La paradoja italiana: los futbolistas pueden entrenar, pero en los parques
La Serie A, furiosa contra el Gobierno y el ministro de deportes Spadafora: la última fecha para salvar el campeonato es el 14 de junio. Será una batalla política.
A partir del 4 de mayo, en Italia, los atletas de deportes individuales profesionales y no profesionales (pero seleccionados por el Comité Olímpico) podrán regresar al trabajo. A la vez, cualquier ciudadano tendrá permiso volver a hacer ejercicio físico en los parques, obviamente respetando la distancia interpersonal (dos metros) y evitando aglomeraciones. Mientras tanto, los deportes de equipo tendrán que esperar, al menos hasta el día 18. Quizás todavía más, porque según el ministro Spadafora "el protocolo presentado por la federación italiana de fútbol no es suficiente".
Ayer, el presidente de la FIGC Malagó intentó zanjar la polémica, prometiendo modificarlo para que a partir del 18 todos puedan volver al trabajo. Los clubes de la Serie A, sin embargo, están furiosos. Se sienten discriminados, como dijo ayer públicamente la Lazio, y ven como un sinsentido que desde la semana que viene sus futbolistas puedan ir a correr en cualquier parque y, en cambio, tendrán cerradas las puertas de sus ciudades deportivas, donde podrían hacerlo en condiciones de seguridad.
La situación es tensa. El periódico ‘Tuttosport’ publicó en su portada las caras del presidente Conte y la del ministro Spadafora titulando "están matando al fútbol". El 'Corriere dello Sport', en su primera página, habló de "motín del calcio". La Serie A considera el 14 de junio como última fecha disponible para recuperar los 124 partidos aplazados por la emergencia COVID-19 y salvar el movimiento. Después, sería imposible terminar las competiciones antes de agosto, como pide la UEFA. Los daños económicos en esta situación superarían los 800 millones de euros y serían impredecibles en el futuro. "El escenario, si no volvemos, es devastador", dijo a AS el director comercial del Bolonia, Christoph Winterling.
Los primeros problemas, en este sentido, llegarían pronto. Si no se recuperan los partidos, las televisiones rechazarán pagar el último plazo de los derechos de trasmisión 2019/20, 220 millones. Sin esos, varios equipos ya dejaron caer "serias dificultades" para inscribirse al próximo campeonato. A este drama hay que añadir los previsibles juicios y recursos de los equipos de Serie B si el campeonato se termina bloqueando los ascensos (el Benevento de Pippo Inzaghi es primero con 20 puntos de ventaja…). El fútbol italiano empuja para volver en condiciones de seguridad y el enfrentamiento será político: Gravina tendrá que gestionar las presiones desde los clubes y la prudencia de Gobierno y Comité Olímpico. Y, por supuesto, esperar que la curva de contagios y fallecidos siga bajando.