El Athletic es muy respetuoso con su torneo favorito
El Intercity, muy inocente y sin punch físico, no le hizo ni cosquillas. Garitano no concedió nada y salió con Íñigo Martínez y Raúl García. Buenos minutos de Larrazabal e Ibai.
Antes de salir a jugar el Athletic al Martínez Valero, le llegaron noticias de que el Alavés había descarrilado en Jaén, un soberano sopapo que ponía en evidencia a un Asier Garitanbo que no deja de tambalearse en el alambre de Mendizorroza. Su tocayo Gaizka no es hombre de ir por la vida de sobrado, se abrigó en Elche ante un Tercera con jugadores muy cargados de partidos como Íñigo Martínez y Raúl García (ambos repitieron con respecto al Eibar el sábado). Y puso en liza a Williams, tal vez en los tres casos por aquello de la activación que necesitan en ocasiones los futbolistas con mucha energía. Sería por sus ganas de ponerse la armadura de la prudencia, porque desde el minuto uno se vio que el Intercity es, en efecto, un equipo de Tercera que palidece ante un aspirante a ganar el título. Encima, repitió nueve jugadores que habían actuado el domingo a mediodía en su competición. Le desplazaron de su estadio, se metieron en un feudo con hierba natural y más de 30.000 asientos, de los que no se poblaron ni 5.000, y tal vez por eso nunca se puso a la altura de un enemigo de más pedigrí. Pasó el Athletic sin ningún padecimiento. La nueva Copa no le pilló los dedos. El fútbol es arte por dentro pero que nadie olvide que alguna vez ensalzó a los extremos, y lo dejaron sentado Ibai y un Larrazabal que celebró su vigésimo segundo cumpleaños con un gran partido y dos asistencias.
A los 52 segundos, Peña, el que se supone que tenía que liderar al equipo alicantino por galones, pifió en un centro de Larrazabal desde la derecha y dejó masticado el gol de Ibai, que volvió a levantar los brazos como león más de cuatro años después. El gol más tempranero por delante del de Muniain en San Mamés ante el Espanyol (minuto 4). El Intercity estaba sin chispa, tocaba pero no le llegaba la velocidad para siquiera turbar la paz de los rojiblancos. Raúl García, que no conoce de este tipo de partidos trámite, hizo una entrada dura que rompió el bostezo general. Hubo jugadores que aprovecharon la noche ilicitana. Como esos dos extremos que intervinieron en el 1-0. O Beñat, que profundizó en lanzamientos desde fuera. Uno de ellos pegó en el poste de Poveda.
Williams calentó fuerte en el descanso. Daba pinta de que iba a salir, que estaba consensuado. pero se frenó la salida al campo con el segundo tanto visitante. Larrazabal seguía poniéndole ganas y dio una asistencia a Beñat, que marcó en otro de sus zapatazos marca de la casa. Ibai se esforzó en un par de ocasiones en meter un gol olímpico, y en una de ellas, por propio ímpetu, Raúl García sacó una pelota, que, eso sí, parecía ir a manos del portero local. En el segundo tiempo el Intercity aún se fue desplomando más, se quedó sin oxígeno, el ritmo le pasaba por encima, y eso que el Athletic iba en tercera. hasta acabó con diez por lesión de uno de sus hombres. Villalibre estuvo lento en una ocasión clara y buscó algo de protagonismo antes de desfilar. Salió Sancet y al final Kodro, al que le hicieron un penalti de pardillos absolutos. Lo anotó Kenan. Principio y fin que firma cualquier equipo, con regalos del pobre al rico. Al menos los jugadores locales se fueron con camisetas de sus adversarios. Algo positivo sacaron.