Para esto vino Griezmann
Más allá del debate del nueve, el francés fue decisivo el día que ni Messi ni Suárez podían rescatar al Barça. El francés sacó al equipo y a Setién de un problemón en Ibiza.
Si el Barça estuvo dos veranos detrás de Griezmann fue para algo parecido a lo de Ibiza. Más allá de jugar contra un equipo de Segunda División B al que los azulgrana estaban obligados a ganar por decreto, la situación se había vuelto casi dramática y el francés evitó un terremoto de alta escala. Sus dos goles en los dos únicos remates serios a portería que hizo su equipo en todo el partido (el otro fue un disparo suavísimo de Rakitic) metieron al Barça en octavos y evitaron que los ojos del socio mirasen al banquillo e incluso al palco. Setién y Bartomeu pueden coincidir en darle gracias al francés.
Griezmann fue la solución, pero también un síntoma. Fue el titular que menos tocó el balón en el Barça todo el partido, 32 toques. Menos incluso que Neto (33). Menos incluso que un suplente, Carles Pérez (34). Sucede que Griezmann es un jugador que no juega para la galería, sino para ser pragmático. Y en eso fue el mejor de largo del Barça en Ibiza. Va en su precio, 120 millones de euros, pero lo hizo en unas circunstancias nada fáciles, con un equipo algo perdido en el plan que sobrevivió gracias al instinto del francés, capaz de hacer dos desmarques precisos con dos finalizaciones de estrella.
Si el Barça pretende que Griezmann sea el nueve que puede paliar los cuatro meses de ausencia de Suárez, no será sencillo. Mientras que Messi y Suárez, que han estado de baja por lesión en periodos relativamente amplios, han colaborado en 26 y 25 goles respectivamente durante el curso, él lo ha hecho en 15 jugándolo prácticamente todo (11 goles y 4 asistencias). Lo que no se puede poner en duda es su capacidad como futbolista. En Ibiza, además, tiró por el suelo las teorías de que desaparecía lejos del Camp Nou. Fue el único jugador del equipo con filo y ganó toneladas de credibilidad dejando al Barça vivo en la Copa.
Griezmann, además, puede atribuirse un mérito más. Está adaptándose a lo que le demanda el equipo en cada momento. Un gesto de humildad que habla muy bien de él. Una estrella amoldándose a las necesidades del grupo. Para no alterar el ecosistema de Messi y Suárez, se acostó a la banda izquierda desde principio de temporada con disciplina táctica, aunque eso repercutiese claramente en su rendimiento. Lució menos y se asomó muchos menos al gol. Fue una versión light del Griezmann del Atlético. Ahora, Quique quiere encajarlo en la posición de segundo delantero. A eso también respondió en Ibiza. Sus definiciones después de los servicios de De Jong y Alba, con el que también empieza a entenderse con la mirada, fueron los de un delantero de rango superior. Cuando no estaban Suárez ni Messi, apareció él. Para eso vino Griezmann al Barça.