"Lo que viví en Suiza fue muy duro"
Joaquín Caparrós cuenta en una entrevista a AS sus mejores episodios en los cerca de 40 años que lleva como entrenador, en más de una veintena de equipos.
Joaquín Caparrós (15-10-1955, Utrera, Sevilla) lleva cerca de 40 años en los banquillos. Más de una veintena de equipos le han tenido como director de orquesta. Tiene anécdotas para escribir un libro y ha desvelado en una entrevista a AS algunas de las más interesantes.
¿Qué es lo que más echa de menos en este confinamiento?
La posibilidad de estar con nuestros seres queridos. Tener la libertad de juntarte, de dar un abrazo… cosas que nos parecían tan normales y que ahora le damos tanto valor.
¿Ya sabe lo primero que va a hacer cuando salgamos del confinamiento?
Montar una buena comida con mis hijos, con mi nieta y con los amigos. Esperemos que sea más pronto que tarde.
¿Cree que la próxima normalidad en nuestras vidas puede ser parecida a la que se podía disfrutar hasta esta pandemia y sus efectos?
No. Sobre todo, por lo que leo y escucho a técnicos y científicos. Yo creo que en el ámbito social, cultural y económico será diferente. Va a ser un golpe muy duro a nivel mundial.
A sus 64 años, hace unos meses decidió embarcarse en su segunda experiencia como entrenador fuera de España. ¿Cómo y por qué se animó a aceptar la oferta para dirigir a la selección de Armenia?
Fue Ginés Meléndez quien me sedujo con esta posibilidad. Fue profesor mío a mediados de los 80, siempre he tenido una gran relación con él y me habló de ir a Armenia. Yo estaba a gusto en el Sevilla, pero mi vida son los banquillos. Tuve otras ofertas, no acepté y me embarqué con Ginés y una tremenda ilusión para poner toda nuestra experiencia en hacer crecer el fútbol armenio.
Su anterior experiencia fuera de España fue en 2011. Entonces fichó por el Neuchatel suizo, pero estuvo allí alrededor de un mes. Se habló en su momento de que la gota que colmó su paciencia fue que tras un partido el dueño del club bajó al vestuario con sus guardaespaldas, todos armados, y se produjo un episodio de mucha tensión. ¿Qué pasó realmente?
Fue muy duro aquello. Aquel propietario (el hombre de negocios checheno Bulat Chagaev) nos sedujo con una oferta de querer hacer un equipo grande a nivel de Champions, pero después nos dimos cuenta de que quería hacer las convocatorias, los cambios, los días que había que entrenar… y hubo momentos muy complicados porque este señor se quiso entrometer en nuestro trabajo y no opusimos, claro. Hizo cosas que al final le llevaron a que lo inhabilitaran y luego terminó en la cárcel.
¿Es verdad que estuvo cerca de entrenar al Atlético y a la Selección?
Son verdad las dos cosas. Al Atleti, dos veces, y en una estuve muy cerca, aunque después, no sé por qué, no se llegó a cerrar el contrato. Y a la Selección, lo que se me transmitieron muchos compañeros periodistas de los presidentes de las territoriales era que había interés, pero, como todo, algo no es oficial hasta que no se firma el contrato. Me ilusioné cuando surgieron esas noticias, pero después no se concretó porque no convenía o porque eligieron, como así fue, a otros técnicos.
¿Cree que el ciclo de Simeone ha acabado o tiene cuerda para rato?; y ¿sería un fracaso que el Atlético no se clasificara para la próxima Champions?
Es indudable que el Atlético ha hecho una gran inversión en la plantilla de esta temporada para volver a clasificarse para la Champions y quedar fuera sería un palo económico. Y lo de Simeone… mire yo no creo en los ciclos. Un entrenador puede estar cuatro o cinco meses y su ciclo se le puede haber acabado, o estar bastantes años, como es el caso del Cholo, y seguir vigente el ciclo. Depende de la renovación del grupo. Un grupo tiene una vida, pero si tú aciertas en la renovación y lo vas motivando, ese grupo puede durar hasta que se acabe el compromiso y la implicación. Cuando Simeone vea que esto sucede, será cuando decida que es el momento de irse, pero esperemos que tarde, por el bien del Atlético, porque el Cholo le da a LaLiga algo muy especial.
Hace años contó que valoró utilizar en un partido como delantero a Sergio Ramos, al que usted hizo debutar en el Sevilla. ¿Cómo fue aquello? ¿Piensa que podía haber hecho carrera como nueve?
Según me comentó Pablo Blanco, el Sevilla firmó a Sergio Ramos siendo chiquitín como delantero, porque remataba de maravilla. Años más tarde, cuando hacíamos en los entrenamientos partidos reducidos, era un espectáculo cómo remataba a gol de cabeza y con el pie. Y es verdad que me lo llegué a plantear, y se lo comenté a los técnicos. Necesitábamos un delantero de referencia de esas características que no teníamos, porque además Julio Baptista y Darío Silva estaban lesionados. Luego estos se recuperaron y él hizo carrera muy brillante como defensa, y sus números lo atestiguan, batiendo todos los récords.
