SERIE A

Borja Valero levanta la mano entre las dudas del Inter

De no jugar ni un minuto hasta octubre a engranar a un proyecto que atraviesa urgencias tras las lesiones de Sensi y de Barella. No celebró el gol en su venerada Florencia.

FILIPPO MONTEFORTEAFP

El Inter ha vivido la semana más dura del recién iniciado ciclo de Antonio Conte. A las primeras de cambio, el proyecto del técnico mejor pagado del Calcio se fue a pique en la Champions y la crítica, furibunda, se ha lanzado contra el de Lecce. En particular la de algún colega como Sacchi, que le lanzó una dentellada inmisericorde, acusándole de la decisiva derrota contra el Barcelona por poner en liza un equipo defensivo y entregarle al bisoño Barcelona el dominio del centro del campo. La gasolina al fuego llegó con la famosa carta al director en el Corriere dello Sport antes de viajar a Florencia.

El Inter ha perdido gas, pero no es menos cierto que las lesiones de Sensi y Barella, principalmente, han tenido mucho que ver. Basta con echar un vistazo a lo que los dos jóvenes hicieron en aquel cruel partido del Camp Nou. A ellos les sustituyó Gagliardini, que también ha pasado a la enfermería. ¿Y entonces? Conte se vio obligado a rebuscar en el armario y a recuperar para la causa a Borja Valero. El español, a sus 34 años, inició la temporada más fuera que dentro del Inter. “Conte me dijo lo que pensaba claramente, pero yo soy testarudo y me quedé”, afirma. Se expuso a lo que ha sucedido. Encadenó las doce primeras jornadas del Scudetto sin jugar ni un solo minuto, viviendo desde fuera la eclosión del dúo Lukaku-Lautaro como el niño que arde por no poder disfrutar de un juguete ajeno. Pero las apreturas llegaron en forma de lesiones y Borja ha levantado la mano, esperando como un juvenil su oportunidad. De no jugar ni un minuto hasta octubre a engranar al equipo en plena fase de dudas.

Pero como siempre, el balón se muestra agradecido al paso por sus pies. Le bastaron ocho minutos para asociarse con Brozovic, interpretando con inteligencia los espacios a la espalda de la defensa de tres centrales de Montella. Después, descoyuntó la cintura de Milenkovic antes de localizar el remate dentro del área con la misma relajación con la que se paseaba hace tiempo por la Piazza del Duomo de Florencia. A renglón seguido recordó precisamente eso y pidió perdón a su venerada afición viola.

Valero, que acaba contrato en junio y no hay ningún indicio de que vaya prolongar su estancia en Milán, se ha convertido en vertebrador de un Inter que parecía de vuelta y ahora encaja golpes buscando las cuerdas. Muchos se acuerdan del partido del Barcelona, pero no tantos del traspié inicial con el Slavia de Praga, que bien pudo costarle al equipo también el pase a octavos. Aquella tarde Borja ni siquiera estuvo en el banquillo.

El español ha respondido a los titubeos del Inter, sin rencor hacia su técnico, con un 90 por ciento de promedio en el pase para ayudarle a digerir el resbalón europeo como un viejo veterano del Milanesado llamado a filas. Fue el interista más resuelto en Florencia, aunque al equipo no le dio para ganar en un Artemio Franchi que despidió con cariño al que fue su capitán. Si Conte busca líderes que arrimen el hombro en la carrera de fondo con la Juventus, haría mal en menospreciar el talento, la clarividencia y el oficio del jugador español.

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