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BARCELONA

Setién, dos meses de crisis en crisis en el Barça..., pero líder

Al técnico cántabro le ha pasado de todo desde que llegó, pero está primero en LaLiga. Este viernes se cumplieron dos meses del anuncio de su fichaje.

Setién, dos meses de crisis en crisis en el Barça..., pero líder
Rodolfo MolinaDIARIO AS

"Ha pasado todo tan rápido que me da pena no poder haberlo disfrutado más. Me gustaría que esto durase toda la vida". Quique Setién cumplió este viernes dos meses al frente del Barça y, aunque le ha pasado de todo, como responsable directo o no, hace apenas una semana aseguró que estaba encantado. Y eso que su estancia en Barcelona, de momento, ha sido absolutamente volcánica y, en el método, algo contradictoria. Setién dijo a su llegada que hablaría con Valverde, pero hace pocos días admitió en una entrevista a 'El Periódico' que, "finalmente", no lo hizo. También, en su presentación, el 14 de enero, avanzó que podría cambiar cosas en el dibujo. Cosa que hizo, pero que olvidó pronto.

Pero vayamos por partes. Quique Setién debutó como entrenador del Barça el 18 de enero en un Barça-Granada que, pese a solventarse con un cortísimo 1-0, generó una artificial corriente de ilusión entre ciertos sectores del entorno culé. El Barça dio 1.005 pases pero, de los mismos, sólo 203 fueron hacia delante. El 3-1-4-2 activado por el técnico cántabro terminó de ponerse en cuestión los dos siguientes partidos. Griezmann salvó al Barça de un desastre en Ibiza y, finalmente, el inventó se fue al traste con el 2-0 de Valencia, donde el equipo fue un juguete ante el equipo de Celades. El 3-1-4-2 se desveló aburrido y estéril en ataque y fragilísimo en defensa. Por eso, y con la 'recomendación' de algún jugador, pasó a mejor vida entonces.

Antes del partido ante el Valencia, Setién había vivido su primera crisis en los despachos. El técnico cántabro se alineó con el club en la decisión de mandar a Carles Pérez a la Roma con Suárez ya lesionado. "Dembélé se va a salir", dijo para combatir el pesimismo. Días después, el francés se rompió y el Barça se quedó tieso de efectivos. De por medio, otras noticias alteraron el ecosistema del vestuario. Además de las dudas sobre el cambio del entrenador, los jugadores se reprocharon entre ellos la culpabilidad final de la destitución de Valverde. Además, trascendió un incidente entre dos pesos pesados del equipo en el trascurso de un entrenamiento. Setién, sin embargo, fue capaz de controlar el caos.

El cántabro regresó al plan Valverde (recuperó el dibujo del 4-3-3) y vivió un par de partidos de tregua (Leganés y Levante), pero el Barça, sin Griezmann en el once contra todo pronóstico, fue eliminado de la Copa del Rey por el Athletic de Bilbao. En San Mamés, y después de que la derrota del Madrid ante la Real pareciese abrirle la puerta al título, jugó un partido correcto pero no aprovechó sus ocasiones. Setién, como el vestuario, recibió la derrota en el último minuto con una aceptación sorprendente. El cántabro llegó a decir: "Estoy satisfecho".

Antes de llegar a su primer mes como entrenador del Barcelona, Setién ya estaba bajo la lupa en la previa del partido en su anterior casa, el Benito Villamarín. Ayudado por un empujoncito arbitral (Sergi Roberto pudo ser expulsado antes del descanso), el Barça ganó 2-3 gracias a tres asistencias de Messi. Esa victoria y la del Getafe hicieron líder de LaLiga al Barça. Setién pensó que esas dos victorias servirían para calmar el entorno azulgrana y que viviría al fin días tranquilos, pero fueron los días del escándalo I3 Ventures, que culminó en pañolada contra Bartomeu en el partido ante el Eibar.

Luego vino la semana más importante del curso. En Nápoles, el Barça empató (1-1) pero decepcionó a su gente, que se aburrió, vio un equipo sin alma pese a las tablas y temió por el futuro del equipo en cuanto se enfrentase a un equipo más potente. Las malas sensaciones de San Paolo se confirmaron en el Bernabéu, donde la pésima segunda parte pesó más que una aseada primera mitad. Como en Bilbao, Setién volvió a mostrarse negacionista. Tanto que, una semana después, repitió hasta cinco veces en la rueda de prensa previa al partido ante la Real Sociedad que habían generado siete ocasiones de gol en el Bernabéu. Lo peor del Clásico no fue eso, sino el ruido que se generó alrededor de los aspavientos de Eder Sarabia. Como tantas otras cosas, la vehemencia del segundo entrenador dividió al barcelonismo. Un grupo aplaudió la censura pública de Sarabia a los futbolistas, acusados de poder absoluto. Otros lo vieron como un acto populista y de falta de respeto que sólo habría sido legitimado en caso de decírselo de tú a tú a los jugadores. Desde el club no tuvieron dudas. Sarabia tuvo que pedir perdón por las formas y Setién, reprochárselo en público. No le quedaba otra, por más que luego saliese Sarabia a decir que estaba "orgulloso" de ser como es y que no iba a cambiar. De lío a lío, de convulsión en convulsión, el Barça llegó a la pasada jornada a dos puntos del Madrid, con el goalaverage perdido y con muy malas sensaciones.

Pero tal vez sea verdad que Setién tiene algo de Cruyff. Y no en su romántica idea del juego. Sino en los guiños del fútbol, la flor. Pese a acumular tres derrotas desde que llegó, dos de ellas en Liga donde, sin ir más lejos, el Barça sólo perdió un partido en toda LaLiga hace dos años, el cántabro cumple dos meses como líder de LaLiga después del triunfo ante la Real Sociedad y la derrota ante el Betis. Un escenario absolutamente inesperado pero real. A Setién, el parón por el coronavirus, confirmado poco antes de cumplir su segundo mes como entrenador del Barça, le permitirá hacer la pretemporada que no pudo en verano, recuperar físicamente a sus jugadores e insistir en conceptos que todavía no terminan de ser bien puestos en práctica por sus jugadores. Dos meses después, Setién sigue en pie, líder en LaLiga y con todas las opciones de Champions abiertas. Ya avisó: "Me empuja el viento del norte".