Carlos, el Olmo que sigue en Zagreb
El hermano de Dani Olmo, que continúa jugando en el filial del Dinamo Zagreb, atiende a AS desde su confinamiento en la capital croata.
La marcha de Dani Olmo al Leipzig no evitó que su apellido continuara vinculado al Dinamo Zagreb. Carlos (Terrassa, 1996), su hermano mayor, sigue ligado al club más grande de Croacia, en cuyo filial juega desde el pasado verano. El centrocampista egarense atiende a AS desde su confinamiento en Zagreb, donde hace tan solo unos días sufrió un terremoto. "Estoy a la altura de mi apellido", asevera.
¿Cómo se produjo su llegada al Dinamo Zagreb? ¿Fue porque jugaba allí su hermano?
En realidad no. Yo ya había jugado en Craocia –para el Dragovoljac en la temporada 2015/16- y me habían visto. Incluso había entrenado con el Dinamo durante la fase de recuperación de una lesión. Me conocían y se pusieron en contacto conmigo para proponerme jugar con el filial. Como mi hermano jugaba en el primer equipo nos pusimos de acuerdo muy rápido.
Tanto para usted como para Dani debió ser un orgullo coincidir en Zagreb.
Totalmente. Para mí fue un orgullo pertenecer al mismo club que mi hermano Dani. Fue una lástima que no pudiéramos coincidir en ningún entrenamiento porque yo llegué a subir al primer equipo, pero fue durante algún parón de selecciones. También fui a Bosnia a jugar un par de amistosos. Me quedé con un sabor amargo por no poder entrenar con Dani, habría sido muy grande.
Se hartarían de jugar juntos cuando eran pequeños. Incluso le enseñaría a dar sus primeros toques al balón.
Claro, cuando Dani aún no se aguantaba de pie ya jugábamos juntos al fútbol. Lo colocaba en el suelo y nos pasábamos el balón. Yo siempre quería jugar con él y él conmigo. Y con mi padre, claro.
¿Su padre le enseñó a usted y usted fue quien enseñó a Dani?
Así fue. Mi padre empezó a jugar conmigo y cuando Dani pudo se unió a nosotros. Al principio le enseñábamos nosotros y ahora es él quien nos da clases.
¿Cómo de importante ha sido su padre en su vida y trayectoria futbolística?
Mi padre siempre ha sido la mayor influencia que he tenido a la hora de tomar decisiones, tanto en el fútbol como en la vida. Siempre ha sido el último al que he escuchado. Nunca ha tomado ninguna decisión por mí, pero me ha aconsejado hasta el final y me ha ayudado a mejorar como futbolista. Tanto a Dani como a mi nos dice: 'Elijáis lo que elijáis voy a estar con vosotros y os voy a ayudar en todo lo que pueda'. Siempre ha sido un apoyo muy importante. Ahora, con la marcha de mi hermano a Alemania, también. Estuvo pendiente de si quería ir a Leipzig o prefería estudiar otra posibilidad. Él siempre le ha aconsejado, pero el que decidió fue Dani.
¿Es una presión que su apellido sea Olmo?
Ser el hermano de Dani Olmo ni me ha beneficiado ni me ha perjudicado, siempre he sido uno más. Aunque la frase 'mira, el hermano de Dani Olmo' en croata ya la conozco. Pero es normal, estoy orgulloso de que reconozcan por ser su hermano y creo que, hasta el momento, estoy a la altura de mi apellido. La gente al escuchar que venía al Dinamo Zagreb estaba expectante por ver qué tipo de futbolista era. Estaban pendientes de ver si daba la talla y las criticas que he recibido hasta ahora han sido bastante positivas. Cuando he jugado me han dicho que lo he hecho bastante bien, aunque lo he hecho poco porque me rompí parciamente dos ligamentos del tobillo...
¿Qué siente cuando ve a Dani jugar con España o competir en Champions? ¿Esperaba que llegara a ese nivel?
Es un orgullo ver a mi hermano jugar con la selección española. Verle disfrutar en la Bundesliga o jugando Champions League es un orgullo, me llena de felicidad. Pero es algo que se ha trabajado desde pequeñito. Siempre ha tenido muy claro que quería ser futbolista y lo ha conseguido. Estoy seguro de que a nivel futbolístico va a hacer algo muy grande. Está trabajando para eso y estoy segurísimo de que lo conseguirá.
Son perfiles distintos y podrían complementarse en el campo.
Sí, Dani empezó jugando de delantero o extremo. Aún puede jugar en esas demarcaciones, pero su posición más habitual es por dentro, de '10'. Al final hemos acabado jugando los dos en el centro del campo, aunque yo mi perfil es más defensivo y de creación de juego. Me encantaría poder jugar con él porque nos entenderíamos bastante bien. A Dani le encanta jugar entre líneas y a mí me gusta mucho buscar ese pase. Por cómo se mueve y siendo hermanos lo pasaríamos muy bien. Sería un sueño hecho realidad.
Tampoco se han enfrentado, ¿cómo sería jugar contra él?
