el equipo fue mejorando en resultados y rendimiento. Al reanudarse la competición europea, el equipo había remontado posiciones en la Liga y compartía la segunda plaza con el Zaragoza a seis puntos del Deportivo coruñés.

El 29 de febrero se perdió (2-4) con el Bayern muniqués en el Bernabéu y una semana después también en la capital de Baviera (4-1). El pesimismo embargaba los espíritus cuando el Dinamo empató en Chamartín. Había que jugarse el todo por el todo en el desplazamiento a Noruega. Era el ser o no ser en Europa. Raúl consiguió un gol sobre el césped del Lerkendal Stadium a los tres minutos del silbido inicial. Al final del tiempo reglamentario, 90 minutos angustiosos de juego más el preceptivo descanso, los aficionados respiraban por haber obtenido el pase para cuartos de final.

La lucha por la clasificación europea había dejado en segundo plano las competiciones españolas. El Deportivo se alejaba, amenazado de cerca por el Barça, y en la Copa se pasaban más apuros de los previstos para superar al Zaragoza y Mérida. El sorteo ofreció en semifinales un doble cruce Madrid-Barcelona. Se preveía una final Barça-Madrid y resultó ser Espanyol-Atlético.

Dos semanas más tarde se asistió en Old Trafford a uno de esos acontecimientos que han jalonado la historia del club más laureado del siglo XX.

Sólo quedaba la posibilidad de triunfo en la Copa de Europa y gran parte de las esperanzas se perdieron cuando el Manchester United arrancó un empate sin goles en el Santiago Bernabéu. Dos semanas más tarde se asistió en Old Trafford a uno de esos acontecimientos que han jalonado la historia del club más laureado del siglo XX. El equipo de Del Bosque realizó un encuentro excepcional. Todos los hombres rayaron a gran altura, tanto individual como colectivamente, y al cabo de una hora de juego el electrónico señalaba un 0-3 impensable pero lógico por lo que estaba sucediendo sobre el terreno inglés. La jugada de Redondo, los goles de Raúl, las paradas de Casillas, el mando de Helguera, los marcajes de Campo y Karanka, el trabajo de Macca… todos luchando, cerrando huecos y abriendo espacios. Perfecto.

Cole, arrodillado, parece rendirse ante el partidazo de Redondo en Old Trafford.

Al final los ingleses maquillaron el resultado con dos goles pero no pudieron impedir el pase de los blancos a la semifinal (2-3). El partido de Manchester sirvió para que se recuperase una confianza absoluta en el poderío del equipo y ello se puso de manifiesto en el primer encuentro con el Bayern. Nada fue igual a lo que había sucedido dos meses antes. La seguridad defensiva merengue anuló a la delantera muniquesa y esta vez Anelka mostró parte importante de las calidades que se le suponían, por lo que se pudo viajar a Múnich con la relativa tranquilidad de un resultado 2-0.

Los jugadores del Real Madrid no se amedrentaron ante el Bayern. Raúl sostiene la mirada de Kahn.

En el Olympischstadion el temor del tempranero gol de Jancker se disipó con la igualada de Anelka. Eran necesarios tres goles más para que los alemanes apeasen al Madrid de su torneo y sólo consiguieron uno. Las puertas de París estaban abiertas y habría final española. Un día después, se supo que el rival sería el Valencia, verdugo del Barça en la otra semifinal. Por vez primera en su historia la final del más importante de los torneos europeos de clubes tendría como protagonistas a dos equipos de un mismo país.

FUTBOL 99/00

FUTBOL 99/00 El gol de Anelka contra el Bayern obligaba a los alemanes a marcar tres tantos más.

Dos gestas en Europa

Old Trafford y el estadio Olímpico de Múnich vieron la mejor versión europea del Real Madrid. De esos campos salió el equipo blanco lanzado para lograr la octava Copa de Europa en París.

Los dos equipos finalistas llegaron a París el 22 de mayo y se recluyeron en sus cuarteles respectivos. Los valencianos en el Chateau de la Tour en Govieux; los madridistas en el Trianon Palace de Versalles. Las hinchadas invadieron París, en automóvil, autocar, ferrocarril o avión; llegaban por miles y daban colorido especial a las calles parisinas. Los valencianistas con la ilusión primeriza y el fundamentado optimismo por el espléndido comportamiento de su equipo en el final de temporada. Los madridistas con la incertidumbre por el bajo rendimiento en los últimos partidos ligueros y la experiencia esperanzadora de que en las grandes ocasiones el Real Madrid da lo mejor de sí mismo.

El once de la final. Arriba: Iker Casillas, Ivan Campo, Fernando Redondo, Fernando Morientes, Nicolas Anelka, Aitor Karanka;Abajo: Michel Salgado, Roberto Carlos, Raúl, Steve McManaman e Iván Helguera.

