El Manchester City del jeque explotó con Robinho
El grupo de Abu Dhabi lo adquirió el 1 de septiembre de 2008 y empezó a realizar ofertas a diestro y siniestro. El brasileño fue el primer galáctico en llegar al conjunto skyblue.
El 1 de septiembre de 2008 Manchester cambió para siempre cuando el jeque Mansour bin Zayed Al-Nahyan se convertía en el máximo accionista del Manchester City con el Abu Dhabi United Group for Development and Investment a cambio de 250 millones de euros. El hermano mayor del United (se fundó en 1894) quería empezar a discutir la hegemonía de los diablos rojos en la ciudad y en el fútbol inglés y además, de inmediato.
Ese mismo día, empezaron a salir ofertas de fichaje a diestro y siniestro desde el lado azul de Manchester. El jeque quería dar un golpe de efecto vistiendo de skyblue a uno de los grandes futbolistas del momento.
Uno de los que la recibieron fue el Real Madrid y por Robinho, entonces estrella blanca que llevaba todo el verano tratando de forzar su salida al Chelsea. Sólo un día antes de irse, convocó a la prensa y explicó los motivos de su rebeldía. "No fue una, ni dos, ni tres veces las que mi representante y mi padre fueron al club a renovar y el club tampoco se interesó mucho por mi permanencia. No tengo nada contra Cristiano, pero tengo mi orgullo. Ahora como el club no ha conseguido fichar parece que no les interesa que me vaya, pero mi intención es salir", soltaba como un misil directo al Real Madrid y también a un Bernd Schuster ("No es mi padre, es mi entrenador") que se comprometió a recuperar al 10 para la causa.
Así, una hora y media antes del cierre, el joven Robson vio como sus deseos se hacían realidad pero, no él como esperaba. El Manchester City puso 40 millones de euros sobre la mesa, al contado, y se llevó al brasileño, cuyo agente Wagner Ribeiro intentó hasta última hora que el Chelsea, igualara la oferta. Los de Londres no lo hicieron, el brasileño ya era skyblue.
Un breve y ruinoso idilio
El primer galáctico del City de Abu Dhabi no salió ni mucho menos como esperaban. El brasileño aseguró que se convertiría "en el mejor del mundo" pero se quedó lejos. En su primera temporada, 14 goles en Premier League dejaron buen sabor de boca pero no llegó a copar las expectativas del que fue el segundo fichaje más caro del verano de 2008 tras Dimitar Berbatov, por el que el United subió hasta los 45 millones de euros. Solo uno en su debut ante el Chelsea (derrota por 1-3) fue ante uno de los grandes equipos que dominaban entonces. Su mejor partido en la Premier llegó en octubre con su hat trick al Stoke y en la Europa League apenas se le recuerda un gol al Twente.
Si dentro del campo brilló a medias lo hizo más fuera, donde las fiestas le condenaron a ojos de Mark Hughes, que desaprobó su vida nocturna. "Me gustó Manchester, el City, los restaurantes... pero no olvidemos las discotecas. Tenía imagen de fiestero. Y sí, me gustaba la fiesta", aseguró en 2017 a Daily Mail donde también decía que se ponía más empeño en vigilar por la noche a los futbolistas brasileños (Jô, Elano...) que a los ingleses, como Joe Hart, Micah Richards o Wright-Phillips.
En su segunda temporada, el declive. Una lesión de tobillo le dejó fuera once partidos y desde la llegada de Mancini desapareció del equipo titular. Cinco partidos a sus órdenes hasta que el 28 de enero de 2010, solo tres días después de su cumpleaños, se iba cedido a Santos.
53 partidos (a más de 800.000 €/partido), 16 goles (2,6 millones por gol) y cero títulos fue el balance del primer gran fichaje del ya no tan nuevo propietario.