ESPANYOL - ATLÉTICO DE MADRID

Hermoso regresa entre dudas a donde dio su mejor rendimiento

El central del Atlético llega como visitante a Cornellà, donde hace un año era indiscutible y llegó a la Selección. Sólo ha jugado 210 minutos en lo que va de 2020.

RAFA APARICIODIARIO AS

Siete meses y diez días después nada en el Atlético se parece a lo que Mario Hermoso dejó atrás en el Espanyol. Porque Hermoso (Madrid, 1995) allí donde este domingo regresa era un pilar, cuarto futbolista de campo más utilizado por Rubi, 3.106 minutos, 35 partidos, sólo se perdió nueve. Luis Enrique le llamó para la Selección, cuatro partidos, le interesa al Arsenal, le interesaba al Bayern de Múnich, su teléfono no dejaba de sonar. Entre tantas novias, Hermoso eligió a la rojiblanca. En verano se convertía en la venta más cara de la historia del Espanyol. 25 millones, maleta al Atlético.

Un Atlético que perdía a Godín y a Lucas Hernández. Una posición, la del último, que parecía encajarle a Hermoso como un guante. Central izquierdo, el único natural de la plantilla, podía jugar también en el lateral zurdo, donde sólo estaba otro nuevo, Lodi. Su salida de balón limpia, en largo, en corto, la mejor de los cuatro centrales, parecía que le abriría las puertas en la pizarra de un Cholo que buscaba jugar con mejor pie. Siete meses y diez días después, sin embargo, en el Atlético no es indiscutible y sólo le hicieron, de hecho, las lesiones de Giménez y Savic.

Algo que le aúpa a ser el décimo futbolista de campo más usado por el Cholo, el segundo central (1.431' por delante de los 1.372' de Savic y los 1.283' de Giménez), pero con asterisco: en 2020, Savic ya recuperado y listo, Hermoso apenas ha jugado 120' ante la Cultural y 90' ante el Granada. 210' de 930' posibles. Y ya.

Hermoso, en el Espanyol-Atlético del pasado curso.RODOLFO MOLINADIARIO AS

De fijo a jugar el 43% de los minutos

El mejor momento de Hermoso en el Atlético fue entre octubre y noviembre. Entró en el once del Cholo para formar con Felipe una pareja real pero no sólo por la combinación de sus nombres sino también por su solidez juntos. El madrileño acababa de pasar por otro momento duro como rojiblanco: quedarse en la grada ante dos de sus ex, el Madrid y el Valladolid. Siete meses y diez días después el tercer fichaje más caro del verano (por detrás de João, 127 millones, y Llorente, 40) sigue sin encontrar su sitio.

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