REAL ZARAGOZA

El primer partido del Zaragoza

El Domingo de Ramos de 1932, dos días después de su constitución, el nuevo club se estrenó con un amistoso frente al Valladolid en Torrero, imponiéndose por 4-0.

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El Zaragoza Fútbol Club se fundó el 18 de marzo de 1932 y disputó su primer partido dos días después, frente al Valladolid en Torrero. Fue un amistoso de devolución de visita, porque el Iberia, la mitad más uno del nuevo club y el garante y transmisor de los derechos federativos, había dicho adiós al fútbol una semana antes en el campo de la Sociedad Taurina de la capital vallisoletana.

Ese 20 de marzo de 1932 era Domingo de Ramos y Torrero, hasta entonces conocido como la ‘catedral gualdinegra’, registró una gran afluencia de público, pese a la tarde desapacible por el fuerte cierzo. Antes de empezar se izaron juntas en uno de los mástiles las banderas del Iberia Sport Club y el Zaragoza Club Deportivo como símbolo de unión. Y a la salida del nuevo Zaragoza al terreno de juego fueron arriadas ambas banderas en medio de un silencio de emoción y entre aplausos se izó la nueva bandera blanca del Zaragoza Fútbol Club, blasonada en el centro por el escudo de la ciudad.

Además, Benjamín Simón, histórico conserje de Torrero y utillero primero del Iberia y luego del nuevo Zaragoza hasta 1953, había sustituido los colores amarillo y negro marcados por todo el campo por el blanco y el azul. “Era necesario –dijo- formar un solo club en nuestra ciudad para salvar el derrumbamiento que se avecinaba. Pero... cuesta mucho trabajo hacer desaparecer unas franjas y unos colores históricos como los del Iberia. Ahora toca a todos laborar por el Zaragoza Fútbol Club, y a procurar que los nuevos colores no desmerezcan jamás”.

A las tres y media de la tarde, ante la atenta mirada del colegiado aragonés Domingo Duce, otro histórico del Iberia, los jugadores del Zaragoza y el Valladolid se reunieron en el centro del campo y, antes de posar para los fotógrafos, lanzaron los hurras de rigor: “¡Por el Zaragoza, hip, hip, hurra”; “¡Por el Valladolid, hip, hip, hurra!”. Y ya dio comienzo un partido que el Zaragoza dominó con gran autoridad y acabó con un contundente 4-0. El extremo vizcaíno Gregorio Rolloso fue el autor del primer gol de la historia del Zaragoza, al recibir un pase de Zorrozúa, internarse y disparar fuerte y colocado. En una segunda parte de total dominio aragonés marcarían también Zorrozúa, Anduíza y de nuevo Rolloso.

Abono mensual de la temporada 1932-33, la primera oficial del Zaragoza, firmada por el tesorero Luis Ferrer.

Ésta fue la ficha técnica de ese histórico primer partido:

Zaragoza: Osés; Chacártegui II, Chacártegui I; Epelde II, Orcolaga, Salas; Rolloso, Zorrozúa, Anduíza, Tomás, Almandoz.

Valladolid: Irigoyen; Chuchi Pombo, Olarán; Gabilondo, Ros, Murube; Escudero, Pinto, Pablo López, Julito, Grande.

Árbitro: Domingo Duce.

Goles: 1-0: Rolloso. 2-0: Zorrozúa. 3-0: Anduíza. 4-0: Rolloso.

Apuntar que todos los jugadores del nuevo Zaragoza, los once profesionales que jugaron en el estreno, además de los amateurs Blesa, Latre, Perico y Mendiburu, eran hasta hace dos días futbolistas del Iberia, al igual que el entrenador Elías Sauca, otra vieja gloria gualdinegra.

El Zaragoza Club Deportivo, o Zaragoza ‘tomate’, como es bien sabido, había sido dado de baja en la Federación Española de Fútbol el 2 de diciembre de 1931 y carecía de equipo de fútbol y de futbolistas. Oficialmente se mantuvo en pie tres meses y medio más, pero sin ninguna actividad, ya que, por sus deudas, también perdió el arrendamiento del campo de la Calle Asalto.
El 4-0 del estreno dejó un gran sabor entre los espectadores y también entre los principales críticos deportivos de la ciudad.