85.000 espectadores llenaban el Estadio de Saint Denis, la mayoría españoles, tal vez más de 50.000, alojados en sectores separados para evitar posibles enfrentamientos y con el Príncipe de Asturias en el palco presidencial. La deportividad de ambas hinchadas fue digna de elogio. Del Bosque recurrió una vez más a los tres defensas centrados (hubo dudas sobre la conveniencia de alinear a un Hierro renqueante y al final jugó sólo un cuarto de hora), con los laterales adelantados arropando a los tres hombres del centrocampo y Anelka y Morientes en la punta del ataque. Cúper dispuso a los suyos con defensa de cuatro, cinco centrocampistas y ‘Piojo’ López de solitario delantero. Tras el tanteo inicial pronto se pudo observar que el Valencia jugaba nervioso, mientras que los madridistas superaban a sus rivales en todos los sectores del campo. A siete minutos del intermedio llegó el primer gol. Incorporado al ataque, Salgado centró al segundo palo y Morientes cabeceó a placer. Esta vez Cañizares no pudo salvar su puerta como en ocasiones anteriores y el gol premiaba la superioridad del equipo blanco, ese día uniformado de negro.

Morientes abrió el marcador del Real Madrid en la final.

Al comienzo de la reanudación pareció que el equipo naranja salía con otra disposición pero fue fugaz espejismo. El Madrid luchaba para despojar de la pelota a sus adversarios y lo conseguía fácilmente. Pasada la hora de juego McManaman recogía un rechace valencianista y desde el borde del área empalmaba un disparo imparable.

Raúl marcó el 3-0 definitivo.

Se esperaba el gol de Anelka en París y el tercero lo marcó Raúl en jugada típica del francés. Fue Savio quien lanzó un pase muy adelantado cogiendo de revés a la línea defensiva valenciana. Raúl en carrera se presentó ante Cañizares, le sorteó en regate abierto y difícil, y con poco ángulo cruzó un remate con la derecha que Djukic no pudo salvar. Era la confirmación de una merecida victoria. Faltaba un cuarto de hora y el Valencia, impotente, bajó los brazos. Del Bosque tuvo el gran detalle de sustituir a Anelka por Sanchís para que el veterano capitán tuviese el premio y la gran satisfacción de recoger la Copa de Europa de manos del príncipe Felipe.

Vicente Del Bosque, manteado tras la victoria.

Era la Octava, tal y como había prometido Lorenzo Sanz y en la que colaboraron a su conquista: Roberto Carlos (17 partidos), Helguera (16), Míchel (15), Raúl (15), Redondo (15), Morientes (14), McManaman (13), Casillas (12), Iván Campo (12), Savio (11), Hierro (10), Karanka (10), Guti (10), Julio Cesar (9), Anelka (9), Geremi (8), Seedorf (6), Karembeu (5), Baljic (5), Sanchís (5), Bizzarri (4), Eto’o (4), Ognjenovic (2), Illgner (1), Aranda (1) y Meca (1).

El Real Madrid posa con su octava Copa de Europa.

Luego el colorido siguió sobre el césped, en las calles parisinas, en la fuente de Cibeles... El 25 de mayo todo el entusiasmo de más de cien mil personas se manifestó en la llegada del equipo de Barajas a Cibeles, en un viaje en el que el directivo Leandro Crespo acaparó un protagonista que molestó a los jugadores, y con fin de fiesta espectacular en el Bernabéu.

Las calles de Madrid volvieron a llenarse para celebrar la Octava.

París saldó su su deuda

Si Amsterdam pagó su deuda en el 98 con la Séptima por la derrota del 62 ante el Benfica, dos años después pasó algo similar con París. En la Ciudad de la Luz perdió el Real Madrid la final del 81 ante el Liverpool (1-0) y por eso en 2000 el Madrid cerró esa herida con el triunfo ante el Valencia por 3-0. Ahora sólo queda que la UEFA nombre al Prater vienés sede de otra final. Allí perdió el Madrid la Copa de Europa del 64 ante el Inter y...


La trayectoria de Lorenzo Sanz en el Real Madrid

Capítulo 1: Ramón Mendoza se marcha ahogado por la economía.

Capítulo 2: La lujosa renovación de Sanz devuelve la ilusión al madridismo

Capítulo 3: Fabio Capello lideró el primer proyecto de Lorenzo Sanz

Capítulo 4: La ansiada Séptima Copa de Europa llegó con Lorenzo Sanz

Capítulo 5: El Madrid conquista en Tokio su segunda Copa Intercontinental.

Capítulo 6: La Octava llegó en la primera final española de la historia

Capítulo 7: Lorenzo Sanz pierde las elecciones con Florentino Pérez

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