Osasuna aprende a vivir sin el Chimy, el emblema de El Sadar

EI pasado verano Osasuna anunciaba el fichaje de Chimy Ávila, delantero argentino que tuvo que buscarse la vida desde muy niño tras una infancia muy dura y con muchas necesidades, y que se dio a conocer en el fútbol español durante las dos temporadas que jugó en el Huesca cedido por San Lorenzo.

LLegaba a Pamplona El Comandante, un verdadero torbellino. Pronto se ganó el cariño de sus compañeros y la afición. Verle jugar era un espectáculo. Siempre dándolo todo, buscando el gol para su equipo... Pronto se desató la Chimymanía y comenzaron los rumores de que podría salir en el mercado de invierno. Sin embargo, en el minuto 55 del partido frente al Levante, en los últimos días de mercado, Ávila sufría una grave lesión de rodilla. Rotura de ligamento cruzado. El Sadar enmudeció y la afición supo que no sería lo mismo sin él. Ocho meses de calvario le esperan, pero no estará solo. Hasta Marc Gasol se lanzó. "Mucha fuerza genio". Su pequeña hija le ayudará a no rendirse. Al menos eso le prometió cuando ella rompió a llorar desesperadamente al ver el vídeo de la lesión de su padre. "¿Sabes que papá va a volver más fuerte que nunca y va a hacer muchos goles? ¿Cómo le dicen a papá? El Comandante de la guerra, entonces vamos a volver más fuertes ustedes, mamá, la tía... Tenemos mucha gente que nos quiere y nos ayuda. No hay que llorar campeona", le intentaba consolar el futbolista. Lo mismo podía haber hecho con la afición, que ahora trata de aprender a vivir sin su ídolo. "Volverá más fuerte", insistió su agente, Jorge Bilicich.

Su hinchada le espera para disfrutar de sus goles. Hasta su lesión, el argentino llevaba 9 en 20 partidos de Liga, una media estupenda. Los hizo en la primera vuelta y se puso a la altura de Vergara e Iriguibel, y solo superado por Urban, que en la temporada 1990-91 marcó 11 tantos antes del ecuador liguero. Chimy anotó siete en otros tantos partidos seguidos.