REAL ZARAGOZA / EL ANÁLISIS

El Yamiq o el 'quinto' central

El marroquí, como Puado o Burgui, ha confirmado el acierto de las prescripciones de Víctor. El tiempo ha dejado claro que el fichaje de otro central no fue un capricho del técnico ni un perjuicio para Clemente, sino un beneficio para todo el equipo.

ALFONSO REYES

Cuando se conoció que Víctor Fernández incluía un defensa central entre sus peticiones para el mercado invernal se generó un debate, incluso con algún grito elevado al cielo, sobre la conveniencia o no de fortalecer esa demarcación antes que otras en una economía tan precaria como la del Real Zaragoza. ¿Para qué necesita el equipo otro central, si tiene cuatro? o ¿cómo se puede cortar ahora la proyección de Clemente?, fueron preguntas que se lanzaron al aire con mayor o menor intención. Nada nuevo en una industria del espectáculo tan expuesta como el fútbol profesional, donde caben todo tipo de opiniones, hasta las más disparatadas.

Bueno, pues vino El Yamiq ––llegó, vio y venció–– y de la crítica se pasó sin solución de continuidad al elogio, sin duda merecido, de un defensa central que le ha dado velocidad, agresividad, presencia y liderazgo a la defensa del Real Zaragoza. De lo demás, en especial de una zaga que era vulnerable como pocas en la categoría y se ha reformado de arriba abajo con éxito en apenas seis meses, ya ni se habla, como no se habla de que Clemente, al que Víctor dio confianza y cuidado con especial mimo desde el primer día, hizo un notable partido frente al Deportivo como… lateral izquierdo. ¡Menuda extravagancia, alinear a Clemente como lateral izquierdo! Bromas aparte, ahora sólo se habla de El Yamiq… Ya no es el quinto central, ni su presencia es un directo perjuicio para Clemente, ahora es el primero.

Víctor Fernández no es infalible y no siempre acierta. Y ahí tenemos, por ejemplo, el caso del japonés Kagawa, que, pese a su enorme impacto mediático, ha defraudado y no está para casi nada. Pero desde finales de agosto el tiempo no ha hecho más que darle la razón al técnico en sus diagnósticos y en sus recomendaciones, empezando por Javi Puado, al que conocía muy bien y ya quiso fichar para el Castilla en el verano de 2017 cuando era director de la cantera del Real Madrid, continuando por el marroquí El Yamiq, al que prefirió sobre otras opciones que estaban bastante más avanzadas por el Zaragoza, y acabando por Burgui, cuya incorporación, como la de otros extremos que estuvieron en cartera hasta última hora, se consideraba innecesaria. Está por ver el rendimiento de Dani Torres y de André Pereira, pero no han venido para ser titulares sino para dar amplitud y recursos a una plantilla más equilibrada, fiable y competitiva.

En una temporada cargada de desgracias y de desdichas como nunca antes, el Zaragoza ha hecho de la necesidad virtud y ha respondido con acierto a cada contratiempo. El mérito hay que repartirlo, pero las prescripciones de Víctor Fernández han resultado decisivas y resulta imposible esconderlas o reducirlas.

Por suerte, el Zaragoza, liderado por un profeta en su tierra, sigue conformando partido a partido su candidatura al ascenso directo, ajeno a debates menores o desnaturalizados.

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