Hablando de Darío Silva. ¿Cuál fue la mayor trastada que le hizo cuando le entrenó en el Sevilla?
Bueno, las cosas del vestuario se quedan en el vestuario. Es verdad que era un jugador temperamental y nos regateaba a todos un poco, pero quisiera destacar lo noble que era, a pesar de la imagen que podía proyectar de prepotente, y lo mucho que apoyaba a los canteranos.
Usted fue canterano del Madrid, ¿queda en esa cantera aquel espíritu que viviste, aquella forma de entender el fútbol y la vida?
Yo tengo un recuerdo espectacular de aquella época y siempre que puedo ensalzó las figuras de Luis Molowny y Miguel Malbo, que eran los responsables entonces de la cantera del Madrid. Eran dos adelantados a su tiempo, ya ponían en práctica los conceptos de fútbol base de los que tanto se habla ahora. Te hacían ver en qué club estabas y el compromiso que ello requería. Yo, salvando las distancias, siempre he intentado copiar aquel modelo en los clubes en los que he estado.
¿Qué queda del Joaquín Caparrós entrenador del Campillo, Motilla o Conquense? Y, de las varias veces que su nombre ha sonado para ser técnico del Valencia, ¿en cuál de todas estuvo más cerca?
Gracias a aquellos clubes de mis inicios como entrenador he podido crecer en mi carrera. El ambiente de fútbol que se respiraba en aquella época y en esos clubes era auténtico. Y con respecto a lo del Valencia, es verdad que estuve a punto de firmar dos veces.
Cuando usted llegó al Depor, Valerón empezó siendo suplente, pero usted terminó llamándole don Juan Carlos Valerón, siendo clave en sus esquemas hasta la lesión de cruzado que sufrió. ¿Es uno de los futbolistas que más le ha sorprendido? ¿Cree que no se le ha ensalzado lo suficiente?
Mire, no sé si exagero, pero para mí Juan Carlos Valerón está a la altura, por ejemplo, de Zidane. Era un espectáculo, una gozada, verle entrenar y jugar. Es cierto que no empezó como titular conmigo, pero después hablé con él, le dije que quería que jugase de segundo punta, que con su clase y su llegada al área rival debía meter más goles, y así fue. Lástima aquella lesión grave que tuvo ante el Valencia, que le rompió a él y al equipo, porque íbamos muy bien y era fundamental.
Estuvo dos temporadas en el Deportivo, en un momento complicado, con frases para el recuerdo como 'aquí se venden hasta los balones'. ¿De qué está más orgulloso de aquella etapa y en qué cree que se equivocó?
Yo soy muy visceral a veces y es verdad que aquella frase y otra que dije de que ‘la siguiente temporada había que pensar en volver a jugar frente al Real Madrid’ no gustaron, porque la afición se había acostumbrado a aspirar a cotas altas. Fueron tiempos difíciles, porque había que reconstruir un equipo heredero del Superdépor. Pero para mí el Depor fue muy importante, siempre ensalzaré la figura de Lendoiro, al que cuando le veo siempre le digo que es el más listo de la clase, y presumo de tener una peña con mi nombre en Santa Comba.
Su etapa en el Athletic fue notable. ¿Qué jugador de la cantera actual de Lezama le gusta y cree que puede llegar a ser internacional?
Lo que sí voy a decir es que el trabajo de formación que se hace en Lezama es brillante. Cualquier futbolista que sale del equipo de Segunda B al primer equipo cumple y después va creciendo y creciendo hasta hacerse con un puesto. Y eso lo hace la formación y la confianza que les dan los técnicos de Lezama, que les inculcan la importancia que tienen con el fin de ser jugadores del primer equipo.
Si vuelve la Liga, ¿cómo ve las opciones del Sevilla de ganar de nuevo la Europa League y de clasificarse para la Champions?
Hasta el parón de la competición, el Sevilla tenía bien encaminadas ambas cosas. Tercero en la Liga y en octavos de la Europa League ante el Roma. Pero lo que sería un lujazo es que el equipo pudiera ganar ‘su’ competición en 2021 en nuestro estadio.
Sobre cuando regresen las competiciones, ¿Qué haría usted para la puesta a punto de los jugadores?
Los jugadores han tenido su entrenamiento individualizado en sus domicilios, asesorados por los técnicos, y yo creo que como mucho con tres semanas de entrenamientos estarán a un nivel óptimo para competir. De todas formas, yo soy de la idea de que los futbolistas podían haber entrenado en este confinamiento, no son como otros colectivos que tiene más riesgo; otra cosa son los partidos.
En el Recreativo de Huelva, Cristóbal Soria era su delegado y después coincidieron de nuevo en el Sevilla. ¿Imaginaba que se iba a convertir en el personaje que es?
Puede ser el único que ha sido delegado en dos equipos diferentes. Para nada pensaba que iba a ser un personaje tan mediático. Parece que se le ha hinchado un poco el pecho…