Siempre he tenido el gusanillo de cómo sería jugar contra Dani porque me tocaría defenderle y no se lo pondría nada fácil. La realidad es que, ahora mismo, él está a otro nivel. Está en el Leipzig, que juega en la Bundesliga y está clasificado para los cuartos de final de la Champions. Son palabras mayores pero claro, es mi hermano y le conozco muy bien. Sé que si jugara contra él le costaría superarme.
Dónde sí se miden es en la Play Station.
Siempre. Jugamos al FIFA y al Fornite. Él es mejor al FIFA, pero no tiene nada que hacer en el Fornite. Le salva que siempre jugamos en pareja y aprovechamos para hablar. Lo normal entre hermanos que viven separados. Justo me acaba de hablar para echar unas partidas al Fornite. Me quiere comer terreno, pero lo tiene complicado. Cuando jugamos juntos hacemos buen equipo. Nos entendemos bien hasta en la Play.
¿Cómo lleva estar lejos de su hermano?
Bien. Yo estoy feliz porque Dani ha dado un paso muy importante. Le hacía falta dar el paso a una de las grandes ligas europeas. Estoy muy ilusionado por el proyecto que le han ofrecido en Leipzig y espero que pronto comience a tener los minutos que le han faltado en el inicio de la segunda parte de la temporada. Creo que lo merece. Yo seguiré trabajando duro en Zagreb. Me acabo de recuperar de una lesión de tobillo y tampoco he podido jugar todo lo que me habría gustado este curso. Espero que la cuarentena acabe pronto porque tengo unas ganas locas de tocar un balón.
A su familia le ha tocado vivir separada la crisis sanitaria. Su padre y su hermano en Alemania, su padre en España y usted en Croacia. ¿Cómo lo llevan?
La situación que nos ha tocado vivir no es agradable. Mi madre está en Barcelona y no lo está pasando bien, y mi hermano y mi padre están en Alemania. Yo estoy solo en Zagreb. Y, por si fuera poco, acabamos de sufrir un terremoto. Pero lo llevamos lo mejor que podemos. Toca esperar y quedarse en casa, que es muy importante. Siempre nos llamamos, hablo todos los días con mi hermano para ver qué hace. Estoy todo el día encerrado y si no hago esas cosas acabaré volviéndome loco.
¿Cómo vivió el terremoto?
Hubo varios. El primero fue a las seis de la mañana. Estaba durmiendo y no lo noté. El segundo fue a las siete y cuarto. Ahí sí que me di cuenta. Me desperté y estaba todo temblando. Al principio me quedé en la cama pensando: '¿Qué es esto?'. Mi reacción no fue pensar que estaba sufriendo un terremoto, pero cuando pasó cogí el móvil y vi llamadas perdidas de mis amigos de Zagreb diciéndome desde las seis que saliera de casa. Me preguntaban que qué estaba haciendo, que cómo podía seguir durmiendo después de un terremoto. Al ver todos esos mensajes me puse lo primero que pillé y me fui a una zona segura. Fue increíble. Por suerte el edificio en el que vivo es nuevo y no ha sufrido daños, pero otros bloques antiguos de Zagreb no han tenido la misma suerte. Hubo desprendimientos, cayeron tejados, piedras en los coches... No fue nada agradable. Y menos en plena crisis sanitaria.
¿Algún conocido ha sufrido daños?
Tengo un amigo al que le ha afectado bastante. Hasta el punto de no poder estar en casa porque están puede que tengan que tirarla. Ha sufrido daños importantes en la estructura y no es seguro estar allí. Espero que la situación mejore y le vaya todo súper bien. Estoy en contacto con él, me dice que dentro de lo malo él está bien, pero la estructura está seriamente dañada y estamos esperando novedades.
¿Cómo es su vida en Zagreb?
Cuando no hay que estar en casa puedo hacer vida normal por la mañana entreno y estoy en las instalaciones del club. Luego como con algún amigo del equipo y por la tarde poca cosa. Estudio croata, voy al gimnasio y el poco rato que tengo libre vengo a casa. Aquí veo la tele, hablo con mis padres, con mi hermano o con amigos, juego a la Play o salgo a tomar un café. También vamos al centro, que Zagreb es muy bonito.
Estará estudiando croata.
Sí, porque puedo hablar con los compañeros en inglés, pero creo que es importante que si estoy jugando en Croacia sepa croata. Cuando el entrenador está hablando en el vestuario a todos los compañeros no lo entiendo porque el idioma no tiene nada que ver con el nuestro. Luego me lo traducen, pero no es lo mismo. Por eso creo que es importante conocer el idioma. El croata es muy complicado, debe ser uno de los idiomas más difíciles que hay en el mundo porque hay muchas palabras que significan lo mismo pero cada una se usa en un contexto. Es un idioma muy culto, de mucho vocabulario y formas gramáticas.
¿Qué echa más de menos de la vida sin confinamiento?
Lo que mas echo de menos es levantarme por la mañana, vestirme, coger las cosas e irme a entrenar. La rutina de ir a entrenar, comer, descansar un poco e ir al gimnasio... La rutina es lo que mas echo de menos. Ahora me levando, desayuno y me quedo en casa. Como y me quedo en casa. Ceno y me voy a dormir. Es jodido. Lo que más echo de menos es entrenar, hablar y ver a la gente de Zagreb, ir a tomar un café... Hemos llegado a un punto en el que echo de menos hasta ir al gimnasio.