Antonio Adrados dejó escrito en ‘Heraldo de Aragón’: “No ha podido comenzar bajo mejores auspicios el nuevo club. Queda un aspecto interno de la vida del mismo, que a todos por igual atañe resolver. Su vida económica. De nada habrá de servir el que pasemos buenas tardes en el campo y en que nos rompamos las manos de aplaudir, si después no pensamos en la necesidad de resolver tan importante problema. No basta, no, con esto. Es necesario que todo el mundo se crea en el deber de alistarse como socio, de pagar su cuota mensual y de hacer que sus familiares, amigos y relaciones lo hagan también. Entre todos es fácil sacar adelante el club. Entre pocos será difícil. Basta volver la vista atrás. El ejemplo es aleccionador y debe estimularnos a que la nueva obra no se derrumbe entre indiferencias y frialdades. Manos a la obra. De aquí a un mes el Zaragoza F.C. debe tener tres mil socios para que esté asegurada su vida. Los nuevos dirigentes necesitan contar con esa posibilidad para aventurarse a que la temporada termine dignamente. Que no podamos decir nunca a la afición que unos cuantos señores, sacrificándolo todo, llegaron a establecer las bases para constituir un solo club, porque así los exigían las circunstancias y que éste club fue recibido con abundantes palmas y que después se le dejó morir en medio de la indiferencia de los más. No, que no podamos decir eso nunca. Que lo que podamos decir sea, que para el fútbol aragonés un Domingo de Ramos fue el día de su Resurrección”.

‘Chominchu’ apuntó lo siguiente en ‘Diario de Avisos’: “Con un triunfo tan destacado como merecido inició el novel Zaragoza F.C. sus lides deportivas. No puede ser más brillante el comienzo de su vida. Los bravos muchachos zaragocistas jugaron con entusiasmo y acierto, consiguiendo batir por cuatro veces al Valladolid”.

También Miguel Gay, entonces corresponsal del diario deportivo ‘Excelsius’ de Bilbao, se sumó a las felicitaciones, pese a su conocida militancia ‘tomate’, a su declarada enemiga deportiva al Iberia y a que siempre se había mostrado contrario a la formación de un único club: “A pesar de que hemos mantenido muchas veces un criterio contrario al del Club único en una ciudad como Zaragoza, expresamos a los directivos nuevos nuestro propósito de ayudarles decididamente. A lo mejor nuestro proyecto de dos clubs –proyecto o ilusión- no se puede llevar a cabo. De todos modos, es lo mismo. Todo nuestro entusiasmo y el de todos los zaragozanos se empleará a favor de este once que ha surgido con tan buena entrada y tan buena victoria. Sencillamente, el equipo era el mismo del Iberia, cambiado de uniforme: blusa blanca y pantalón azul. Pero el nuevo club entra con el pie derecho”.

Añadir finalmente que como aperitivo del partido de presentación del Zaragoza Fútbol Club se jugó el Gure-Txoko-Madrid amateur, 0-2. El Gure-Txoko (Nuestro Rincón, en español) estaba formado en su mayor parte por universitarios vascos, aunque también había aragoneses, como los hermanos Latre, y pasó a ser de inmediato el equipo aficionado del nuevo club.

Por el Gure-Txoko jugaron Marcellán; Iruretagoitia, Baselga; Bonet, Latre I, Ansuátegui; Ignacio, Aznárez, Berasategui, Ibarra y Latre II, mientras que el once del Madrid amateur estuvo formado por Semprún; Tomás, Corellán; Fuentes, Mendizábal I, Ginés; Mendizábal II, Escrivá, Sancho, Sánchez, Urretavizcaya. Con el arbitraje de Marqueta, Sancho y Sánchez fueron los autores de los goles.

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